Por Peng Chi-ming, ministro de Medio Ambiente de Taiwán
El cambio climático no es un desafío del futuro: es la realidad que define nuestro presente. Su impacto trasciende el ámbito ambiental y reconfigura las economías, los sistemas productivos, las ciudades y la vida de las personas. Taiwán, consciente de su vulnerabilidad, ha decidido transformar este reto en una oportunidad para la innovación, la resiliencia y el liderazgo sostenible.
Durante el verano de 2025, el sur y el este de la isla fueron golpeados por tifones consecutivos y lluvias torrenciales que causaron graves inundaciones. Estos eventos no fueron simples desastres naturales, sino una advertencia clara de cómo el cambio climático afecta directamente la seguridad, la estabilidad económica y el bienestar social.
Frente a esta realidad, Taiwán no se mantiene al margen. Como miembro responsable de la comunidad internacional, el país avanza en la implementación de políticas coherentes con los esfuerzos globales para limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Compromisos claros y metas concretas
En 2025, Taiwán presentó su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) para 2035, estableciendo objetivos ambiciosos, transparentes y medibles para una transición hacia una economía baja en carbono. Mediante la publicación periódica de los Informes de Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero y los Informes Bienales de Transparencia, el país demuestra su compromiso con la rendición de cuentas y la cooperación internacional, incluso sin ser Parte formal de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Innovación y transformación hacia la neutralidad de carbono
La acción climática requiere más que metas: exige una transformación profunda de nuestro sistema energético y productivo. Taiwán está impulsando esta transición mediante la expansión acelerada de la energía solar y eólica marina, el desarrollo de tecnologías geotérmicas y de almacenamiento energético avanzado, y la creación de cadenas de suministro de hidrógeno y combustibles bajos en carbono. Paralelamente, promueve la eficiencia energética, la descarbonización industrial, la movilidad eléctrica, el combustible sostenible para la aviación, la resiliencia agrícola y el uso circular de los recursos.
En 2025 se lanzó oficialmente el sistema nacional de tarificación del carbono, con un precio inicial de 10 dólares estadounidenses por tonelada de CO₂ equivalente (CO₂e). Esta medida no solo introduce un incentivo económico para reducir emisiones, sino que marca un hito estructural en la transición hacia una economía verde. Se estima que permitirá reducir 37 millones de toneladas métricas de CO₂e para 2030, fomentando la innovación y la equidad entre los sectores productivos.
Una visión compartida hacia un futuro sostenible
El Acuerdo de París insta a todas las naciones a presentar nuevas metas climáticas antes de 2025. Aunque Taiwán no es Parte de la CMNUCC, ha decidido alinearse voluntariamente con este marco, reafirmando su voluntad de actuar como un socio responsable y comprometido con la comunidad global.
Somos conscientes de que ninguna nación puede alcanzar las cero emisiones netas por sí sola. La lucha contra el cambio climático requiere cooperación, intercambio de tecnología, financiamiento verde y solidaridad internacional. Por ello, Taiwán busca fortalecer su colaboración con países y organizaciones de todo el mundo, compartiendo conocimientos, experiencias y soluciones sostenibles.
El próximo 10 de noviembre, en Belém, Brasil, durante la COP30, el mundo se reunirá nuevamente para acelerar la implementación del Acuerdo de París. Taiwán expresa su firme voluntad de participar y contribuir con su experiencia, convencido de que el progreso climático solo es posible a través de la acción colectiva.
El compromiso de Taiwán es claro: actuar con decisión, transparencia y esperanza. Junto con la comunidad internacional, aspiramos a transformar la crisis climática en una oportunidad histórica para construir un futuro más sostenible, equitativo y próspero para las generaciones venideras.




