La disputa por la Secretaría General de la OEA se complica para el paraguayo Rubén Ramírez Lezcano tras el apoyo oficializado por cinco países sudamericanos a la candidatura del canciller de Surinam, Albert Ramdin. Brasil, Bolivia, Chile, Colombia y Uruguay, todos gobernados por dirigentes de izquierda, han respaldado a Ramdin, lo que deja a Ramírez Lezcano en una situación difícil en la contienda por el cargo.
Los países en cuestión están liderados por Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Luis Arce (Bolivia), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia) y Yamandú Orsi (Uruguay), este último investido el pasado sábado. El apoyo de estos gobiernos se debe a sus afinidades ideológicas con Ramdin, quien es miembro del Partido de la Reforma Progresista (VHP), una formación política de izquierda, inicialmente asociada con la comunidad indosurinamesa.
Ramdin y Ramírez Lezcano tienen posturas diametralmente opuestas en temas clave de la región, como el caso de Venezuela. Mientras Ramdin ha adoptado una posición más conciliadora, Ramírez Lezcano ha sido enfático en su rechazo al régimen de Nicolás Maduro, defendiendo la necesidad de que la OEA «trabaje intensamente» para restaurar la democracia en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Según Ramírez Lezcano, estos países deben «volver al sistema democrático y tener gobiernos respetados y respetables», lo que ha generado fricciones con la izquierda sudamericana, que muestra un apoyo cómplice con los gobiernos autoritarios de la región.
Este giro en el apoyo político hacia Ramdin por parte de los líderes de izquierda sudamericanos ha dejado claro que Ramírez Lezcano no solo enfrenta un desafío electoral, sino también una profunda traición por parte de aquellos que, a nivel regional, deberían ser sus aliados naturales.