El 7 de diciembre pasado SERPAJ, Servicio de Paz y Justicia, anunció el relanzamiento de su Guía para docentes y familias sobre Educación Sexual Integral. Sí, pretenden relanzar el polémico material que en el 2018 fue denunciado por los padres y prohibido por el MEC según resolución 1761/2019.
Hay que estar atentos al contenido de esta nueva versión de la Guía. El 7 de Diciembre en un artículo de ABC se leía ¨Este jueves 8 de diciembre a las 8 y 30 en el Granel, Serpaj Paraguay realizará el relanzamiento de la guía para docentes y familias sobre educación integral de la sexualidad … Servicio Paz y Justicia Paraguay cuenta con un trabajo sostenido y comprometido en materia de Educación Integral de la Sexualidad, que incluye esfuerzos comunicacionales para llegar a madres, padres, cuidadores, educadores y educadoras … En el encuentro explicarán el contenido e importancia de estas guías y atenderán las preguntas que surjan.
Lo llamativo es que hubo padres que asistimos al evento anunciado, pero no nos dejaron participar del encuentro argumentando que la cita era solo para la prensa. Mencioné el artículo de ABC y ya que estaba en el lugar y había pedido permiso en el trabajo para asistir a la hora y en el lugar indicado por la Serpaj, insistí en participar. La negativa se reiteró.
La persona que me atendió me manifestó que el viernes 10 se transmitiría el relanzamiento por redes y que desde ahí me podía enterar de los detalles. Que la publicación en ABC había sido un error. Amablemente me invito a llenar una planilla y dejar mi mail, se comprometió a hacerme llegar las novedades.
Ya nada me sorprende de las ONGs. Aunque disfrazadas de buenas maneras y de corrección política son realmente ladinas, tramposas, mañeras. Avanzan bajo engaño en sus agendas, sin rubor alguno y sin importar los medios para llegar al fin. Es que reciben muy buenos fondos desde el extranjero y de nuestros propios impuestos, todo se justifica.
Como no me dejaron entrar, me senté a esperar que terminen y ver quienes estaban en la reunión en vez de los padres. Habían periodistas del Surtidor, de Ciencias del Sur, de ABC y de UH. De Ciencias del Sur estaba Eduardo Quintana. Por la ONG CDIA, Diana Serafini y por la SERPAJ, Ramón Corvalán. Prepárense para el bombardeo mediático a favor de la EIS, odas a la Guía recargada de Serpaj. Los trovadores serán los vende patrias de siempre. Esos que entregan a nuestros hijos por el vil metal.
Ramón Corvalán, cabe mencionar que terminó siendo el marido de la Dra. Stela Benítez, la que fraudulentamente quiso hacer creer, en un estudio, que los plaguicidas utilizados en el campo dañan el ADN de los niños. El mismo Corvalán figuraba en el equipo de investigadores que lideraba su esposa, deplorable, todo financiado por la CONACYT con dinero público.
A Diana Serafini la conocía, ya que ella representó a CDIA en la mesa del Ministerio de la Niñez y Adolescencia donde se debatió sobre el Plan Niñez objetado el año pasado. Están en todas como se ve y nunca para algo constructivo.
Ramón Corvalán, además de ser el esposo de la Dra. Benítez, es un gran defensor de la Guía para docentes sobre educación integral de la sexualidad, quien quedó muy frustrado cuando la guía fue dada de baja en el 2019 por resolución ministerial y a instancias de la presión de los padres que enseguida advirtieron la perversión de la misma.
La famosa Educación Integral de la sexualidad se vende como la panacea para solucionar los abusos sexuales en niños y la prevención de transmisión de enfermedades venéreas, entre otras disque bondades que argumentan los que cobran en dólares para imponerla. Cuando en realidad una vez implementada tiene el efecto inverso de lo que dicen que pretende solucionar.
La Educación Integral de la Sexualidad como está planteada en todas partes del mundo, ya que es una agenda global, impuesta desde organismos internacionales, es una herramienta de adoctrinamiento de los niños y adolescentes, adoctrinamiento para imponer y normalizar en la mente de los chicos dos cuestiones, 1) El Enfoque o Ideología de Género, teoría a contramano de la ciencia y de la realidad, que niega la naturaleza humana, niega la realidad biológica del ser humano, suplantándola por la idea de la identidad de género que prescinde del hecho biológico, es decir, no importa haber nacido mujer o varón, este enfoque fomenta la posibilidad de adoptar, sexualmente hablando, lo que uno sienta que quiere ser, la autopercepción prima sobre el sexo biológico con el que se ha nacido y 2) La normalización del aborto, que es presentado como un derecho.
El verdadero objetivo de la EIS es una revolución cultural, no la prevención de abusos sexuales en niños o la prevención de enfermedades venéreas. Lejos de esto, la EIS no ofrece educación sexual acorde a la edad ni basada en ciencias, si no que se trata de una enseñanza en la práctica genita, que termina predisponiendo al niño a ser abusado. (Cuando me refiero al niño, uso correctamente la gramática española que incluye al género femenino en una sola palabra).
La implementación de estos programas, no previenen las enfermedades venéreas, las dispara, ya que la EIS toma el sexo como algo fortuito, un derecho que debe ser ejercido sin ningún tipo de limitaciones, ni de responsabilidad, que desemboca en embarazos no deseados y en miles de abortos, que es exactamente lo que se desea normalizar.
La EIS provoca la hipersexualización de los chicos y priva a los niños de su infancia, violando gravemente su derecho a la indemnidad, es decir, el derecho a su desarrollo armónico, acorde a su edad física y psicológica. Tres efectos de la perdida de la infancia son peor alfabetización, peor educación y peor sentido del pudor. Un niño sin pudor no aprende a ser dueño de sus impulsos, queda preso de los instintos. Los impulsos o instintos de agresión y la gratificación inmediata se disparan y no aprenden a ser dueños de sí mismos.
La liberación sexual que propone este tipo de educación, lleva a la decadencia cultural, a la ruptura de la familia, a la reducción de logros académicos, a la generación de trastornos psicológicos. Una sociedad en declive, ya que se naturalizan prácticas sexuales depravadas, bajo el lema de la diversidad sexual.
La sexualización de los niños atenta contra la autoridad de la familia y la autoridad paterna. Hoy cuando nos hablan de derechos de los niños o enfoque de derechos, incluyen a todos los derechos que los adultos tenemos, pero en favor de la niñez. Al no haber criterio de oportunidad para otorgar estos derechos, incluido el derecho a la sexualidad plena para los chicos, les estamos haciendo un daño enorme, ya que no están preparados para manejar estos derechos y lo hacen inadecuadamente. Cuando los padres intervienen para guiar o poner límites al hijo, el Estado interpreta que se están vulnerando sus derechos y los progenitores quedan sujetos incluso a la pérdida de la patria potestad. Ya hay casos en Paraguay y ni que decir en otros países donde la agenda está más avanzada.
Hiper sexualizar a los niños va contra su desarrollo hormonal natural, la madurez sexual física es un proceso largo y paulatino y la madurez sexual psicológica es un proceso mucho más largo, pero con la educación sexual infantil se viola el ritmo biológico natural de estos procesos, creando en los chicos deseos y curiosidad que no corresponden a su edad.
La masturbación frecuente, va ligada a más riesgo de una sexualidad narcisista, en estos cursos de educación integral de la sexualidad, como se ha constatado en todos los países donde se ha impuesto, a los niños se les anima a experimentar una y otra vez con la masturbación, sin tener en cuenta que este mal habito lleva fácilmente a la adicción y los empuja a la pornografía.
La incertidumbre del género puede llevar a trastornos de la personalidad, como de hecho ya ocurre en otros países de Europa o en EEUU. Decirles a los niños que pueden optar por el género con el que se auto perciban, independientemente del sexo con el que nacieron, o que incluso pueden cambiar de sexo, es sembrar incertidumbre en la identidad sexual y eso genera personalidades débiles y manipulables.
Hablar de la homosexualidad a los chicos, sin explicar sus riesgos, los pone en peligro. La conducta homosexual va ligada a mayores tasas de depresión, trastornos de ansiedad, consumo de sustancias, adicciones, riesgo de suicidio y enfermedades de trasmisión sexual.
Proponer a adolescentes, que se afirmen en un género diferente al biológico atenta contra su desarrollo normal. Los chicos en la adolescencia están formando su identidad, hay estudios que demuestran que el 60% de los adolescentes que a los 17 años sentían algún tipo de atracción hacia personas de su mismo sexo, a los 25 años terminaron identificándose correctamente con su sexo biológico y formando pareja heterosexual.
La EIS promueve la pedofilia, ya que vuelve más vulnerable a los niños. La EIS supuestamente educa para prevenir el abuso, pero nunca ofrece una solución a la explotación sexual. Se dice que la mayoría de los abusos ocurren en el ámbito familiar, pues bien, si se quiere proteger al niño, esto no se logra por medio de una educación sexual ensenándole a perder el pudor. Se debería más bien formar a los profesores a reconocer señales de abuso. Ya la Serpaj tiene una denuncia por la promoción de la pedofilia en su anterior Guía para docentes sobre educación integral. (ver pág. 162 del citado material).
La EIS es parte del problema de la explotación sexual, ya que no apunta a educar al niño a reconocer la diferencia entre el amor verdadero y la explotación sexual, al chico solo se le enseña que todo es el derecho de ejercer la propia sexualidad.
Recomiendo a los padres leer o seguir a Agustín Laje, a Pablo Muñoz Iturrieta, a la Magister Judith Iturriaga o a otros referentes formados en el tema. Esto no se me ocurre a mí, lo he leído, he asistido a charlas, conferencias, cursos y por sobre todo se condice con la educación que siempre hemos recibido. Es de sentido común, ¿o desde cuando la sexualidad temprana, sin compromiso, promiscua o con el mismo sexo hace que las personas sean sanas, maduras, competentes, capaces de compromiso? Para nuestros hijos, exijamos programas basados en ciencias y valores, que respetan la naturaleza del ser humano, no en ideologías que buscan amoldar la realidad a sus ideas, sin importar el daño y enorme perjuicio que causan.