El feminismo radical ha vuelto a desatar controversias, esta vez tras los comentarios en redes sociales de algunas feministas que, de manera alarmante, desearon la muerte del bebé varón de la actriz Margot Robbie. Alegaban que un niño no podría valorar el significado de ser «el hijo de Barbie». Estos comentarios, además de demostrar falta de humanidad, plantean serios interrogantes sobre la estabilidad emocional y mental de quienes promueven esta ideología extremista.
El feminismo desvió hacia un discurso marcado por el odio y la deshumanización, enfocándose en el daño hacia los hombres y, en este caso, hacia los niños varones. Más que reflejar una lucha por la justicia social, estas posturas demuestran una crisis de pensamiento, un quiebre con los principios de racionalidad que debería guiar cualquier movimiento legítimo. En este sentido, las tendencias de desprecio y animadversión hacia otros solo pueden describirse como un signo de desequilibrio emocional que atenta contra la misma esencia humana.