Durante la celebración en la Catedral Metropolitana de Asunción, se lanzó un manifiesto que reafirma la importancia central de la familia como el primer y más esencial refugio de la persona humana. En el acto se destacó el valor de la familia tradicional —compuesta por padre, madre e hijos— como base irremplazable de la sociedad. Al mismo tiempo, se rindió homenaje a quienes, enfrentando situaciones adversas, mantienen vivos los valores familiares: madres solteras, abuelas cuidadoras, padres solos y hermanos mayores responsables.
No obstante, el manifiesto subrayó que, si bien estos esfuerzos son dignos de reconocimiento, nada sustituye plenamente a un hogar bien constituido, condición indispensable para fortalecer a una Nación. Además, se exigió al presidente de la República que cumpla su compromiso de defender los valores familiares y se aleje de agendas ideológicas foráneas que ya han fracasado en otros países. La familia, afirmaron, debe ser reconocida como el verdadero núcleo de la sociedad, y no como una construcción opcional o deformada. «No es una súplica», aclararon, «sino una afirmación firme: la identidad nacional y la fuerza del Paraguay se sostienen en familias sólidas, con la mirada puesta en Dios».
