La subversión es una estrategia psicopolítica de distorsión de la realidad utilizada por la izquierda en su guerra por las mentes y las almas de los seres humanos. La palabra subversión proviene del latín subvertere que significa “trastornar”, “alterar” o “dar vuelta”. Debido a que para Marx “en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen colocados cabeza abajo, como en una cámara oscura…absolutamente del mismo modo que la inversión de los objetos sobre la retina…”[1], la estrategia comunista lógica, por lo tanto, será la subversión, lo cual significará mistificar, dar vuelta o trastornar todos aspecto de la realidad que contraríe las pretensiones revolucionarias.
La retórica de la subversión se observa descaradamente en el caso de María Fernanda, la jovencita provida asesinada al defender el fruto de su vientre, su hijo, incluso hasta la muerte, y a la cual las siniestras mercenarias de la cultura de la muerte pretenden subvertir hasta convertirla, a fuerza de mentiras, en una mártir de la causa del aborto. Militantes comunistas y abortistas, y sus miles de cuentas falsas en redes sociales, han operado en los últimos días para intentar sacarle provecho a la desgracia de la muerte prematura y violenta de María Fernanda, declarando de forma embustera y engañosa que el asesinato no se hubiera producido si la jovencita hubiera accedido a políticas de aborto. Con esta engañifa pretenden resignificar, alterar el significado, de la muerte de la jovencita provida para promover su agenda inmoral ¿De qué agenda inmoral estoy hablando? Exactamente la agenda contra la que luchó María Fernanda con su ejemplar y combativa conducta, inclusive hasta la muerte: la agenda del aborto.
¿Cómo podrán las hienas del aborto convertir su ejemplo de defensa de la vida hasta las últimas consecuencias en su contrario, una apología del infanticidio intrauterino? ¿Cómo se puede mentir tan descaradamente sobre la defensa que hizo María Fernanda de la vida de su hijo alegando cínicamente que ella estaría viva si intercambiaba su vida por la de su retoño en una clínica de aborto legal? ¿No se enteraron las feministas que se ha decretado un Ay para «los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo?»[2] ¿No saben callar los cuervos del aborto ante la majestad del sacrificio materno absoluto?
María Fernanda, con su propia sangre, ha trazado una línea inconfundible en la batalla cultural, ha partido las aguas, dejando en evidencia a la industria de la muerte y a sus ideólogas, las aborteras y comunistas. Ante tamaña gesta, las abortistas, intentan ensuciar su imagen mintiendo para convertirla en una promotora de su infame causa. Sin embargo, el amor de una madre que supo defender y morir por su hijo, y con su hijo, no podrá ser eclipsado por la aberrante, delirante y atroz agenda de los subversivos e invertidos.