El «científico» en nutrición y género, Martin Winter, afirma haber llegado a conclusiones sorprendentes a partir de su investigación, aunque la asociación entre nutrición y género pueda parecer discutible.
Según Winter, las características tradicionales de género se reflejan no solo en las estructuras sociales, sino también en nuestra dieta. Argumenta que el consumo de carne es un símbolo asociado a la masculinidad, y que los ideales masculinos están profundamente conectados con frases como «Para ser grande y fuerte, se necesita carne». Winter sostiene que comer carne se vincula con la fuerza y el dominio, lo que explicaría por qué los hombres suelen estar a cargo de la parrilla más que las mujeres.
Winter, describe el asado como un «ritual primitivo», en el que los hombres recrean simbólicamente la época en que demostraban su poder sobre la naturaleza al cazar y traer a casa su presa, lo que convierte al consumo de carne en un hecho «sexista» que busca «subyugar simbólicamente» a la mujer.