Este 25 de Octubre próximo se realizarán las elecciones de representantes de graduados no docentes en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción (FACSO-UNA), revelando una inquietante realidad: la influencia de actores vinculados al poder político, especialmente desde ONGs de gran peso en el ámbito social, y a la esfera partidaria de izquierda.
En particular, destaca la figura de la Decana Ada Vera, bajo el amparo del exsenador Sixto Pereira, auto proclamado nuevamente presidente del Partido Tekojoja. Vera sigue ejerciendo una notable influencia en la estructura burocrática de la facultad, manteniendo a un equipo de leales en posiciones clave.
La FACSO se ha convertido en uno de los últimos bastiones de poder para esta élite en declive. Hasta el Apoderado de Tekojoja por Asunción, Abog. Rolando Amarilla, figura como Secretario de la Facultad.
Las elecciones, aprobadas bajo la Resolución N° 12-00-2024 (S.L. 17/09/2024), permiten la postulación de candidatos para el Tribunal Electoral Independiente (TEI), la Asamblea Universitaria, el Consejo Superior Universitario y el Consejo Directivo para el periodo 2024-2027, pero han estado marcadas por la controversia. El predominio de candidatos que no solo son graduados, sino que también ejercen como docentes o funcionarios activos en la FACSO, ha generado serias dudas sobre la legitimidad de la representación que ofrecerían a los egresados.
Ada Vera y su influencia en la FACSO
Ada Vera ha consolidado un control férreo en la FACSO. La constante presencia de personas cercanas a Vera en puestos clave sugiere que las decisiones responden más a intereses personales que al bienestar académico.
La situación institucional no es la mejor. Hace poco, se denunció el estado lamentable de la Carrera de Sociología, con el respaldo de un Cuerpo Directivo que vota en bloque a favor de la decana. Estas representaciones —docentes, estudiantes y egresados— han sido cuestionadas por su silencio o por decisiones inconsultas que afectan a toda la UNA, como el caso del proyecto de ley «Hambre Cero».

«Graduados por la FACSO»: mismas personas y promesas repetidas
El único movimiento de egresados en estas elecciones, denominado «Graduados por la FACSO», busca transmitir un mensaje de inclusión y mejora. A través de sus redes sociales, promueven más becas, la defensa de la autonomía universitaria y de la educación pública y gratuita. Sin embargo, la mayoría de sus candidatos son docentes o funcionarios, lo que plantea serias dudas sobre la posibilidad de un cambio real.
Entre los candidatos destacan figuras como Mónica Ruoti, docente jubilada recontratada para la orientación de tesis, y Patricia Cristaldo, coordinadora de gestión académica, ambas con vínculos directos al decanato. Asimismo, representantes de ONGs cercanas a la decana figuran como suplentes. Vidal Acevedo (SERPAJ Py), conocido por secundar mociones para archivar denuncias de violencia política contra egresados en eventos de la FACSO, refuerza la percepción de que las estructuras de poder responden a intereses cerrados alineados a Ada Vera.
Candidatos y su vínculo con la administración
A continuación, se presenta un resumen de algunos de los candidatos, sus funciones y salarios:
1. Mónica Ruoti: Docente jubilada, recontratada para la orientación de tesis. Salario: 1.500.000 Gs.
2. Laura Benítez: Docente de «Abordaje Profesional III». Salario: 2.640.128 Gs.
3. Patricia Cristaldo: Coordinadora de Gestión Académica. Salario: 5.988.654 Gs.
4. Gloria Vargas: Docente de «Abordaje Profesional IV» (Trabajo Social). Salario: 2.640.128 Gs.
5. Mariene Rodríguez: Docente de «Abordaje Profesional IV» (Trabajo Social). Salario: 2.640.128 Gs.
6. Nadia Staple: Docente de «Abordaje Profesional II» (Trabajo Social). Salario: 2.640.128 Gs.
7. Sheyla Acosta: Docente encargada de tutorías de tesis. Salario: 1.426.078 Gs.
8. Andrea Agüero: Hermana de una ex consejera del Consejo Directivo.
9. Rodolfo Florentín: Docente de «Teoría Sociológica». Salario: 1.426.078 Gs. También desarrolla funciones administrativas cercanas al decanato.
Impacto en la independencia de los representantes de egresados
La independencia es clave en la representación de los egresados, y la participación de candidatos que son también docentes o funcionarios amenaza esta independencia. Muchos egresados han expresado su descontento por la falta de consulta en las decisiones tomadas ante el Consejo Superior Universitario (CSU) o el Consejo Directivo de la Facultad. En grupos de WhatsApp, se ha mencionado que no se ha hecho un seguimiento adecuado de la situación laboral de los egresados, muchos de los cuales carecen de oportunidades y apoyo.
Además, se ha señalado que los representantes de egresados tienen mayores posibilidades de obtener cargos docentes en la FACSO, perpetuando viejos vicios denunciados anteriormente en movimientos como «UNA NO TE CALLES».
La función de los representantes no debería limitarse a defender los intereses de quienes aún están vinculados a la facultad, sino de aquellos egresados que ya no tienen un rol activo en la vida universitaria. La participación de candidatos con un pie en la administración y otro en la representación desvirtúa el propósito de estas elecciones, comprometiendo la imparcialidad en la defensa de los derechos de los graduados.
Continuismo o muerte política de la izquierda caviar en la UNA
Las elecciones en la FACSO están lejos de ofrecer una renovación genuina o una representación autónoma. La continua presencia de actores cercanos a la administración universitaria, como Ada Vera, garantiza que las dinámicas de poder sigan siendo las mismas, alejadas de los intereses de los egresados no vinculados activamente a la facultad.
El contexto profesional de los trabajadores del sector Ciencias Sociales se va pauperizando y achicando, más aún, en el contexto de una polémica ley represiva contra las ONGs.
El conflicto de intereses y la endogamia académica son problemas estructurales que debilitan la independencia de las decisiones en la Facultad de Ciencias Sociales. Mientras este desequilibrio no se solucione, las elecciones continuarán reflejando los intereses de una pequeña élite, en detrimento de una verdadera representación democrática de los egresados y del fortalecimiento de las ciencias sociales en la UNA.