Hace unos días nos enteramos que el compatriota Guillermo Zaracho, quien se encuentra estudiando en la Pérfida Albión, estaba solicitando ayuda económica para solventar sus gastos en la supuestamente prestigiosa Universidad de Oxford.
Como es costumbre, debo acotar que no estoy muy de acuerdo con que el Estado Paraguayo malgaste “ponchadas de dinero” para enriquecer a centros de adoctrinamiento en Europa, Estados Unidos o el resto del mundo. Ese valioso dinero podría ser utilizado para que los expertos vengan aquí, se les financie y desarrollen su ciencia y tecnología en las Universidades del Paraguay, para que los habitantes de nuestro país tengan acceso directo a ellas y podamos crear nuestras propias tecnologías e ingenierías.
Habiendo dicho eso, pasemos al tema en cuestión.
Como adelantamos, un hacendoso compatriota, Guillermo Zaracho, está cursando en la Universidad de Oxford una maestría en educación en lengua inglesa, según tengo entendido. Asumo que el paraguayo habrá hecho enormes sacrificios y méritos académicos para ser admitido en la prestigiosa institución de enseñanza, que supuestamente ofrece los más altos estándares de calidad en el ramo. Si de algo estoy seguro, es que muchos quieren pero pocos pueden lograr lo que está llevando a cabo Guillermo Zaracho, quien se merece el máximo de los respetos porque está haciendo su sueño realidad, con esfuerzo encomiable.
El joven Zaracho recientemente fue noticia en las redes sociales porque solicitó la colaboración del solidario pueblo paraguayo para poder costear sus estudios, pues a pesar de las ayudas estatales que recibió, no es suficiente con el exorbitante costo de vida de las Islas Británicas. Por supuesto que nuestros nobles paisanos se conmovieron con su caso y haciendo de tripas corazón, con todo y crisis económica gracias a las absurdas decisiones tomadas a nivel mundial por la llamada “pandemia”, se pusieron a cooperar con él, con lo poco que tuvieran a mano.
Todo iría a la mar en coche con color de rosa para Guillermo Zaracho si no fuera porque nunca faltan villanos en nuestra hermosa aldea, como no escasean en el resto del mundo. Estos seres perversos, depravados y malvados, no pueden soportar el sacrificado éxito de los demás, y mucho menos si es que la persona a la que quieren ver destruida no comparte las mismas posiciones ideológicas o culturales que ellos poseen.
En ese antro de mala muerte de las redes sociales denominado “Twitter”, en el que participo no sé por qué ni para qué, quizás por algún deseo de conocer con profundidad a lo que puede llegar la inmundicia humana, unos cuántos activistas del famoso “mundillo de los 108 y un quemado” empezaron a sacar a la luz ciertos “posteos” y videos de tik tok de Guillermo Zaracho, en los que este, como recio varón paraguayo, se muestra absolutamente contrario a varios aspectos de lo que hoy llamaríamos “feminismo radical” e “ideología de género”.
Los malsanos pegaron el grito al cielo y empezaron a “arrobar” a las autoridades de la Universidad de Oxford, pidiendo nada más y nada menos, que expulsen a Guillermo Zaracho de dicho recinto académico. Algunos, sin disimular su mefistofélica putrefacción mental, decían que “merecía esto y mucho más” por tener posturas “machistas, patriarcales, retrógradas”, lo de siempre con estos mentecatos.
¿Qué podríamos decir al respecto?
Desde ya que es muy difícil definir la actitud que tomó esta gentuza con un sacrificado compatriota. Lo único que me viene a la mente es una frase infalible que, por su grotesca contundencia, pinta de cuerpo entero a quienes hayan y siguen buscando que Guillermo Zaracho sea expulsado de Oxford.
Es una frase que no quiero dejar escrita para no contribuir mucho más al exceso de vulgaridad que existe en este mundo tan decadente y corrompido por el hedonismo incontrolable del posmodernismo. Es necesario que pida disculpas a los lectores, especialmente las damas y los niños, si es que los hay, antes de redactarla. Porque en verdad, da mucha vergüenza y asco que puedan existir personas tan malignas y protervas.
¡Es cosa de putos, carajo!
Sí señor, sí señora. ¡Qué gran puto hay que ser para querer perjudicar de esa manera a un hacendoso y esforzado compatriota! Bribones, canallas, inverecundos depravados de la más última calaña es lo que son. Conste que no todos los gay de este país son tan mala gente, porque he visto con mis propios ojos que muchos de ellos protestaron contra la horrible actitud de estos putazos que quieren arruinar la carrera de Guillermo Zaracho.
Vuelvo a pedir disculpas por el exabrupto literario, pero faltan palabras para describir este tipo de maldades. Imagínese el nivel de histeria irresoluta, imagínese cuánta neurosis insaciable hay acumulada en esa clase de personas.
No es la primera vez que estos depravados bribones utilizan este tipo de procedimientos para perjudicar a aquellos quienes consideran sus enemigos. De hecho, es una táctica común y corriente en ellos. Utilizan las redes sociales para realizar “escraches virtuales”, acusando a personas ante sus empleadores, diciendo e inventando todo tipo de patrañas de mal gusto para minar la imagen personal de la potencial víctima del ataque. Hasta buscan comentarios viejos, quitados de contexto, que podrían haberse hecho varios años atrás, con la única intención de “cancelar” y de “perjudicar” al que se considera un “potencial enemigo”.
Algunos tenemos mucha “espalda ancha” y soportamos cualquier cosa (aunque todo tiene un límite). Sin embargo, en este caso, el pobre Guillermo Zaracho podría pasarla verdaderamente mal. ¿Y quién pagará las consecuencias si es que el compatriota pierde su admisión en Oxford? ¿Habrá alguien que se responsabilizará por haber generado semejante daño y perjuicio a su persona?
En estos casos de pública notoriedad, la Fiscalía de Delitos Informáticos debería actuar de oficio y prevenir cualquier daño contra la persona afectada por estos ataques que, simple y llanamente, solo pueden ser tildados de una forma: ¡cosa de putos!