El régimen chino está evaluando una nueva táctica para ejercer presión sobre Taiwán, sin recurrir a un bloqueo total, pero con el mismo objetivo: aislar a la isla y someterla a su voluntad. Según un informe de The Wall Street Journal, Beijing podría imponer una «cuarentena parcial» sobre Taiwán, utilizando su creciente capacidad naval y aérea para llevar a cabo inspecciones forzadas a embarcaciones que se dirijan a la isla. Este método de asfixia gradual busca doblegar a Taipéi sin causar un colapso inmediato en las rutas comerciales de China, pero sí generando un grave impacto en la economía taiwanesa y global.
La posible imposición de nuevas regulaciones marítimas chinas en torno a Taiwán, especialmente en el puerto de Kaohsiung, podría ser el primer paso de esta estrategia coercitiva. Bajo el pretexto de «inspecciones de seguridad» o «cumplimiento de normativas ambientales», China podría interceptar barcos comerciales y ralentizar el flujo de bienes esenciales a Taiwán, creando un cerco económico sin recurrir a la confrontación militar directa.
El Ejército Popular de Liberación (EPL) ya ha alcanzado capacidades operativas que le permitirían llevar a cabo una cuarentena efectiva en el estrecho de Taiwán, según evaluaciones del Departamento de Defensa de EE.UU. y analistas independientes. A través de sus agencias de seguridad marítima, Beijing puede restringir el acceso a la isla sin una declaración formal de guerra, usando mecanismos de intimidación y sabotaje encubierto.
Uno de los elementos más preocupantes de esta estrategia es el uso de la llamada «milicia marítima civil» china, una flota de embarcaciones supuestamente comerciales que operan con funciones paramilitares. Estos barcos pueden hostigar, bloquear y ejercer control sobre buques mercantes sin que el EPL intervenga directamente, evitando así una escalada inmediata del conflicto. Esta táctica ya ha sido utilizada en el Mar de China Meridional contra Filipinas y Vietnam, con el objetivo de consolidar el dominio chino en la región sin generar una confrontación abierta.
Además de la presión física en el mar, China podría acompañar esta cuarentena con ciberataques dirigidos a infraestructuras críticas de Taiwán. Interrupciones en sistemas de navegación, ataques a redes de comunicaciones y sabotaje en la logística portuaria podrían paralizar la economía de la isla y dificultar la respuesta internacional ante la crisis. En un mundo donde la guerra ya no se libra solo con tanques y aviones, sino también con información y tecnología, el control del ciberespacio será un frente clave en esta estrategia china.
Impacto global
Un intento de bloqueo o cuarentena sobre Taiwán no solo representaría una agresión directa contra la soberanía de la isla, sino que también desataría una crisis internacional con implicaciones militares, económicas y diplomáticas. La importancia de Taiwán en la producción de semiconductores, esenciales para la industria electrónica mundial, haría que cualquier interrupción en su comercio tuviera consecuencias devastadoras para las economías de EE.UU., Europa y Asia.
Ante esta amenaza latente, la comunidad internacional debe tomar medidas firmes para disuadir a China de ejecutar esta estrategia de coerción. La defensa de Taiwán no es solo una cuestión de geopolítica regional, sino un tema de estabilidad global, libertad de comercio y resistencia frente a los métodos de intimidación de regímenes autoritarios.