El subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Christopher Landau, lanzó una contundente crítica hacia la Unión Europea y los países que integran simultáneamente la OTAN, señalando una “flagrante inconsistencia” entre sus acciones dentro de ambos organismos. Las declaraciones, realizadas a través de un posteo público, han generado fuerte impacto en el debate geopolítico transatlántico.
Landau afirmó que su reciente viaje a Bruselas para la reunión ministerial de la OTAN le dejó una impresión dominante:
“Estados Unidos ha ignorado durante mucho tiempo la flagrante inconsistencia entre sus relaciones con la OTAN y la UE. Se trata prácticamente de los mismos países en ambas organizaciones”.
El funcionario norteamericano cuestionó que, cuando los aliados europeos hablan desde la OTAN, insisten en que la cooperación transatlántica es “la piedra angular de nuestra seguridad mutua”. Sin embargo —advirtió— cuando esos mismos países actúan como miembros de la UE, adoptan políticas que, según él, son abiertamente contrarias a los intereses estadounidenses.
Landau mencionó una lista de tendencias que considera problemáticas:
“la censura, el suicidio económico/fanatismo climático, la apertura de fronteras, el desprecio por la soberanía nacional/promoción de la gobernanza y la fiscalidad multilaterales, el apoyo a la Cuba comunista, etc.”
Para el subsecretario, estas políticas no solo contradicen los compromisos asumidos dentro de la OTAN, sino que socavan la seguridad occidental y erosionan las bases de la civilización que —dijo— ambas regiones comparten.
El mensaje sube el tono de la crítica estadounidense hacia la burocracia europea. Landau fue directo:
“O las grandes naciones de Europa son nuestros socios en la protección de la civilización occidental que heredamos de ellas, o no lo son. Pero no podemos fingir ser socios mientras esas naciones permitan que la burocracia no electa, antidemocrática y poco representativa de la UE en Bruselas implemente políticas de suicidio civilizatorio”.
Las palabras llegan en un momento de redefinición estratégica para Washington, en el marco de la nueva política exterior impulsada por la administración estadounidense. Landau expone así un malestar creciente en sectores de la diplomacia norteamericana respecto al rumbo político de Bruselas y a la competencia entre la lógica de la seguridad militar, que prima en la OTAN, y la agenda regulatoria y globalista de la UE.
La postura del subsecretario promete abrir un nuevo capítulo en la relación con Europa, donde las tensiones entre soberanía, seguridad y modelos de gobernanza se vuelven cada vez más visibles. Queda por verse cómo responderán las capitales europeas —y la Comisión Europea— frente a una advertencia que, lejos de ser diplomática, suena a ultimátum político.




