El 9 de septiembre del 2025, la ciudad de El Alto fue testigo de un evento histórico: Bolivia, con un gol de Miguelito Terceros, le ganó a Brasil y consiguió un espacio para el repechaje del Mundial de Fútbol 2026.
Para quienes superamos los cuarenta años, el resultado nos evocó a la clasificación del mundial USA 94 y a la época dorada de la Selección Boliviana de Fútbol. A los más jóvenes, los ilusiona con sentir aquello que décadas atrás vivieron sus padres y abuelos: una Bolivia victoriosa y jugando un mundial.
De hecho, fueron mis hijos quienes me contagiaron las ganas de volver a mirar un partido de la selección nacional. El pitido final, desató una algarabía por todas las ciudades de Bolivia, pues las calles se llenaron de frenéticos hinchas gritando: «Bolivia gana y se va al mundial», estribillo de una famosa canción de los años 90. Pero más allá del resultado conseguido en la cancha, hay algo que resaltar: durante los festejos no se vio una sola whipala. Otra prueba que para los bolivianos ese trapo multicolor no representa nada.
En realidad, la whipala es el símbolo de una franquicia criminal nacida y administrada desde Cuba. No es un símbolo patrio, menos una tradición indígena, es, tan sólo, parte de una narrativa mentirosa que, mediante el indigenismo y la plurinacionalidad, buscó y busca destruir la nación. Al respecto, Carlos Sánchez Berzain, en una entrevista al diario digital: Infobae, explica:
Hay que recordar que lo que se ha venido en denominar la era política de Evo Morales es en verdad el tiempo de la expansión de la dictadura de Cuba con el financiamiento que a partir de 1999 pone Hugo Chávez y juntos con Lula da Silva y el Foro de San Pablo, se introduce el Socialismo del Siglo XXI, que ha producido la expansión de la dictadura de Cuba, de dictaduras que hoy día existen en Venezuela, en Nicaragua, en Bolivia, el Ecuador de Correa. Y el establecimiento de gobiernos en democracia al servicio de las dictaduras, que yo denomino gobiernos paradictatoriales. Entonces, en ese marco de referencia, lo que se denomina la era política de Evo Morales es en verdad la era del Socialismo del Siglo XXI en Bolivia, de la ocupación de Bolivia por un proyecto transnacional que se ha terminado evidenciando como el de un grupo delictivo y no como un movimiento político.
Bolivia no es plurinacional, es el producto del mestizaje entre las tradiciones hispanas e indoamericanas. Los hermosos rasgos de la mujer boliviana, al igual que del resto de la región, son producto y herencia del cruzamiento que promovió España durante la época de los virreinatos. Empero, Evo Morales y sus jefes cubanos intentaron imponer una versión distorsionada de la historia.
Que más de dos décadas de dictadura en Bolivia no hayan podido imponer la whipala como símbolo patrio en el imaginario colectivo nacional, en realidad, los bolivianos sentimos repudio por ella, es una esperanza en el largo camino de recuperar la libertad en el país. Sin embargo, la ruta es difícil, puesto que la fortaleza de las dictaduras está fundada en la violencia, el engaño, el crimen y la manipulación con el objetivo de permanecer indefinidamente en el poder. Además, los ciudadanos comunes estamos en una situación de indefensión frente a la maquinaria liberticida del régimen.
Con todo, los jóvenes de la selección de fútbol, que es una de las de menor promedio de edad de la eliminatoria, nos alegraron en medio de una crisis política y económica, pero también nos recordaron que somos una sola nación, una sola patria y estamos bajo una sola bandera. Gracias chicos, nos devolvieron la esperanza y el patriotismo. Espero que los más grandes podamos dejarles un país libre y próspero.