Una ola de violencia sacudió a Taipéi tras una serie de apuñalamientos coordinados en el sistema de metro y zonas aledañas, que dejó al menos tres personas muertas y cinco heridas, según confirmaron las autoridades taiwanesas. El ataque generó escenas de pánico en una de las áreas más transitadas de la capital, en un país donde este tipo de delitos son poco frecuentes.
De acuerdo con los primeros reportes oficiales, el agresor —un hombre de unos veinte años— habría utilizado granadas de humo o bombas de gasolina para sembrar confusión antes de atacar con un arma blanca en las estaciones de Taipéi y Zhongshan. Testigos relataron momentos de caos, con pasajeros intentando huir mientras el humo invadía los andenes. Una de las víctimas fatales murió al intentar detener al atacante.
El primer ministro de Taiwán, Cho Jung-tai, calificó los hechos como “un acto deliberado” y aseguró que el sospechoso actuó de manera planificada. Según explicó, el individuo llevaba una máscara y llegó a lanzar “cinco o seis” artefactos incendiarios o de humo durante el ataque. Aunque el motivo del atentado aún no está claro, Cho confirmó que el presunto agresor tenía antecedentes penales y órdenes de detención pendientes, por lo que su vivienda ya fue allanada por las fuerzas de seguridad.
El desenlace del ataque se produjo mientras el sospechoso huía de la policía. En circunstancias que aún están bajo investigación, logró acceder a la azotea de un edificio cercano y cayó al vacío, muriendo en el lugar. El alcalde de Taipéi, Chiang Wan-an, indicó que todo apunta a que el agresor “se suicidó saltando desde un edificio para evitar su detención”. Además, señaló que el hombre era buscado por negarse a cumplir el servicio militar obligatorio.
El presidente taiwanés, Lai Ching-te, expresó su consternación por lo ocurrido y anunció un refuerzo inmediato de las medidas de seguridad, así como una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y garantizar la seguridad pública. “Actuaremos con rapidez y firmeza”, afirmó.
Testigos presenciales aportaron detalles que reflejan la brutalidad del ataque. Uno de ellos relató a la cadena local EBC News que inicialmente pensó que se trataba de un simulacro. “Después vi a una persona con un cuchillo y lanzando granadas de humo”, contó, describiendo cómo un hombre intentó reducir al agresor en medio del caos.
Aunque Taiwán es considerada una de las sociedades más seguras de Asia, el ataque reavivó el recuerdo de un episodio similar ocurrido en 2014, cuando un apuñalamiento en el metro de Taipéi dejó cuatro muertos y conmocionó al país. El responsable de aquel crimen fue ejecutado dos años después. El nuevo episodio vuelve a abrir el debate sobre la seguridad en espacios públicos y la prevención de delitos violentos en la isla.




