En mi tierna infancia fui criado por mi abuela católica y conservadora (era miembro del Opus Dei). Además, con una nona dueña de una hermosa y prolija biblioteca, mi niñez transcurrió entre libros, misas casi diarias y rezos del rosario varias veces a la semana. Yo miraba a Marcelina, así le decíamos a la matriarca de la familia, como un ejemplo a seguir, ya que admiraba sus conocimientos, su carácter y su capacidad de hacer negocios. Fue alrededor de los cuatro o cinco años que aprendí a leer y a escribir; las operaciones matemáticas tardaron un poco más; creo que no es necesario aclarar que fue ella quien me enseñó.
¿A qué viene toda esta nostálgica introducción?
Porque que mi abuela sería, en especial, para el movimiento woke, una radical y peligrosa, una fanática que debería ir presa. De hecho, en Inglaterra, Isabel Vaughan-Spruce, una mujer que solía rezar frente a las clínicas de aborto, fue arrestada usando esos argumentos.
Si bien, con apoyo de ADF International, una organización dedicada a la defensa de la libertad de pensamiento, Vaughan-Spruce consiguió una indemnización por parte del Comando Policial de West Midlands, la preocupación persiste, puesto que no se trata de un evento aislado, sino de una actitud constante contra el cristianismo.
Ahora bien, actitud totalmente diferente es la que el wokismo tiene frente al islam, que, irónicamente, condena con la muerte la mayoría de las banderas progresistas tan de moda.
Según el Centro Pew de Investigaciones, en el mundo existen 1900 millones de musulmanes, además, tienen la tasa de crecimiento poblacional más alta del mundo. De ese total, el 25% son radicales yihadistas, unos 475 millones. Pongamos los datos en perspectiva, Bolivia tiene una población aproximada de 12 millones. Es decir, que los combatientes musulmanes son el equivalente a 39 veces la población del país. De ahí, que grupos de radicales como el Estado Islámico y Hamás puedan estructurar cédulas armadas alrededor del mundo con demasiada facilidad.
Hace apenas un cuarto de siglo atrás, cuando yo estaba en los primeros años de universidad, hablar de la presencia de musulmanes en Bolivia parecía una cosa improbable. Sin embargo, en especial, después del asalto al poder por parte del cocalero Morales y sus secuaces, nuestro país cambió su orientación geopolítica, pues dejamos de buscar la integración a los mercados occidentales para alinearnos con la teocracia iraní.
Efectivamente, fue Evo Morales el primer presidente boliviano en visitar Irán. Asimismo, los acuerdos de seguridad y la apertura de la Escuela Militar Antiimperialista, con financiamiento de los ayatolas, despertaron las alarmas en países vecinos y centros de investigación en seguridad internacional. Al respecto, John Griffiths, jefe de estudios de AthenaLab, explica:
El nuevo acercamiento de Bolivia e Irán en mayo 2023 es algo que debiera ser importante para Chile, porque lo que sabemos es que se firmó el acuerdo, pero no hay claridad del contenido del mismo. En efecto, esa opacidad es uno de los elementos más preocupantes, porque un acuerdo en seguridad y defensa implica asesorías, transferencia tecnológica, y puede implicar una serie de otras cosas, como entrenamiento, construcción de drones y cohetería que, por lo demás, es algo en lo que los iraníes tienen muchísima experiencia.
Por su parte, María José Mora, experta en Medio Oriente y académica del Instituto de Historia U. Andes, comenta:
La verdad es que a Irán nunca le había interesado mucho a América Latina, pero le empiezan a interesar una vez que comienzan a cerrarse las sanciones que Estados Unidos y Occidente le van a imponer producto del plan nuclear. De tal modo, busca en América Latina algunos socios que les ayuden a saltarse el aislamiento. Y es ahí donde va a incrementar sus conexiones políticas y económicas con algunos países en América Latina, en especial, con las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI.
A modo de cierre, mientras los militantes del wokismo se esfuerzan en destruir la historia y la cultura de Occidente, al extremo que tratan como genocidas a genios de la talla de Thomas Jefferson, los musulmanes van capturando nuestros países, por ejemplo, Europa ya no existe más. Estamos reemplazando los valores de la libertad y la vida por los del sometimiento y la muerte, ¿ustedes quieren eso para sus hijos y nietos? Yo no.




