De acuerdo a las estimaciones de las propias farmacéuticas (Pfizer, BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson), proyectan cerrar el 2021 con una facturación conjunta, solo en concepto de vacunas covid, de 74.000 millones de dólares. En otras palabras, un poco más del doble de lo facturado por todo el sector de vacunas antes de la pandemia.
En ese sentido, el caso más emblemático lo constituye Pfizer, es el más emblemático en este año maravilloso para la industria, de todas, es la única que duplicó su facturación respecto del año 2020, pero aun así, no fue la más beneficiada. Incluso, su socia en Alemania, BioNTech, multiplicó su facturación respecto del año pasado prácticamente por 100.
Pero las buenas noticias para Pfizer no acaban, a lo largo del año las acciones de la empresa crecieron alrededor del 23%, un crecimiento que no conocía, según la agencia Bloomberg, desde el años 1991, cuando la compañía destinaba ingentes recursos en producir fármacos contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
El último gran salto de las acciones hasta alcanzar el 23% de crecimiento actual, fue contemporánea con la alarma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto de la última variante del coronavirus, Ómicron. Esta historia de éxito empresarial aún no termina, las farmacéuticas tienen ahora el desafío de demostrar que sus vacunas siguen siendo efectivas contra las “nuevas variantes”, que seguramente vendrán. Hoy por hoy, la industria farmacéutica no tiene techo.