Desde el pasado domingo, los mandatarios de los países más poderosos del mundo se reunión en el tradicional cónclave denominado Grupo de los 7, integrado por Canadá, USA, Japón más cuatro países europeos tales como Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. En esta ocasión, Alemania le correspondió ser el país anfitrión por lo que la misma tuvo lugar en el lujoso castillo de Elmau en la ciudad de Baviera.
La cumbre de este año, el Canciller alemán Olaf Scholz extendió invitaciones a Argentina, quien al parecer el propio presidente Alberto Fernández le pidió ser invitado durante la cumbre que sostuvieron ambos mandatarios en mayo de este año, aunque, el potencial energético del país austral le valió para ganarse un cupo en la cumbre de los más poderosos, Adicionalmente, participaron Ucrania (vía telemática), India e Indonesia por Asia y Senegal y Sudáfrica por África. Por cierto, India y Sudáfrica son miembros del BRICS (grupo relativamente antagónico al G7), no obstante, su inclusión en la reunión de este año tal vez sirvió para tratar de mantener una suerte de canal de comunicación en temas claves.
Comenzando el análisis de ésta, quiero subrayar lo referido a los ausentes, pues, tradicionalmente se hablaba en los círculos académicos G7 + Rusia, justamente Rusia fue uno de los grandes ausentes, así como igualmente Brasil, el gigante latinoamericano que solía estar presente en tal selecto grupo. Por tercer año consecutivo Brasil no fue invitado, su no inclusión a nuestro juicio no se debe a que la nación amazónica haya perdido su características económica del mayor mercado de latinoamericano, sino tal vez, estribó en las diferencias –por no decir fricciones- de los líderes del grupo con el presidente Jair Bolsonaro y su política exterior más estrecha hacia Moscú.
Englobando, esta cumbre –como casi todos los eventos diplomáticos este año- están marcados por la crisis internacional generada por la invasión de Rusia a Ucrania y las sub-crisis derivadas de ésta, tales como la crisis energética y la alimentaria. En todo caso, se observó un grupo realmente muy cohesionado en torno a su posición respecto a Rusia y los esfuerzos de los países del G7 para paliar aspectos referidos a la economía mundial, la inflación y las energías alternativas.
Dicha cohesión se puede evidenciar en la declaración de la Cumbre “G7 Leaders Statement” documento que dedica al menos dos tercios al conflicto ruso-ucraniano, al que condenaron enérgicamente, incluyeron persecución ante la Corte Penal Internacional, exigieron la inmediata habilitación de corredores humanitarios, agregaron sanciones a las transacciones del oro ruso y manifestaron su preocupación por el potencial uso de armas de destrucción masiva. Por todo ello, continuarán apoyando indefinidamente a Ucrania.
El último tercio del documento lo dedican a temas varios, tales como reducir la dependencia energética de Rusia, procurar el incremento de producción de crudo a los países de la OPEC, como fortalecer sus esfuerzos en las energías sustentables concatenado con los objetivos del Acuerdo de París, cerrando con una búsqueda para impulsar la economía global y la gestión de la crisis alimentaria, consecuencias éstas de las sanciones impuestas a Rusia. En síntesis: Rusia, energía, ambiente y economía marcaron la agenda de la Cumbre G7 del año 2022.
Para cerrar, sobre lo referido a la Cumbre de la OTAN – Madrid 2022, el rol de anfitrión le correspondió al Presidente Pedro Sánchez, aquí básicamente los tres grandes elementos resaltantes fueron: USA recupera su papel protagónico y de liderazgo de la organización con importantes anuncios hechos por el Presidente Biden, tal como fue la promesa de 800 millones de dólares más para Ucrania, el despliegue total de 100 mil soldados estadunidenses en Europa y la ampliación de los escuadrones de F35; además de la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN tras la declinación del veto por parte de Turquía y; finalmente el cambio de concepto estratégico de la OTAN, este último tema lo analizaremos en profundidad en nuestra próxima entrega.