El diputado Rodrigo Gamarra presentó un proyecto que plantea el cobro de G. 2.000 a cada vehículo que ingrese a la ciudad de Asunción. Según la iniciativa, los recursos recaudados se destinarían a la creación de un fondo exclusivo para financiar obras en la capital. Actualmente, se estima que unas 600.000 personas ingresan diariamente a Asunción, lo que representaría una recaudación mensual aproximada de G. 36.000 millones (USD 4,8 millones).
La propuesta, sin embargo, vuelve a exponer la falta de creatividad de la clase política, que, una vez más, piensa en soluciones que cargan directamente sobre los bolsillos de la ciudadanía, en lugar de discutir la reducción del gasto público o la implementación de mecanismos alternativos de financiamiento, como la eficiencia en la recaudación, la asociación público-privada o la optimización de los recursos municipales existentes.
En este contexto, surge un argumento clave que merece ser resaltado: si bien es cierto que la gran mayoría de los que ingresan a Asunción diariamente no son asuncenos, son justamente ellos los que dinamizan la economía capitalina. Comercios, restaurantes, estaciones de servicio, oficinas y servicios en general se sostienen gracias a ese flujo constante de personas que llegan desde ciudades vecinas. Sin esa presencia, gran parte de la actividad económica de la capital sería insostenible en los niveles actuales.
En otras palabras, lejos de ser una carga, los “foráneos” que cada mañana pisan la capital representan un salvavidas económico para miles de pequeños y medianos negocios. Penalizarlos con un nuevo cobro no solo resultaría injusto, sino también contraproducente, ya que desincentivaría el ingreso y golpearía directamente al circuito comercial de Asunción.
La medida de Gamarra expone, una vez más, cómo la política nacional suele inclinarse por la salida más sencilla antes que encarar una reforma seria en el gasto público o replantear un modelo de gestión municipal más austero y eficiente.