Dos miembros de la Knesset (el parlamento de Israel) presentaron un proyecto de ley la semana pasada que, de alguna manera, prohíbe que fieles de la fe cristiana puedan discutir o tratar de persuadir a israelíes de otras religiones para que consideren cambiar sus creencias religiosas actuales.
El proyecto de ley propone que los infractores vayan «un año» a prisión. Si la conversación es con un menor, alguien menor de 18 años, el castigo sería «dos años de prisión». El proyecto de ley incluye en las prohibiciones, «las conversaciones digitales».
Por lo tanto, producir y publicar videos en línea explicando el Evangelio a judíos o musulmanes en Israel, y a aquellos de cualquier otra fe religiosa, se volvería ilegal. Publicar libros, otra literatura impresa, artículos en línea, podcasts u otras formas de medios que expliquen la vida o el ministerio de Jesús también se volvería ilegal.
Los autores de esta legislación, Moshe Gafni y Yaakov Asher, son miembros judíos ultraortodoxos de la Knesset. Ambos son miembros de Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), un partido político Haredi que tiene un total de 7 de los 120 escaños en la actual Knesset pero que son voces influyentes, y votos importantes, dentro de la coalición gobernante de 64 escaños liderada por Netanyahu.
Quienes conocen los pormenores de la política israelí afirman que, a pesar del peso político que pudieran tener los miembros de UTJ, afirman que tanto Netanyahu y la mayoría, si no todos, los miembros del partido Likud siempre han demostrado que son inflexibles en preservar y proteger al estado judío como una democracia liberal, protegiendo a las minorías religiosas y étnicas bajo el imperio de la ley.