Un nuevo informe revela que autoridades en China utilizan una herramienta forense para acceder a información privada de teléfonos incautados, afectando tanto a residentes como a viajeros que cruzan las fronteras del país asiático.
Según el análisis elaborado por la firma de ciberseguridad Lookout, el software malicioso se instala en los dispositivos móviles tras interacciones con la policía y permite recolectar una amplia variedad de datos, incluyendo mensajes de texto, imágenes, historiales de ubicación, grabaciones de audio, contactos e incluso contenido de aplicaciones cifradas como Signal.
“Parece que se utiliza de forma bastante extendida, especialmente por lo que he visto en los comentarios de estos foros chinos”, afirmó Kristina Balaam, investigadora de Lookout.
El informe advierte que “cualquiera que viaje a la región debe ser consciente de que el dispositivo que lleve consigo podría ser confiscado y todo lo que contenga podría ser recolectado”, destacó Balaam, en referencia a los riesgos de vigilancia y recopilación de datos personales.
El espionaje sistemático a ciudadanos y viajeros es una práctica habitual del régimen comunista chino, que recurre a estas tecnologías de vigilancia digital como parte de su estrategia de control interno y monitoreo masivo de la población y de cualquier persona que transite por su territorio.