Lo que parecía impensable vuelve a suceder en pleno siglo XXI. En Cataluña y otras regiones de España, negocios y viviendas de judíos están siendo marcados con símbolos que evocan los peores capítulos de la historia de Europa.
La situación es alarmante, imágenes y testimonios confirman que pintadas y señales aparecen en escaparates y puertas, buscando estigmatizar y amedrentar a toda una comunidad, tal como hizo el nazismo en los años treinta.
Pero esto es solo el comienzo. Empieza con los judíos, pero no terminarán ahí los delitos de odio. El objetivo real de la alianza entre la izquierda radical y el islamismo es destruir la civilización judeocristiana, las raíces culturales que dieron forma a Occidente y garantizaron las libertades que hoy disfrutamos.
La izquierda es odio, resentimiento y una constante búsqueda de imponer el totalitarismo. Hoy ya tienen al islamismo como aliado y como medio de implantar el terror en las calles y en las conciencias.
No podemos permitir que la historia se repita. Callar ante esto es complicidad. La sociedad española debe reaccionar de inmediato y exigir que las autoridades identifiquen y castiguen a los responsables.
Nunca más es nunca más. Si no defendemos hoy la libertad y la dignidad del pueblo judío, mañana irán por todos los demás.