Rebelión en la Granja, El Señor de las Moscas, de George Orwell y William Golding respectivamente, mis primeros libros leídos en forma consciente. Tenía catorce años y aún no había fornicado, sin embargo, Lilito Argaña me contó que lo hacía desde los 12, cuando leía Patoruzito, supongo que Mafalda era demasiado intelectual para él. Conste que fue diputado. O sea, es obvio, los paraguayos primero aprenden a fifar y luego a leer libros, primero lo primero.
En mi caso, a los trece, un sábado de mañana en noviembre, esperaba el 30 para ir al colegio Americano a rendir un examen final cuando comenzó a llover muy fuerte, me refugié bajo el techo de zinc amarillo de la parada de taxi de Perú y Mcal. López, enclenque y muy ruidoso. Estaba un chofer, con panza notoria, de aspecto desaliñado como todo taxista, vestía ropa barata y mal combinada, mocasín cualquiera sin medias apretando sus pies gordos. En tono elevado comenzó a hablarme en guaraní. No entendí. Me preguntó entonces si yo era paraguayo, le dije que sí con la cabeza y me dijo que si no hablo guaraní no soy paraguayo. Hice el gesto de los hombros como diciendo preguntáme si me calienta lo que decís. Entonces dió unas vueltas pensando en cómo incarme de nuevo ante mi indiferencia y escupió: «¿Usted ya cogió?» Hice el no con la cabeza casi riéndome, entonces preguntó: «¿Que edad tiene?» «Trece» le contesté sin mirarle y con volumen suficiente, entonces ahí arremetió: «¿Y no cogió? Noooo!!!, entonces usted no es paraguayo, definivamente».
Será por eso que no llegue y Lilito sí, no fuí suficientemente «representativo» del paraguayismo eterno, solidario y gauchesco a pesar de que en Facebook solamente, sin contar las otras redes, uno de mis videos de campaña tuvo un millón quinientos mil likes, me gusta(1.500.000). Ganó otro Raúl, un tal Latorre, colorado. De aca!! Na ape!!
Volviendo al taxista, por supuesto la mujer era la protagonista tácita. A mediados del setenta, no se podía pensar otra cosa, sin embargo, hoy, el paraguayito que a los trece no se inauguró aún, podría ser tildado de rarito por los tiempos que se viven. Tiempos en los que ciertos varoncitos dicen sentir orgullo en ir de contramano y ciertas mujeres, menos femeninas que dichos varoncitos, se inauguran entre ellas.
Aunque toda mujer es pariente de la serpiente con la cual están enfrentadas desde el comienzo de la historia, algunas son más cercanas y otras ya primas hermanas cuando no mellizas. Es de acuerdo al veneno que llevan dentro, el cual, también es un arma pero muchas no saben usar. Son como «gatillo fácil».
¡KUÑÁ! Ja ja ja!! Adivina adivinador qué querrá decir en nuestro dulce idioma guaraní. Término cuya exégesis refleja el significado perfecto de lo que describe.
Justamente el mayor castigo que recibió la víbora por tentar a Eva fue el de arrastrarse hasta que se acabe el mundo cuando que antes del pecado original andaba orgullosamente erguida mostrando se pelambre como un pavo real.
Actualmente, en el Paraguay, las parientes más cercanas se quieren rebelar, de hecho lo están haciendo y procuran volver a erguirse desafiando el castigo de Dios. Y es aquí donde debemos entrar, hombres y mujeres por igual, a aplastar esta rebelión que quiere envenenar a la sociedad. Toda serpiente erguida debe volver a arrastrarse si no quiere ser decapitada o chamuscada con machete o lanzallamas. Cualquiera sabe que esto debe hacerse con las serpientes venenosas, no se puede cohabitar con ellas sin el riesgo de morir envenenado.
Y así como Adán fue tentado por Eva y cayó, primero cayó Eva tentada por la serpiente, por ende, estas son enemigas naturales a pesar de ser parientes como los rusos y ucranianos, pero estos llevan el nazismo por dentro como la víbora el veneno.
Ciertamente, un consejo para los hombres de campo, la mejor protección que pueden tener de la picadura de una serpiente es llevar una mujer consigo, seguro le pica a ella primero por dicha maldición, y por ahí si hay segundas intenciones ocultas en procurar una separación por que las cosas no andan bien, de esta manera podría enviudar el hombre accidental o naturalmente, nadie podría acusarlo de nada, como lo hacen por cualquier denuncia estúpida a causa de este adefesio inconstitucional de nombre ridículo mal llamada ley 5777 de «protección integral a la mujer». Cualquier cosa es «ley» hoy día, incluso la que destruye la ley misma como es el caso de esta que viola aviesamente el debido proceso, uno de los pilares fundamentales de las otroras sociedades civilizadas.
Entonces gentes, hombres y mujeres, judíos y gentiles, cristianos verdaderos, unámonos y restablezcamos lo que Dios mandó, hagamos que toda serpiente erguida vuelva a arrastrarse y comer polvo todos los días de su vida como corresponde. Amén.
Shabat Shalom