Por Aníbal Paredes
“Si la primera mitad del siglo XX fue la era de los ingenieros técnicos, la segunda mitad bien puede ser la era de los ingenieros sociales – y el siglo XXI, supongo que será la era de los Controladores del Mundo, sistema científico de castas y el Nuevo Mundo Feliz”
-Aldous Huxley (Camino del Mundo Feliz)
Un poco de Historia
En 1962 el mundo conoce The silent spring (Primavera silenciosa) libro de Rachel Carson (Bióloga marina y conservacionista estadounidense) advertía de los efectos perjudiciales de pesticidas para el medio ambiente y culpaba a la industria química de la creciente contaminación. Con frecuencia, pares científicos lo calificaron de fantasioso.
En 1987 La Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU definió el concepto de DESARROLLO SOSTENIBLE como “el que asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades”
En 1988 James S. Coleman escribió un artículo en el American Journal of Sociology titulado «Social Capital in the Creation of Human Capital», el artículo desafió el predominio del concepto de «interés propio» en la economía e introdujo el concepto de capital social ( es algo entre tecnócratas que ven a los seres humanos como recursos y los comunistas que sostienen, el estado pude acabar con todos los males) en la medida del valor.
En 1992 el programa de Medio ambiente de la ONU emite la Declaración de Compromiso de las Instituciones Financieras para el Desarrollo Sostenible (base de la iniciativa financiera de la cumbre de la tierra en rio donde se declaró la necesidad de reducir la población para proteger el medio ambiente)
El concepto de inversión selectiva no era nuevo, dado que el lado de la demanda del mercado de inversión tenía una larga historia de aquellos que deseaban controlar los efectos de sus inversiones, lo que comenzó a desarrollarse a principios del siglo XXI fue una respuesta de el lado de la oferta de la ecuación. El mercado de inversión comenzó a captar la creciente necesidad de productos orientados a lo que se estaba conociendo como el “Inversor Responsable”.
En 1998, John Elkington, cofundador de la consultora de negocios SustainAbility, publicó Cannibals with Forks: the Triple Bottom Line of 21st Century Business en el que identificó el grupo emergente de consideraciones no financieras que deberían incluirse en los factores determinar el valor de una empresa o de sus acciones. Acuñó la frase «triple resultado final», refiriéndose a los factores financieros, ambientales y sociales incluidos en el nuevo cálculo.
Al mismo tiempo, la estricta división entre el sector ambiental y el sector financiero comenzó a romperse. En la City de Londres en 2002, Chris Yates-Smith, miembro del panel internacional elegido para supervisar la construcción técnica, la acreditación y la distribución del Estándar de Producción Orgánica y fundador de una de las principales consultoras de marca de la City de Londres, estableció una de los primeros grupos de investigación en finanzas ambientales.
En 2001 La Comision Europea presenta el “Libro Verde” sobre la responsabilidad social corporativa que impondrían a todas las empresas del mundo.
El grupo de líderes financieros, abogados y la ONG de administración ambiental “The Virtuous Circle”, se compromete con el objetivo de examinar la naturaleza de la correlación entre los estándares ambientales, sociales y el desempeño financiero.
Varios de los grandes bancos y casas de inversión del mundo comenzaron a responder al creciente interés en el mercado de inversión ESG con la provisión de servicios de venta; entre los primeros se encontraban el banco brasileño Unibanco y el Jupiter Fund de Mike Tyrell en Londres, que utilizó análisis basados en ESG para proporcionar servicios de inversión selectiva tanto a HSBC como a Citicorp en 2001.
En 2005 la conferencia “Who Cares Wins” reunió por primera vez a inversores institucionales, gestores de activos, analistas de investigación del lado de la compra y del lado de la venta, consultores globales y organismos gubernamentales y reguladores para examinar el papel de los impulsores de valor ambientales, sociales y de gobernanza (E.S.G., es en este momento en el que se acuñan las siglas) en los activos, investigación financiera y de gestión. Hubo un notable grado de acuerdo entre los participantes en que los factores ESG juegan un papel importante en el contexto de la inversión a más largo plazo.
La ONU permitió tres fondos de inversión comprometidos con los ESG, Black Rock, Vanguard y State Street (Dueñas de Disney entre otras). para que compraran la mayor cantidad de acciones de empresas, asi sus accionistas podrían obligar conductas a las empresas.
Ya en 2021 con Black Rock como uno de los asesores de finanzas de la U.E., impuso la obligación de divulgación de sus “finanzas sostenibles” a los administradores de activos así como a otros participantes del mercado financiero europeo, es decir podían dejar sin financiamiento expuestos a problemas internos como externos de no someterse a las exigencias de Black Rock.
Se aplicó una nueva forma de presión social y política, en coalición con grupos ambientalistas: utilizó el poder de apalancamiento de sus inversionistas colectivos para obligar a las empresas y los mercados de capitales a incorporar los desafíos ambientales y sociales en su toma de decisiones del día a día.
Propulsion actual de los E.S.G.
BlackRock (la empresa dueña de gran parte de las empresas del mundo) fue fundada por Larry Robert Fink y S. Kapito en 1988 es una empresa dedicada a la de gestión de inversiones estadounidenses con sede central en Nueva York. Considerada como la más grande y poderosa del mundo en gestión de activos con unos activos bajo gestión valorados en más de diez billones de dólares, en enero de este año.
BlackRock invierte en estrategias de renta variable, renta fija, gestión de efectivo, inversiones alternativas y activos inmobiliarios, así también ofrece servicios de gestión del riesgo, asesoramiento estratégico y sistemas de inversión propios a una amplia base de clientes con unas carteras que suman alrededor de 8 billones de dólares.
Es uno de los grupos financieros más influyentes en Wall Street y Washington, así como de Europa.
En abril de 2020, la división de consultoría de BlackRock ganó un contrato de la Reserva Federal de Estados Unidos para gestionar su programa de estímulo financiero. Esto desató acusaciones de conflicto de interés porque el programa incluye una línea de compra de participaciones en fondos cotizados y BlackRock controla la mitad de dichos fondos en Estados Unidos.
Su algoritmo Aladdin administra gran parte del dinero del mundo y comunica a las principales empresas con los mercados de acciones, deuda, divisas y productos derivados, e indirectamente influye desproporcionadamente en el entretenimiento y cultura actuales por medios políticos y económicos.
Fink quien es fundador, Chairman y Chief Executive Officer tiene relaciones con los partidos tradicionales Americanos, es miembro de la entidad máxima del gobierno, el Cuncil on Foreing Relations, y todo eso mientras forma parte además del Think Tank de los mayores corporativos americanos el Business Roundtable y del cada vez más infame Foro Economico Mundial (WEF por sus siglas en ingles).
Es esta última relacionada al negociado anti – capitalista del medio ambiente, Green New Deal y Great Reset.
Larry Fink escribió en una carta anual a sus CEOs (Chief Executive Officer): “… El cambio climático se ha convertido en un factor decisivo en las proyecciones a largo plazo de las compañías…”
“…Pero la concientización está cambiando muy rápido, y yo creo que estamos al borde de un cambio estructural de las finanzas…”
“… La evidencia con relación al riesgo climático está convenciendo a inversionistas a reevaluar los supuestos básicos sobre las finanzas actuales. Investigaciones realizadas por una amplia gama de organizaciones – incluyendo al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, el BlackRock Investment Institute y muchos otros…”
Irónico discurso ecológico-catastrofista para una empresa con más de 11 mil millones en 56 compañías mineras, de las 5 principales empresas de energía basada en carbono, es el principal inversor en 4 de ellas mientras invierten en la para nada ecológica destrucción del Amazonas y es el mayor tenedor de deuda argentina.
La carta de Larry Fink del 2022 enfatizó los cambios estructurales que dejó la pandemia en todos los sectores industriales y la importancia que tendrá que las empresas cumplan con criterios ESG para sus futuros inversionistas.
El concepto ESG ha estado presente en el imaginario financiero desde la década de 1980, cuando las Naciones Unidas establecieron una conversación sobre las acciones necesarias para enfrentar las consecuencias a nivel mundial de las presiones económicas, sociales y ambientales.
El siguiente gran impulso ocurrió con la firma del Acuerdo de París en 2015, donde se reunieron distintos actores del gobierno y el sector privado bajo el compromiso de evitar que la temperatura promedio global incrementara más de 1.5 °C.
Posteriormente, en 2017 se creó la Red de Bancos Centrales y Supervisores para Enverdecer el Sistema Financiero (NGFS en inglés)
De esta manera, las inversiones ESG se convirtieron en una tendencia mundial, por lo que no han dejado de aparecer nuevos acuerdos o regulaciones que beneficien su adopción a través de diversas industrias.
En 2020, BlackRock realizó una encuesta a más de 425 inversionistas internacionales que manejan un capital de 25 billones de dólares.
La encuesta reveló que entre 2020 y 2025, buscarían duplicar sus inversiones sostenibles, lo que significará tener casi 35% de sus activos bajo gestión (AUM) invertidos con estrategias ESG. Esta reestructuración a las finanzas de las compañías tendrá impactos duraderos a largo plazo.
Como lo menciona Larry Fink en su carta anual a CEOS, “El poder del capitalismo”(Claramente cree que sus prácticas tienen algo de capitalistas en sentido estricto, miente o se equivoca), las inversiones ESG en el mundo tienen 4 billones de dólares en activos de este tipo. México también está viviendo esta transformación.
Sumar criterios ESG y tener acciones serias frente al cambio climático permitirá que la empresa obtenga mejores calificaciones crediticias; como lo estipuló un estudio de la Universidad de Oxford.
Las Grandes Corporaciones internacionales aplican cada vez con más frecuencia esos criterios en sus estrategias.
¿Qué son las ESG?.
Criterios de ciertos parámetros sostenibles a la hora de invertir. Y es ahí donde las siglas de ESG se corresponden (en inglés) el factor ambiental (Environmental), el factor social (Social) y el factor de gobierno corporativo o gobernanza (Governance).
Llevan años actuando como paraguas de las diferentes acciones empresariales ligadas a la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad y podríamos considerar que el auge de la inversión “socialmente responsable” (dogma y engaño discursivo progresista) ha aumentado la intensidad del foco sobre los mismos.
Cuando las empresas trabajan su sostenibilidad con el marco de la Agenda 2030 están repercutiendo sobre estos criterios, que tienen un carácter más amplio.
Veamos cómo se relacionan los ODS con los criterios ESG y algunos el avance de la intervención en gobiernos (corporaciones públicas) por parte de corporaciones privadas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son 17 temáticas que componen la Agenda 2030, “los pilares del desarrollo común” que se han convertido en el gran marco de trabajo de la sostenibilidad corporativa. Inciden sobre cuestiones más específicas, como el clima, la igualdad, el trabajo, la salud, la innovación, el consumo, etc.
Ambas siglas gozan de gran relevancia actualmente. En el caso de los criterios ESG, muy vinculados a las nuevas tendencias crecientes de inversión “socialmente responsable”, así como a los requisitos de la información no financiera.
En el caso de los ODS, por la popularidad entre las empresas que orientan en torno a ellos su gestión de la sostenibilidad. Un gran porcentaje de empresas en occidente ya trabajan según su compromiso con la Agenda 2030.
Y en ambos casos, entre otras cuestiones, se trata de clasificaciones que supuestamente favorecen comunicarse con el consumidor, lo cual claramente no es así.
Es decir ingeniería social ( Se llama ingeniería social a esfuerzos para influir actitudes; relaciones y/o acciones sociales en la población de un país o región como una manera de implementar o aproximar programas de modificaciones sociales.). Simplemente manipulación política de los súbditos.
Por ejemplo: En la década de los 40s G. Edward Griffin explicaba cómo, al menos desde esa década, los comunistas tenían planes de usar el lenguaje con términos «peyorativos» para modificar la percepción y conducta de las masas para propósitos de una revolución comunista en Estados Unidos.
Pero, ¿Por qué son tan importantes estos factores específicamente? y ¿Cuál es su importancia o consecuencias?
Son importantes para quienes los proponen y son peligrosos para nosotros los ciudadanos de bien quienes tenemos derecho a propiedad privada, derecho que entre otros corre peligro por las consecuencias de estas medidas arbitrarias.
Para señalar cómo se relacionan en las acciones, partimos de la clasificación:
Los factores ESG (Enviromental, Social and Corporate Gobernance: El gobierno ambiental, social y corporativo.
El factor ambiental: Tanto la sociedad como las empresas demandan compañías que tengan en cuenta el impacto que puedan ocasionar en el medioambiente.
Desde una pequeña empresa con sus consumos energéticos o de desplazamiento, hasta una gran empresa que emite gran cantidad de gases de efecto invernadero o genera residuos químicos, todas pueden ser más sostenibles si atienden a unos criterios ambientales y trabajan en reducir su impacto.
Hay multitud de Objetivos de Desarrollo Sostenible vinculados a este criterio, como por ejemplo el ODS 6, referente al agua limpia y saneamiento, el ODS 7, de energía asequible y no contaminante o el ODS 13, de acción por el clima. Aunque no son los únicos, porque el medioambiental es uno de los aspectos más potentes de la Agenda 2030.
Esto intuye de ante mano el supuesto de que, si no se imponen medidas eco-fascistas, no se puede cuidar voluntariamente del medio ambiente, excusa para control, regulaciones, vigilancia e impuestos, suena mucho al nefasto Acuerdo de Escazú.
No es la primera vez que estas ideas ven la luz pues…
Factor ambiental o mejor dicho “Eco-fascismo” y su historia.
El misticismo naturalista alemán de finales del siglo XIX repercutió enormemente en la ideología nazi. Con influencia de intelectuales como el poeta Ernst Moritz Arndt o el escritor Wilhelm Heinrich Riehl. Arndt criticó severamente la industrialización de Europa central y despotricó «contra la explotación miope y cortoplacista de los bosques y del suelo«.
Aunque las teorías ambientalistas escondían y (hasta hoy) siempre incluyen un contagioso nacionalismo (hoy internacionalismo) xenófobo y estatista. Sus elocuentes y clarividentes llamados de atención a sensibilizar respecto a la ecología siempre fueron formulados en términos de BIENESTAR del suelo y pueblo alemán.
Ya en el siglo XX el pueblo teutón heredó el legado de estos intelectuales. “El «ala verde» del Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán defendía la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el culto a la naturaleza.”
«Reconocemos que separar la humanidad de la naturaleza, del conjunto de la vida, conduce a la propia destrucción de la humanidad y a la muerte de las naciones (…) La humanidad sola ya no es el centro del pensamiento, sino más bien lo es la vida en su conjunto», escribió Ernst Lehmann, profesor de botánica que defendía el nacionalsocialismo como «biología aplicada políticamente». Simples delirios colectivistas y supremacistas.
El programa eco-fascista de los Nazis
«La unidad de la sangre y la tierra debe ser restaurada», –Richard Walther Darré, ministro del Reich de Agricultura y Abastecimientos 1933 – 1942. Tanta era la devoción ambientalista del nazi que hasta se enfrentó a jerarcas como Göring para implantar sus ideas —en el libro Blut und boden (Sangre y tierra) se le menciona como «el padre de los Verdes»—. Darré fue uno de los miembros más adeptos del partido y hay historiadores que afirman que fue él quien convenció a Hitler sobre la necesidad de exterminar a judíos y eslavos.
A su vez, el militar e ingeniero alemán Fritz Todt fue uno de los máximos responsables de la política tecnológica e industrial del Tercer Reich y es conocido por la creación de una gran red de autopistas en la década de los treinta.
«El propósito final de la construcción de carreteras alemanas no es el alcance de objetivos meramente de transporte. La carretera alemana debe ser una expresión del paisaje circundante y una expresión de la esencia alemana«, dijo Todt.
Los trabajos de construcción iban mucho más allá de un simple énfasis en una adaptación armónica al entorno natural por razones estéticas: Todt estableció criterios estrictos respecto a los humedales, bosques y áreas ecológicamente sensibles.
El führer, devoto de las tradiciones alemanas, en Mein Kampf (Mi lucha) establece que los pueblos deben su existencia, no a las ideas de unos cuantos ideólogos locos, sino al conocimiento y la aplicación implacable de las rígidas y severas leyes de la naturaleza. «La naturaleza habitualmente desarrolla decisiones correctivas específicas respecto a la pureza racial de las criaturas terrenales. Muestra poco amor por los bastardos», escribió en 1925.
El interés por el medio ambiente era inherentemente contrario a la inmigración y a los pueblos no alemanes. Ideas malthusianas que sostenían, existía sobreabundancia de personas para la subsistencia de un entorno natural sostenible. Por decir algo semejante hoy día, le aplaudirían en la ONU.
El llamado eco-fascismo no solo se dio en la Alemania nazi. El padre del nacionalismo vasco Sabino Arana (falleció 30 años antes de que Hitler llegue al poder), también compartía ciertas características con el Tercer Reich, por ejemplo el odio irracional por la industrialización feroz de sus tierras.
Otro ejemplo fundador de EAJ-PNV culpaba a los españoles que trabajaban en las minas de todos los males: «Fuese pobre Bizcaya y no tuviera más que campos y ganados, y seríamos entonces patriotas y felices«.
En la concepción Eco- fascista el estado te cuida y cuida al medio ambiente porque claramente vos no podés cuidarte solo ni mucho menos al planeta y por eso son más importantes los arbolitos que los súbditos que sobran.
El factor social: estos criterios están relacionados con la gestión de la compañía hacia las personas que se puedan ver afectadas por su actividad. Son factores que afectan a empleados, proveedores o comunidades que tienen un vínculo con la empresa. Valores como la diversidad, derechos humanos, cuidados sanitarios o igualdad.
Debemos recordar el stakeholder capitalism, (que de capitalismo tiene solo el nombre) “capitalismo de las partes interesadas”. En este modelo las empresas son administradoras de la sociedad, y representa la respuesta más acertada a los desafíos sociales y ambientales de nuestros días
La relación entre la empresa y la sociedad en su conjunto, aunque más directamente con aquellos agentes con los que tiene un vínculo más estrecho: empleados, proveedores, consumidores, etc.
Los aspectos sociales que supuestamente mejoren la calidad de vida de trabajadores: flexibilidad de horarios, conciliación laboral, formaciones para la plantilla, medidas para la igualdad de género (términos progresistas para el supremacismo de genero), entre muchas otras.
O también colaboración con proyectos educativos, culturales o con ONGs. (por ejemplo, la Trasformación Educativa tan defendida por la progresía local) Este criterio conecta a la empresa con las personas de diferentes grupos de interés, tiene cuenta sus “derechos”, consigue que la percepción de la marca sea positiva y ayuda a atraer más talento a la empresa y fidelizarlo.
La Agenda 2030 guarda una fuerte relación con los criterios “S”. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible más relacionados con él encontramos el ODS 1 de fin de la pobreza, el ODS 3 de salud y bienestar o el ODS 5 de igualdad de género, además de varias metas del ODS 8 o el 10.
Factor Social o mejor dicho Socialismo Progresista
El progresismo y su visión retorcida de la realidad y como pretende solucionar resultados de la naturaleza social con la violencia estatal, así como las diversas proporciones étnicas en la población respecto del ámbito laboral.
Así como los DDHH que los organismos internacionales tienen como otro papel pintado al que citan más nunca aplican y mucho menos si los infractores son los EEUU, China o alguna monarquía de medio oriente.
Y la tan maltratada igualdad, la excusa por la que genocidas siempre justificaron sus sangrientas revoluciones y crueles regímenes.
Hoy se usa para la ya conocida inclusión forzada en todo campo, como para ignorar totalmente la realidad respecto a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres como su consecuencia lógica en sociedad y todos los campos de la vida.
La única igualdad deseable es ante la ley, todo lo demás tuvo consecuencias en esencia negativas para nuestra especie por la innegable naturaleza de la realidad.
Gobernanza Corporativa y Globalismo.
Son criterios de gobierno corporativo, están relacionados con las cuestiones de gestión de la empresa y su transparencia, criterio es fundamental para los accionistas de las empresas globalistas.
Actualmente la importancia del gobierno corporativo y sus “buenas prácticas” se extiende a todos los agentes relacionados con la compañía, ya que su “transparencia y buena gestión” afectan a todos. Y de manera progresiva, los accionistas se fijan cada vez más en este tipo de desempeño. De hecho, los indicadores de información no financiera ya están en la agenda de los consejos de dirección.
El ODS 8 de trabajo decente y crecimiento económico, el ODS 16 de paz, justicia e instituciones sólidas y el ODS 17 de alianzas para lograr los objetivos, entre otros, serían los Objetivos de Desarrollo Sostenible más relacionados con el criterio de buen gobierno.
La palabra “Gobernanza” que da nombre a la tercera parte de la sigla, significa: “Forma de gobernar, especialmente si es eficaz y adecuada a los fines que se persiguen.”
Teniendo en claro que sus fines perseguidos son ideas con fines de inmorales, fracasados económicamente, como lo son nazis y progresistas actuales, es correcto suponer que alguien por mero sentido común rechace la gobernanza de todo tipo, en especial la global.
Hace que uno se pregunte. ¿Quién decidió que esto es lo correcto y que se debe aplicar a todo el planeta o por qué deberíamos obedecer algo que claramente intentan imponer ocultando escándalos como el de CLIMATE GATE?
¿Cuáles son las tendencias en torno a los criterios ESG?
Cada vez son más las empresas que tienen en cuenta los criterios ESG ( por más que sea por presión internacional, local, económica o incluso por la tendencia) en sus estrategias de negocio y en la cadena de suministro, pues les sirven para gestionar riesgos y obtener ventajas competitivas. Por ejemplo, el 80% de las empresas del IBEX 35 evalúa a sus proveedores bajo “criterios sociales y de derechos humanos”. Este es el escenario en el que las empresas operan:
Finanzas sostenibles (orientadas al eco- fascismo)
La Unión Europea (Siempre aclaremos que se gestiona prácticamente igual que las antiguas URSS respecto a sus ciudadanos) está ejerciendo un gran poder impulsor en esta dirección y, en España, la financiación sostenible supuso ya un volumen total de 54.951 millones de euros en 2021.
Transformación digital (Digitalización forzada con vulneración de la privacidad).
El auge tecnológico está cambiando la forma en que trabajamos y esto “repercute directamente en criterios medioambientales o de derechos humanos”. Por ejemplo: Según un estudio de 2020 de Adigital y el BCG, el 22% del PIB español corresponde a la economía digital.
Economía circular (una evolución Tecnocrática del Keynesianismo o Fordismo)
Un nuevo modelo económico que da respuesta a los desafíos ambientales y sociales y que genera valor para las empresas y la economía. La OIT estima que la creación de un nuevo modelo de economía circular podría crear millones de puestos de trabajo (rompen piernas para entregar muletas). Se estima, además, que con este nuevo modelo de economía se podrían reducir entre un 80% y un 99% de los desechos industriales en algunos sectores y entre un 79% y un 99% de sus emisiones (Aclaro eso son meras suposiciones pues en la práctica hasta ahora es imposible).
“Ventaja competitiva”: diversidad e inclusión (artificial y forzada)
Una compañía comprometida con los derechos humanos cuya política empresarial se base en la no discriminación aporta una serie de ventajas competitivas.
Al menos es lo que usan como argumento, pudimos ver como le fue a Netflix con eso.
Los derechos humanos en la estrategia de las empresas
Supuestos retos a los que se enfrentan en materia de sostenibilidad, incluidos los derechos humanos, tal y como recoge la Directiva de Información no Financiera, que experimentará próximamente novedades.
Igualmente, desde Europa ya se está trabajando en una nueva directiva sobre debida diligencia en derechos humanos y medioambiente que elevará la calidad de estos reportes y el número de empresas obligadas a informar.
Para trabajar con éxito los criterios ESG es necesaria una estrategia y un compromiso por parte de las empresas.
ISR y ESG: conceptos relacionados
La Inversión Sostenible y Responsable (ISR) se confunde a menudo con los criterios ESG. Y, pese a que son conceptos que están relacionados, no son lo mismo. Las empresas han incorporado a sus estrategias los criterios ESG, porque además los inversores cada vez dan más importancia a este tipo de criterios para elegir una u otra inversión.
Así pues, la Inversión Socialmente Responsable es una filosofía de inversión que integra los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno en el proceso de estudio, análisis y selección de una inversión. Mientras que lo habitual en los criterios de inversión siempre había sido la liquidez, la rentabilidad o el riesgo, entre otros, la ISR incorpora a los más tradicionales unos criterios éticos adicionales, los de ESG.
Estos criterios ASG se han convertido hoy en día en un factor diferencial en el momento de tomar las decisiones de inversión. Las variables que contempla no entran en el análisis y desempeño financiero, pero pueden ser determinantes en la valoración de una inversión a presente y, especialmente, a futuro. Y es que, sin duda, la sostenibilidad es rentable, y es por eso que las inversiones ESG son una de las inversiones más rentables de la nueva normalidad.
BlackRock impone los E.S.G. a/con sus empresas
Como dueña de la mayor cartera de corporaciones ( en conjunto con Vanguard y State Street), su influencia es indiscutible. Todo lo mencionado anteriormente es grave para las economías de todo el mundo y tengamos en cuenta su influencia en otros ámbitos pues es esta la raíz (E.S.G.s) del contenido que debemos soportar en plataformas de streaming como Disney+ o Netflix o en el ámbito de los videojuegos al tener acciones en Microsoft que a su vez es dueña de Activision Blizzard o por mencionar a la plataforma Steam plataforma fanáticamente fiel de los E.S.G. ,polémica por su faceta “woke” de los últimos tiempos, envenenan sus productos y servicios con adoctrinamiento progre, moralista e insípido si permitir mínimos espacios de paz o recreo. Una intromisión aberrante, distópica de la ingeniería social progresista en las diferentes culturas como en la vida de cada uno.
En síntesis las grandes corporaciones se rigen por estos estándares de ecologismo apocalíptico, activismo progresista y por supuesto totalitarismo, dimensionemos el poder e importancia que tienen para influir en economía, cultura y política.
E.S.G.: Eco-fascismo, Socialismo y Globalismo.