Tras la inclusión del aborto como un «derecho» en la constitución francesa el pasado mes de marzo, el presidente de la República, Emmanuel Macron, presiona a la Unión Europea para que esta práctica antinatura se incluya también en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. En Francia la medida contó con el apoyo de todos los grupos galos, incluidos los conservadores y el partido de Marine Le Pen, y es que solo 30 parlamentarios de los 500 que forman la Asamblea Nacional votaron en contra de esta medida.
Las presiones para introducir la cultura de la muerte en el seno de las instituciones europeas han funcionado, y el pasado 14 de marzo ya se debatió en el parlamento situado en Estrasburgo gracias a los votos de liberales, socialdemócratas e izquierda.
Es un tema que divide a la sociedad. Mientras que algunos países de la UE han legalizado el aborto y lo consideran un derecho fundamental de las mujeres, otros lo ven como un tema moralmente delicado y se oponen firmemente a su inclusión en la legislación europea, pidiendo libertad para cada país de decidir sobre esta materia.
En la moción de resolución que será votada el próximo jueves en el Parlamento Europeo se expone que el acceso a la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SSR), incluida la atención al aborto segura y legal, «constituye un derecho fundamental; considerando que el cumplimiento de los SSR es esencial para mantener la dignidad humana y está intrínsecamente vinculado a la lucha contra la violencia sexual y de género, y al logro de la igualdad de género y una amplia gama de otros derechos humanos como el derecho a la vida, la salud, la privacidad, la seguridad de la persona, la no discriminación, la igualdad ante la ley y la libertad de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes».
Tanto los representantes del Consejo como de la Comisión Europea se han mostrado a favor de la inclusión del aborto en la Carta siguiendo presiones de Francia. En el debate de marzo, argumentaron a favor de este añadido en documento de la UE haciendo hincapié en la importancia de garantizar «los derechos reproductivos de las mujeres como parte integral de los derechos humanos» y sonando la voz de alarma ante el retroceso que otros países estaban experimentando en esta materia.
No se termina ahí
Además del aborto, también se apostilla que las mujeres y los miembros de la comunidad LGBT «todavía enfrentan obstáculos para disfrutar de su autonomía corporal» y que los movimientos «anti-género y anti-derechos están atacando específicamente los derechos sexuales y reproductivos y la autonomía de las mujeres».