Si la estabilidad de los precios es la función de la banca central, desde aquí ya tenemos un problema. ¿Los precios son libres o no?
Si alguien o algunos se van a encargar de tan importante función, por cierto, que no tiene sentido alguno ni económico ni de justicia, pues el que lo haga estaría metiéndose en las decisiones de las personas que mejor saben sobre cómo cooperar en la sociedad, los individuos.
Pero la banca central lo hace. Es la política monetaria. Mediante la acción o inacción de ciertas operaciones modifica la cantidad o el costo del dinero, que no es otra cosa que el tipo de interés. Esta notable y perniciosa influencia de modificar las tasas de interés desde luego que no es gratis ni quizás tan fácil de entender para el público.
Al respecto la tecnocracia ha venido a convertirse en un feudo de los seudo intelectuales donde los que no están muy enterados en materia de “política monetaria” y de lo que pasa, entonces no deben decir nada ni tan siquiera atreverse a opinar, según ellos.
El banco central no es más que un disfraz bien hecho para perpetuar el estatismo y ahora al globalismo. Y esto significa dañar la vida, la libertad y la propiedad.