Cuando era muy pequeño, heredé de mi abuelo Don Marcial Urdapilleta Palacios una excelente colección llamada “Así Fue la Segunda Guerra Mundial”, en 97 fascículos que hasta hoy no he podido encuadernar (la versión española es de Editorial Noguer, pero el original se denominó “History of the Second World War” y sus prestigiosos directores fueron Sir Basil Lidell Hart y Barrie Pitt). No estoy seguro si fue en ese momento que nació mi pasión por la Historia Universal, pero es un candidato fuerte para el premio. Recuerdo que una mañana de domingo en la que visité a mis abuelos paternos, nos sentamos a la mesa y como niño que era, lo que más me gustaba eran las ilustraciones de los armamentos bélicos utilizados en la contienda. Mi abuelo me mostró algunos, recuerdo que el fascículo que tenía en su mano era sobre la “Batalla de Inglaterra”, y las hermosas ilustraciones de los famosos aviones “Spitfire” británicos que se enfrentaron contra la poderosa “Luftwaffe” de Alemania llamaron fuertemente a mi atención infantil.
Claro que yo era pequeño cuando recibí ese regalo. Fue recién con el paso del tiempo que comprendí mejor algunas cosas sobre el tema, y mi pasión por la Historia Universal trascendió a la simple contemplación y delectación por mirar armamentos y detalles que llamaríamos “de almanaque”. Ya más crecidito, con granitos en la cara y terminando los estudios básicos, revisité esa importante obra que heredé de mi abuelo paterno. Y en el fascículo 14 de “Así Fue la Segunda Guerra Mundial”, leí uno de los artículos que tenía unas curiosas fotografías con un título que me chocó más que cualquier ilustración. Decía: “La Verdad, Primera Víctima de la Guerra”.
¿Cómo es posible? ¿Acaso la Verdad no es única? Eso pensaba con mi cerebro adolescente, que en ese entonces estaba sinceramente asombrado por dichas revelaciones. Hoy, adulto, estoy segurísimo que “la Verdad es Única”, pero no entraremos a explorar ese misterioso pantano.
Ese breve artículo relataba cómo los ingleses utilizaron dos fotografías diferentes, mezclándolas, para crear una diferente que terminaría siendo utilizada como propaganda de guerra, con la cuál querían mostrar que la isla de Malta estaba protegida por una “densísima artillería anti-aérea” contra los ataques de los bombarderos italianos y alemanes. Obvio, los británicos, muy inteligentemente, hacen un doble juego. El “Asedio de Malta” fue una victoria de los aliados, que soportaron por dos años los ataques mal combinados de Italia y Alemania. Pero cuando los británicos “reconocen” que utilizaron dos fotografías para crear una tercera con fines de “propaganda de guerra”, al final, le dan vuelta al asunto con la intención de desmoralizar aún más a sus enemigos en esa contienda, pero ahora en el plano historiográfico: “en realidad, no teníamos una buena defensa anti-aérea pero igual les derrotamos en Malta”. Nobleza obliga reconocer lo brillantes que son para la manipulación propagandística en la Pérfida Albión. Hasta viene con ese sutilísimo sentido del humor que les caracteriza.
No digo que sea la mente más aguda del mundo, ni siquiera de mi barrio, pero sí puedo afirmar que hoy comprendo todas esas sutilezas que cuando era niño, me pasaban desapercibidas. ¡Al fin y al cabo, son ingleses los que crearon esa colección que me regaló mi abuelo! Sin embargo, la inmensa mayoría de la población se ha estancado en niñerías historiográficas… ¡El mundo posmoderno no es sino una enorme infantilización mental!
Esto nos permite hablar, de nuevo, del conflicto bélico que están sosteniendo Rusia contra Ucrania y sus aliados occidentales, encabezados por Estados Unidos e Inglaterra.
En toda guerra hay víctimas, esto es lógico y se debe dejar bien en claro. En las batallas, combates, escaramuzas y refriegas puede darse el famoso “daño colateral”, muchas veces aunque uno no quiera y aunque uno haga lo mejor posible para evitarlo, sencillamente no lo logra y mueren “inocentes”. No obstante, se dan otros casos en los que las matanzas de civiles indefensos ha sido planeada, deliberada y perpetrada con la más absoluta sangre fría.
Pero es aquí donde tenemos que ser más cautelosos. Porque sí la “Primera Víctima de la Guerra” es “la Verdad”, ¿qué nos queda entonces como para discernir entre la realidad y la fantasía, los hechos de las opiniones, lo verdadero de lo ficticio?
No queremos ser simplistas. Las guerras son una calamidad y todos las queremos evitar, pero ahora que hay una cuyo alcance es mundial por sus efectos, necesariamente tenemos que abandonar los infantilismos en el análisis para observar con detenimiento los hechos, para evitar lo más posible en caer en manipulaciones propagandísticas que uno u otro bando impulsan.
Uno de los temas más llamativos es el hecho de que Victoria Nuland, Sub-Secretaria de Asuntos Políticos de los EEUU y Embajadora ante la OTAN, haya afirmado ante el congreso de su país que tenían preocupación porque el Ejército Rojo, en su avance contra Ucrania, estaría a punto de apoderarse de “laboratorios biológicos”, dando a entender que allí habrían armas de destrucción masiva. Claro, los rusos y sus aliados magnificaron estas declaraciones mientras que los anglosajones y sus vasallos hicieron lo contrario, las pasaron por alto.
He aquí, sin embargo, otro asunto que vino a sumarse al tema. Hunter Biden, el hijo del actual Presidente de los EEUU, había ido una noche de putas y borrachera a donde solo Dios y el diablo sabrán, quedando el degenerado con una resaca tan fuerte que se olvidó de su computadora, que había llevado quién sabe por qué ni para qué. Lo cierto es que esa famosa “laptop” fue encontrada, sus archivos extraídos y el contenido era sencillamente “explosivo” (a falta de un vocablo más contundente): desde pornografía infantil y pedofilia hasta contratos conseguidos por medio de su influyente padre, otrora Senador y Vicepresidente Joe Biden, entre los que se hallaban pagos y acuerdos relacionados a la construcción de laboratorios de armas biológicas en Ucrania. ¡Nada más y nada menos!
En tiempos de las amañadas elecciones entre Donald Trump y Joe Biden, el asunto de la “laptop” de Hunter Biden salió a la luz. Ud. pensaría que esto alcanzaría los titulares de toda la prensa occidental. Pero no, ocurrió todo lo contrario: lo tildaron de “propaganda venida del Kremlin” y en las redes sociales se produjo la “purga” más grande que conoce la historia del internet, censurándose a innumerables cuentas, incluso de los pocos medios de prensa prestigiosos que se animaron a publicar el asunto y hasta el Presidente de los EEUU Donald Trump caería en la picota. ¡Nunca, jamás se ha visto algo semejante!
Una vez más, hoy nadie niega que la historia de Hunter Biden era absolutamente real, hasta el New York Times y el Washington Post debieron reconocerlo con cara de “yo no fui”. No les extrañe que, tarde o temprano, admitan que le robaron las elecciones a Trump. Esta es la misma gente que habló de “propaganda rusa” para desacreditar el asunto de la “laptop”, tema tan crucial en un momento crítico de la historia de los EEUU. Es la mismísima gente que hace dos años puso al mundo de cabeza en base al terror y la manipulación mediática con el asunto del COVID 19 y es la que hoy nos está hablando de los “crímenes de guerra” que Rusia está cometiendo en Ucrania, en la villa de Bucha y otros lares. ¿Puede Ud. unir los puntos y percibir el patrón?
Para recalcar aún más, estamos hablando de los mismos que cometieron ataques de “bandera falsa” con la voladura del buque “Maine” para iniciar la Guerra de EEUU contra España por Cuba; los que pusieron al “Lusitania” en la línea de tiro de los submarinos alemanes para entrar en la Primera Guerra Mundial; los que sabían que el ataque japonés contra Pearl Harbor era inminente (porque les habían confiscado sus depósitos bancarios mientras proveían armas para China, que estaba en guerra contra los nipones desde 1937) pero nada hicieron para evitarlo; los que inventaron el Incidente del Golfo de Tonkín para meterse en la Guerra de Vietnam; los que mintieron con descaro por el asunto de las “armas de destrucción masiva” de Saddam Hussein y que nunca existieron; los que acusaron a Bashar al Assad en Siria de haber utilizado bombas químicas contra su población civil… ¡Estamos hablando de los que tienen a Hollywood como su usina propagandística más poderosa! ¡Y todo lo que dije en este párrafo, ellos mismos lo admitieron!
Con esto no queremos decir que los rusos son trigo limpio. Recuerdo el fascículo 47 de “Así fue la Segunda Guerra Mundial” que me regaló mi abuelo. Allí se hablaba de la tristemente célebre “Matanza de Katyn”, bosques en donde los hombres de la NKVD Soviética habrían asesinado a 25.000 soldados y oficiales polacos por órdenes del Dictador José Stalin. Tropas del Tercer Reich Alemán descubrieron esta atrocidad y la denunciaron a nivel mundial, pero como entonces los nazis eran los principales enemigos de los Aliados Occidentales y de la URSS, no solo fue ignorada la denuncia sino que en los países anglosajones se siguió a pies juntillas el libreto que venía desde Moscú: los verdaderos asesinos eran los alemanes. Esta patraña la repitieron anglosajones y soviéticos por casi 30 años a pesar de que toda la evidencia demostraba que los 25.000 polacos habían sido ejecutados mucho antes de la llegada de los germanos a ese lúgubre bosque, de que tenían en el cuello balas rusas, de que estaban rodeados de documentación y papeles rusos, etcétera. Así, muchos lustros después de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, ingleses y yanquis reconocieron que “sí, en realidad tenían razón los nazis, lo de Katyn fue cosa de los soviéticos y nos viene a pedir de boca admitirlo porque estamos en la Guerra Fría”. ¡Jejeje, qué graciositos! ¿Y eso no los hace cómplices, por haberlo encubierto con mentiras durante tres décadas?
Por eso, damas y caballeros, “La Primera Víctima de la Guerra es la Verdad”. ¡Ah, cuántos embustes, difamaciones, calumnias e injurias habrá sufrido el Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza, financiada y promovida por los anglosajones! Un argentino de noble corazón como Juan Bautista Alberdi escribió al respecto, desde su exilio: «La América no conoce la historia del Paraguay sino contada por sus rivales. El silencio del aislamiento ha dejado a la calumnia victoriosa».
La BBC de Londres, al momento en que redacto estas líneas, se dio el tupé de afirmar que en Rusia, “el pueblo está siendo bombardeado por propaganda que favorece exclusivamente a la visión de Putin sobre la guerra contra Ucrania”. ¡Hay que ser muy inglés y muy descarado para semejante fumistería de birlibirloque! ¿Y acaso en el mundo occidental, la gran prensa, la que redacta los contenidos periodísticos que luego se repetirán como enlatados en el resto de los países vasallos de los anglosajones, se cuenta siquiera la versión rusa del tema (que no sea anti Putin)? ¿Acaso no han sido censuradas de todas las redes sociales de relevancia a los más importantes medios de Rusia? ¡La Pérfida Albión en su máxima expresión, hipócrita y farsante como ella sola! ¡Cómo es que la mayoría de la gente no se da cuenta! ¡En qué clase de severísima infantilización mental ha caído el mundo!
Ahora mismo se habla de que los rusos, supuestamente, habrían masacrado a “inocentes” en la villa de Bucha, en las afueras de Kiev hacia el noroeste. Nos llegan todo tipo de fotos e imágenes que nadie sabe sí son o no son manipuladas, escenificadas, actuadas… ¿Acaso hay pruebas fidedignas de todo lo que se dice sobre Bucha y demás lugares donde se cometieron supuestos “crímenes de guerra rusos”, más allá de la histeria de los medios occidentales? ¿Se hizo alguna investigación seria o se trata, una vez más, de mentiras alevosas y banderas falsas? Lo mismo se puede decir de la acusación que Moscú hace contra Washington D.C., de que estos habrían instalado laboratorios de armas biológicas en Ucrania. ¿Es cierto o es propaganda del Kremlin? ¿Se están llevando a cabo averiguaciones y estudios sobre el tema para comprobar si es o no es cierto? Todo esto deberá ser analizado meticulosamente y con profundidad, de la manera más objetiva posible, sí es que a uno le interesa encontrar la Verdad en medio de esta conflagración. No olvidemos que entre Rusia y Ucrania (con sus aliados) se está peleando una guerra, con todo lo que eso significa.
Y en todas las guerras, la primera víctima es siempre “la Verdad”, que probablemente esté enterrada en alguna fosa común en medio de los campos de batalla de los grandes imperios en puja, esperando a ser hallada cuando se despeje el humo de los cañones. Pero de algo Ud. puede estar seguro: ella siempre “resucita al Tercer Día”, porque sus tiempos son divinamente perfectos. Tarde o temprano, será la Verdad quien nos encontrará a nosotros.