Por Silvia Palacios*
En el curso de los debates del congreso internacional del Consorcio de Ganaderos para Experimentación Agropecuaria (CEA), de Paraguay, que celebró los 32 años de su fundación, fue muy patente la indignación que reina en el sector, -y en otros círculos representativos de la sociedad- por las férreas imposiciones ambientalistas provenientes de la Unión Europea y de la política de la Casa Blanca ejecutada por el encargado de asuntos ambientales, John Kerry.
Lo que agrede en duplicidad es que tamaña intervención en los asuntos internos sea avalada con artificios sin fundamento científico de por medio, temas también cuestionados en diversos paneles del evento.
Bajo esos sofismas, la producción agrícola y pecuaria, base de la economía paraguaya, pretende ser sacrificada en el templo del calentamiento global en aras de reducir las emisiones de carbono (CO²) y, más recientemente, de las emisiones de metano (CH4).; obvio que, esto último acabaría con la producción pecuaria, todo un armatoste a cambio de entrar a los volátiles mecanismos financieros de los créditos de carbono, mejor denominados créditos para ¡no producir!
La situación de Paraguay no es única, sino que afecta a América del Sur y a su inigualable potencial agrícola mundial.
Al inaugurar los trabajos, el presidente del CEA, Diego Heisecke, enfatizó que la región en su conjunto es esencial para la producción mundial de alimentos en la mira del presente y del futuro, partiendo del número creciente de habitantes que habitaran el planeta en el año 2030.
“La Humanidad enfrenta hoy el gran desafío de alimentar un mundo en crecimiento desarrollando técnicas de producción más eficientes, competitivas, rentables y que preserven el medio ambiente en un marco amigable con la sociedad”, afirmó
Ante los más de 600 participantes, se compartieron experiencias nacionales y del exterior sobre las mejoras en la producción del campo incluyendo el área forestal. Un aspecto que ratifica la necesidad de darle vida a la integración regional, fueron los aportes de un grupo de investigadores y consultores provenientes de Brasil, involucrados directamente en las formidables mejoras de la productividad y de explotación de regiones nuevas realizadas por la agencia estatal, Embrapa.
Durante los trabajos del Congreso fue dada a conocer la cuarta edición en español del libro «Mafia Verde, ambientalismo nuevo colonialismo», publicado por la editorial Capax Dei, que en portugués ya ha alcanzado su 13ª edición.
El panel de clausura tuvo la presencia de autoridades gubernamentales y dirigentes agrícolas, entre ellos el ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Giménez, y Pedro Galli, presidente de la Asociación Rural de Paraguay (ARP). En ese momento, Lorenzo Carrasco, presidente del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIa), uno de los tres autores de la obra mencionada, presentó a grandes rasgos los contenidos esenciales del libro.
Su exposición fue un panorama de las varias facetas que integran la Mafia Verde, tomando como punto de partida el testimonio que rindió el 8 agosto pasado en una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que se realiza en el Senado de Brasil, sobre las actividades de las organizaciones no gubernamentales (ONG).
“Tales acciones se esconden en la causa noble de la protección del ambiente y de la población indígena, discurso fácil que atrapa el pensamiento y que se ha generalizado gracias a la propaganda favorable de los medios de comunicación de masas. Yo identifico este proceso a la par de un sofisticado “aparato ambientalista e indigenista internacional”, ya que, en sus diversas actividades, las ONG se comportan igual que verdaderas tropas de asalto contra los países dotados de recursos naturales estratégicos, todo para beneficiar a sus controladores y financiadores, principalmente entidades gubernamentales de EUA, Canadá, Reino Unido, Alemania, Holanda y Noruega, opulentas fundaciones privadas, grandes empresas y otros intereses de esos países, hasta los financieros. A lo largo de estas décadas ha quedado al descubierto que el propósito es impedir la expansión de los beneficios de la sociedad tecnológica a todos los pueblos y países del planeta, maniatar el desarrollo de esas naciones, y resquebrajar el Estado nacional soberano.
“Quiero referirme al caso de Brasil porque ilustra ampliamente lo anterior. La estratégica Amazonas ha estado sujeta a graves presiones internacionales con un énfasis exagerado en una dudosa “devastación” de sus biomas. Además de sus vastos recursos minerales, energéticos y biológicos, el gigante sudamericano es la mayor frontera mineral, agrícola y de biodiversidad del planeta, de manera que tratar de sentarlo en el banquillo de los acusados, responde a la ambición de:
- usar la selva Amazónica para hacerla un “colateral” de grandes jugadas de compensación de emisiones de gases de efecto invernadero (créditos de carbono), y
- obstaculizar la expansión agropecuaria y mineral de la región del Cerrado. Además de otros estragos que más tarde enumeraré.
“El designio de esa nueva forma de colonialismo no cambió: el control de fuentes de recursos naturales estratégicos, como minerales, fuentes de energía y alimentos frenó el crecimiento poblacional y el desarrollo de los pueblos subyugados, al tiempo que lo hacían otras modalidades inscritas todas en el concepto maltusiano de la escasez de recursos, o sea la raíz del ambientalismo.
“Una de las formas para lograr esto fue el establecimiento de reservas naturales e indígenas de grandes dimensiones, que dificultan o de plano imposibilitan la explotación de los recursos naturales en ellas existentes; ya sean proyectos de infraestructura, principalmente energéticos y viales, u otros. Con esto se consigue el control geopolítico de varios territorios que, aunque permanecen formalmente bajo la soberanía de los estados en los que se asientan, en la práctica, su destino está ligado a designios exógenos de entidades supranacionales”
Los tres comentaristas del panel se centraron en arrojar luz sobre la farsa del calentamiento global, y el cambio climático. Al desbaratar las premisas centrales que lo sustenta, lo contrastaron con los efectos benéficos para la agricultura, por ejemplo, del CO².
“Le estamos dando mucha importancia al CO²; los cambios de clima siempre existieron y los seres humanos se han adaptado a ello. Yo creo en el cambio del clima, pero lo que no creo es que el hombre y el CO² sean los enemigos”, señaló Alfred Fast, presidente de la Federación de Cooperativas de la Producción (Fecoprod). Y agregó: “la realidad en Paraguay es la necesidad de combatir la pobreza, ese es el mayor objetivo que podemos tener antes que cualquier otro”.
Otro punto álgido del Congreso fue un flechazo que desangro el binomio retrograda indigenista -manipulado por las ONG para mantener a los indígenas en el atraso- disparado por el testimonio de José Anegui, líder indígena en Puerto Barra. Él hizo una narración autobiográfica, desde que su padre era un cazador de animales, la fuente primaria del sustento familiar. Luego, él estudió, y sin hacer apología de una condición social precaria, consiguió, con persistencia y ayuda gubernamental, que su comunidad tuviera caminos asfaltados, escuela, hospital, casas bien construidas, agricultura modernizada. Todo esto, “sin ONG”, afirmó orgulloso, para luego rematar que paso de ser un “cazador de animales” para convertirse “en un cazador de conocimiento”.
Mafia Verde expuesta en los medios de comunicación
La difusión del contenido del libro fue muy rápida y amplia, un reflejo más de la resistencia que existe en el país en torno a la destructiva agenda ambientalista.
Además de varias entrevistas en canales de TV especializados en agricultura, Lorenzo Carrasco, fue entrevistado por el canal de TV del tradicional periódico ABC- Color, en el programa de opinión de mayor audiencia, que dirige el conocido periodista Enrique Vargas Peña (EVP). En realidad, fue un dialogo versado en el origen colonialista de las ONG. Sobre el poder de estas, el conductor del programa añadió que “su esquema es podrido, quizás no todas las personas que las integran”. En otra parte, en el momento en que Lorenzo Carrasco se refirió al carácter maltusiano del ambientalismo, él completo con: “Malthus se equivocó en todo, porque nunca imagino el papel de la tecnología”.
Y es que tal y como ocurre en Paraguay, el momento es muy singular para el Cono Sur, ya que cada vez es más evidente que la substancia que hipnotizó a los heraldos del ambientalismo se remite al economista de las Indias Orientales, Thomas Malthus, en la actualidad revivido por la fuerza del globalismo financiero. El claro que el designio de ese poder oligarca para la región es frenar la producción de alimentos y la infraestructura en este lugar del mundo que tiene todo para salirse de control del colonialismo anglo-americano para convertirse en una potencia industrial soberana.
*Directora de los periódicos, Página Iberoamericana y Solidariedade Ibero-americana.