Un estudio realizado por la Universidad de Oxford sobre 107.583 pacientes ha generado un intenso debate en la comunidad médica y científica. La investigación reveló que las personas que se sometieron a cirugías de cambio de género experimentaron un agravamiento de los problemas de salud mental, duplicando las tasas de depresión, ansiedad e intentos de suicidio en comparación con quienes no se sometieron a estos procedimientos.
La publicación en The Journal of Sexual Medicine encontró que, lejos de mejorar el bienestar psicológico, las cirugías de afirmación de género están asociadas con un aumento significativo en los trastornos mentales. Estos hallazgos coinciden con otro macroestudio publicado en la revista científica Cureus, el cual analizó datos de más de 90 millones de pacientes durante 20 años. Según esta investigación, el riesgo de autolesión e intentos de suicidio en personas que han pasado por estas intervenciones es hasta 12 veces mayor que en aquellos que no lo hicieron.
Los resultados han encendido alarmas entre especialistas en salud mental, quienes enfatizan la necesidad de revisar los protocolos médicos en torno a los tratamientos de afirmación de género. La evidencia plantea interrogantes sobre la eficacia de estas cirugías como solución para la disforia de género y subraya la importancia de considerar alternativas terapéuticas que prioricen la salud mental y el bienestar integral de los pacientes.