Las brujas de Salem es una obra de teatro escrita por Arthur Miller en 1952. El autor hizo un paralelismo entre los juicios contra las brujas de Salem, Massachusetts, en 1692, y la persecución que el mismo sufrió, bajo la sospecha de ser comunista y espía soviético, en la época macarthista.
Si bien hoy los comunistas ya no son perseguidos, en parte, porque ellos están en el poder en casi todo el mundo, no cabe duda de que la Corrección Política está destrozando dos de los pilares fundamentales de las democracias occidentales: La presunción de inocencia y la libertad.
Lucía Lijtmaer, periodista y crítica cultural, define la Corrección Política como la ideología de los ofendiditos. Se trata de personas que se ofenden por cualquier cosa que se diga, incluso la verdad. Sin embargo, el problema no termina ahí, de ser así, se trataría, tan sólo, de un grupo de mocosos mimados y malcriados. Pues estos hipersensibles pretenden que obras literarias, ideas políticas, programas de televisión y expresiones religiosas sean, sistemáticamente, censuradas. El peligro de esta tendencia es que el espacio político deja de ser un lugar para el debate racional de ideas, y se convierte en una dictadura de los sentimientos, en especial del odio.
El feminismo, el ecologismo, el indigenismo, el wokismo y la hispanofobia, en el caso de los países hispanoamericanos, son expresiones de la corrección política. Todos estos movimientos, sin excepción alguna, tienen como enemigas a las instituciones que sostienen occidente, pero en especial a la tradición cristiana de nuestros países. Por eso, los políticos que embanderan estas ideas no dudan un segundo en censurar todo aquello que pueda considerarse simbología cristiana.
En casi todo Europa y Estados Unidos son cada vez más frecuentes las censuras a expresiones pacíficas de la fe cristiana. Por ejemplo, Isabel Vaughan-Spruce, directora de March for Life UK, fue arrestada el 6 de diciembre y acusada el 15 de diciembre de cuatro cargos de incumplimiento de una Orden de Protección del Espacio Público (PSPO). Su «delito» fue estar orando en silencio frente a una clínica de abortos.
Pero el caso de Vaughan-Spruce es la punta del iceberg. Pues la persecución podría aumentar. Actualmente, está en discusión en el Reino Unido establecer zonas de censura alrededor de las instalaciones de aborto en Inglaterra y Gales. La cláusula 9 del Proyecto de Ley de Orden Público, todavía en debate parlamentario, prohibiría a los voluntarios provida expresar cualquier opinión en cercanías de las clínicas de abortos. Las penas por violación de esta ley serían de hasta dos años de cárcel.
Pero los hispanoamericanos no necesitamos mirar a Europa para encontrar ejemplos del ataque a la fe cristiana. En México, el Ayuntamiento de Chocholá, en el estado de Yucatán, planteó la posibilidad de prohibir los nacimientos navideños en espacios públicos.
En Nicaragua, la dictadura de Daniel Ortega ha declarado una guerra frontal contra la iglesia católica. Al respecto, el periodista nicaragüense Luis Galeano, en su programa Café con voz, expresó lo siguiente:
En Argentina, durante 2019, las feministas atacaron imágenes de la Virgen María en la ciudad de Río Cuarto (Provincia de Córdoba), en la ciudad de Buenos Aires y en la localidad de General Rodríguez. En una de las imágenes las pandilleras del pañuelo verde escribieron: «Aguante, la virgen abortará».
Es evidente que el globalismo, gran promotor de toda la corrección política, es el mayor interesado en acabar con la fe cristiana. Razones muchas, pero en especial está interesado en dominar ese gran espacio de individualidad: la fe. La meta es lograr que los medios de comunicación impongan en la opinión pública la idea de que perseguir cristianos está bien.
Christus vincit! Christus regnat! Christus imperat!