Envalentonado por la parcialidad del TSE, el exconvicto, Luiz Inácio «Lula» da Silva intenta ocultar su pasado censurando a la derecha (políticos y periodistas) en las redes sociales.
La censura en Brasil no es algo nuevo. Desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia, Lula, la Corte Suprema dominada por la izquierda y sus aliados en el poder han perseguido, arrestado, bloqueado y censurado a todos aquellos considerados opositores al gobierno anterior, una situación única en el mundo.
¿La justificación? “Fake News” y “Actos Anti-democráticos”, dos términos mágicos en manos de los magistrados que usan estas frases para justificar pisotear cualquier ley o artículo protegido por la Constitución Federal.
En los últimos tres años han habido periodistas, activistas y políticos que han sido arrestados, incluso un diputado cuando tenía fueros. Empresarios a quienes les bloquearon sus cuentas bancarias y rompieron el secreto bancario. Periódicos cerrados. Periodistas e influencers censurados que se tuvieron que exiliar.
Con las elecciones acercándose, el peligro de ser censurado ha aumentado considerablemente. El Tribunal Superior Electoral (TSE) ha firmado acuerdos con plataformas digitales para evitar el intercambio de noticias falsas. Sin embargo, como era de esperarse, la Corte pasó a considerar sólo aquellas publicaciones en contra de Lula como fake news.
Recordar el pasado de Lula ahora se ha convertido en un crimen. Por eso, a pedido del PT, decenas de perfiles de derecha fueron retirados, censurados y obligados a borrar cualquier publicación que recuerde que el expresidente es también un exconvicto.