Como cada mes de junio de los últimos años, quienes nos resistimos a que nos digan que tenemos que hacer, que tenemos que comer o que tenemos que pensar, nos preparábamos para ser avasallados por la ola multicolor. Pero pasaron cosas.
El hecho más importante que pudo haber significado un cambio en la mentalidad de los consumidores, y por supuesto en la de las empresas, fue el masivo boicot a Budweiser luego de hacer una campaña publicitaria con un activista trans.
Luego de esa campaña, Anheuser-Busch InBev perdió en valor de mercado más de 7 mil millones dólares y, por primera vez desde 1982, dejó de ser la cerveza más vendida de los Estados Unidos.
¿Hubo empresas que no supieron leer el humor de la gente? Claro, siempre las hay. Por ejemplo, la firma Target, una cadena de tiendas de conveniencia con más de 2.000 sucursales en todo Estados Unidos lanzó una colección de ropa con la temática del “Mes del Orgullo” orientada a niños y bebés, perdió US$ 10 mil millones de dólares en valoración de mercado en apenas 10 días como respuesta inmediata y directa a la abrupta caída en las ventas.
Estos dos boicots hicieron que las grandes empresas abrieran los ojos y entendieran que, la gran mayoría de las personas, los consumidores, los que pagan sus salarios, no quieren que nadie les imponga una agenda.
Incluso Starbucks, una de las más agresivas en la difusión de la agenda LGBT, se ha vuelto más consciente de la presión conservadora y decidió eliminar los artículos relacionados. Además, Starbucks, cambió su póliza de seguro médico y ya no cubrirá ciertos cuidados para los empleados transgénero.
Walmart, Amazon, Apple, Google, CNN, New York Times, NBC News, The Washington Post, entre otras, este año evitaron agregar (o eliminaron) los colores de la bandera LGBT en sus logos, dejando en claro que finalmente lo que importa “son los billetes” y no con quien se relacione románticamente cada uno, pero, lo mejor de todo esto, es que los consumidores también nos dimos cuenta, tengámoslo en cuenta en el futuro.