No hay mejor muestra de la posmodernidad en la que vivimos, que lo ocurrido en la noche del 23 de junio del 2023, cuando algunos desembozados pseudo analistas afirmaron que en Rusia se había desatado una «Guerra Civil» cuyas consecuencias «sacudirían los cimientos del régimen del déspota Vladimir Putin».
¿Y qué tenían de evidencias para semejantes aseveraciones? Algunas capturas de pantalla en idioma ruso (que estoy seguro, el 95% de estos presuntamente «sesudos» analistas ni habla y mucho menos escribe) y vídeos que corrían por las redes sociales, sin contexto ni pretexto, simplemente vídeos.
Dijeron que el comandante Prigozhin, jefe del «Grupo Wagner», unidad del Ejército Ruso conformada por contratistas privados, tenía la intención de derrocar al presidente Putin. ¿Esgrimieron una sóla prueba para ello? Ninguna. Es más, el que ahora es ex Jefe del Grupo Wagner nunca criticó «directamente» al líder del Kremlin. Lo que hizo fue llamar a una «marcha por la justicia» contra los ministros rusos que «boicoteaban el correcto desarrollo de la guerra», palabras más palabras menos.
¿Existió un intento de motín? Esto es innegable. Pero de ninguna manera alcanzó las oníricas y delirantes proporciones que afirmaron los «sesudos analistas» que avergüenzan a la prensa paraguaya y también a la internacional. Es más, todo parece indicar que la situación no pasó de rimbombantes declaraciones y griterío con mucho humo en las redes sociales, y nada más. Para colmo, cuándo empezó a correrse la voz de que el inefable «Tío» Lukashenko (Jefe de Estado de Bielorrusia) se ofreció para «mediar por la paz» y que tiempo después, esta negociación se concretaría, todo este espectáculo circense olía a leguas que no pasaba de ser «una joda para Videomatch», recordando a ese programa mitad humorístico mitad grotesco de la televisión porteña.
Ahora tenemos al «amotinado» comandante Prigozhin pasando en cuarteles de invierno junto a Lukashenko, plantando papas y manejando un tractor. Ahí tenemos al Príncipe Vladimir de Moscovia que se puso a jugar a los «humos y espejos», no tanto por sus deseos sino porque los alocados comentaristas de la prensa occidental le otorgan «victorias gratuitas». ¿Qué pasó con el supuesto «coup d’etat» del 23 de junio de 2023 en Rusia? ¡Fue aplastado por Vladimir Putin y sus aliados al día siguiente!
Muchas críticas pueden hacerse al desempeño del Ejército Ruso en la guerra contra la OTAN en Ucrania. Una «operación militar especial» que debía durar 30 días (según fuentes del Kremlin) ya está en casi 1 año y medio de combates. Pero sí hay algo de lo que Vladimir Putin y sus aliados seguramente agradecen, es la increíble estulticia de sus adversarios. Esto seguramente recuerda el viejo adagio: