No, de ninguna manera vengo a decirles que me encuentro sorprendido por el nivel de la Condesa del Valle de San Bernardino. Quienes se deleitan en sufrir por la lectura de los desvaríos que escribo saben que es una abonada de «esta sección».
Aun así, ¡Un límite te pido, Celeste! ¡Uno! Y me atrevo a pedírtelo en nombre de tus compatriotas y de quienes hemos adoptado esta tierra como un hogar que, por favor, te vayas. Que armes las valijas, agarres tus millones, una merienda y te vayas. Porque nosotros tampoco podemos creer que sigas haciendo política.
¿No sabes si vale la pena este puto país?, como escribiste en estos días en un chat de tu partido. Déjame que te cuente: vale el esfuerzo (no la pena) en cada puto segundo. Te lo digo yo, un extranjero en esta tierra, un argentino que hace ya algunos años vino buscando nuevos aires de libertad, una tierra más sana donde poder criar a mis hijos.
¿Querés saber que tan sana es tu tierra? Mi hija fue abanderada en Paraguay. Ella como argentina, con su esfuerzo se ganó el privilegio de portar la bandera de Paraguay, y lo hizo orgullosa como en su momento lo hizo también con la bandera argentina. Y los paraguayos que vivieron esa misma escena, gente sana y buena, estaban felices y orgullosos (no tanto como yo) de esa argentina que supo ganarse el privilegio con esfuerzo. Eso es Paraguay aunque vos no lo sepas: una tierra fértil y generosa con los que se esfuerzan.
Ya sé, eso del esfuerzo no es lo tuyo, no se te da; del mismo modo deberías saber que solo tu vida te pertenece, tu dinero no te pertenece, tu cargo no te pertenece, nos pertenece a quienes trabajamos cada día para sacar este país adelante; nos pertenece a quienes no coimeamos para ganar una licitación; nos pertenece a quienes no vivimos del hambre de los chicos teniendo la responsabilidad de que eso no pase.
Honestamente, y aquí quiero frenar porque no hay mucho más que pueda decirte sin bajar al barro de la ordinariez al cual usualmente llevas los debates, porque el barro es lo tuyo. Tienes dinero nada más; te falta clase y yo, yo pretendo seguir siendo un caballero. Pero te reitero, si no estás a gusto en este BENDITO país deberías irte, no te merecemos; te juro que no te merecemos.
Nota: Si llegas a leer estas líneas no te tomes el trabajo de insultarme. Ten por seguro que no eres la única persona ordinaria con la que me he cruzado en estos años. (Kurepi tembo – Kurepi come gato – Kurepi jejapo y una larga lista de etcéteras ya me las han dicho y, la verdad, me tiene muy sin cuidado).