Por Gerardo Blanco Alvarenga
No voy a referirme al conflicto diplomático entre Argentina y España que suscitó la intervención del presidente argentino en el marco de un acto realizado por el partido español de tendencia conservadora (VOX) en el que aludió de manera tajante hacia la investidura del primer ministro ibérico (Pedro Sánchez). Acusando a su señora esposa de corrupta, motivo de revuelo y polémicas entre ambas naciones cuyas consecuencias y efectos colaterales han acaparado el escenario político a nivel mundial en las últimas horas.
Más bien quisiera referirme a que todos estos hechos son el producto de un fenómeno social y popular a escala planetaria No me interesa hacer juicios de valor, sino una descripción sociológica del acontecer geopolítico mundial (Aclaro que no soy politólogo ni sociólogo de profesión) tampoco necesito serlo para sentar una postura personal acerca de lo que está ocurriendo en el cada vez más complejo y fangoso terreno de la política a nivel internacional.
Todo este entramado político urdido tiene una explicación más bien sencilla del porque se ha producido una ruptura entre el establishment político/corporativo/feudal: LA CASTA, y los cada vez más desamparados y marginados ciudadanos que no logran comprender como sus supuestos “Representantes” conspiran contra sus libertades individuales, sus anhelos de una vida mejor y el goce pleno de la propiedad privada.
Los valores morales han sido trastocados a través de la intervención de un estado omnipresente en la vida del individuo en aras de una supuesta “justicia social” que lo condena al ostracismo permanente. Esquilmando los recursos públicos al arbitrio del antojo y paladar de los gobernantes de turno. Del concepto cultural de la nación que trabaja unida con el objetivo de hacer grande a la patria, se pasó a una cultura asistencialista en la que solo sobreviven los más picaros, que se convierten en beneficiarios de las políticas del estado y de los recursos públicos, que se los entregan a cambio de someter a toda una sociedad.
Un gran sálvese quien pueda, cuya única salida era doblegarse a la prebenda y a las dadivas gubernamentales o morir de hambre, en un permanente ataque a la diversidad, esperando que todos piensen y actúen igual, hasta convertirlo en un atentado permanente en contra del libre mercado que solo funciona, de manera óptima, sí todos tienen gustos y preferencias diferentes y tienen la libertad de elegir y de producir, sin las imposiciones dogmáticas del Estado.
Si en el año 1974 le hubieran preguntado a un grupo de jóvenes sobre cómo se imaginaban los teléfonos dentro de 50 años, es decir, hoy, muy seguramente ninguno se habría aventurado a imaginarlos portátiles, con el sistema de marcado en la pantalla, con una cámara de fotografía y de cine incorporada y que los podrían usar como un reloj de pulso. El entorno del presente es determinante para imaginar el futuro y realizar ejercicios de prospección.
Algo sucedió por el camino: La batalla cultural
Hoy en día el poder de turno está cuestionado severamente, bajo riesgo de colapsar en todas sus formas posibles. Existe un despertar colectivo de la consciencia crítica hacia el rol del aparato estatal en la sociedad; esto surge a raíz de un hartazgo generalizado contra la tiranía de lo políticamente correcto que socava los tejidos morales de la sociedad, atenta contra la dignidad del ser humano en su integridad pretendiendo moldearlo a su antojo a través de la planificación centralizada del poder omnímodo (ingeniería social y/o constructivismo racional) la promoción del aborto, el feminismo radical, protagonismo excesivo de lobbies LGBT, la normalización de la pedofilia etc.
El fenómeno argentino coagulado en el liderazgo de Javier Milei es un acontecimiento interesante de analizar ya que pone en jaque permanente a toda la cofradía mal llamada “progresista” protagonizada por políticos auto percibidos como “Aristócratas” sempiternos del poder de turno que gobernaron a ese país durante un largo tiempo. (El peronismo en todas sus variantes y formas ideológicas) por décadas han sometido a su electorado como cuales masas coyunturales con el objetivo de subyugarlos como simples esclavos o mercancías electorales incapaces de valerse por sí mismos y al mismo tiempo asustados por los dueños de la “cosecha”. Los trataban como a unos subnormales.
Estos mismos “Aristócratas” rancios y embriagados de poder (La casta) tampoco pueden entender como que su nuevo presidente sea considerado un líder mundial y que la economía argentina sea la joya de la nueva corona, que volvió a aparecer en el radar de todos los grandes centros financieros del mundo como un destino obligado para las inversiones, que buscan la libertad económica plena, como condición necesaria para la producción eficiente, la libre competencia y el respeto a la propiedad privada.
La casta mundial se dedica a amedrentar a los argentinos para que desistan de sus anhelos de libertad. Aislar a la argentina del mundo es el objetivo del kirchnerismo, tratando de hacerla miserable y rodearla, solo, del “lumpen” (vocablo marxista) y de la escoria de la comunidad internacional. El peronismo opositor pretende que argentina se relacione con gobiernos comunistas miserables como los de Miguel Díaz Canel de cuba, Andrés Manuel López obrador de México, Nicolás Maduro de Venezuela y Gustavo Petro de Colombia.
No la vieron, ni la ven
Los analistas políticos, incluso los más pesimistas y críticos con la gestión de Javier Milei advirtieron que se estaba escribiendo historia en tiempo real, y que el mandatario argentino estaba haciendo una gran contribución a la comunicación política. Desafiando a los principales cánones de los tradicionales manuales del mainstream, el libertario había implementado una nueva puesta en escena para empatizar y “conquistar” a los jóvenes que el kirchnerismo perdió hace tiempo.
Soplan vientos de libertad
Sin lugar a dudas el liderazgo carismático y novedoso de Javier Milei será un faro de luz para la oscuridad tenebrosa de occidente sumida en el más triste naufragio de la confusión, sometida a gobiernos populistas y demagogos en detrimento de la libertad y la felicidad de los pueblos.
Enfermos con altas dosis de socialismo rampante que infectan a todo el cuerpo social, envenenándolos hasta matarlos de desesperanza, frustración y depresión. No se trata de imitarlo a él. No se puede. Sí aprender algunas cosas. Lo curioso es que esto no necesariamente tiene que ver con teorías económicas complejas. Hablar con la verdad y ser consecuente siempre es buen consejo. Hasta puede tener premio.