Esta mañana, como es habitual en la Cámara de Diputados, la legisladora Celeste Amarilla criticó duramente el atuendo de la reina consorte de España, Letizia Ortiz. “Viene a mirar la pobreza de Paraguay a ver qué limosna tirarnos. No le hubiera recibido Silvana Abdo, estoy contenta de que no le hayan reconocido para que no crea que nos morimos por su saludo”, comenzó e, inmediatamente agregó que “quizás necesitemos su dinero pero merecíamos uno de los vestiditos de su clóset no el chaleco que usaba su guardia y su secretaria”.
Lo que claramente ignoraba nuestra representante de la realeza vernácula, la condesa del valle de San Bernardino, es que ese uniforme fue fabricado por una empresa nacional a pedido de la Cooperación Española. El emprendimiento “Fabricato” salió al paso para defender su trabajo.
“Diputada, el “chaleco de cuarta” como usted dice, fue fabricado por nuestra empresa a pedido de la Cooperación Española. Una Pymes nacional Bandera de Paraguay. Si usted quiere un vestido se le puede comprar con el buen salario que gana”, escribió la empresa.
Yo, honestamente poco entiendo de glamour, por eso acudí a una frase de Oscar de la Renta para el título y, a su vez, quiero dejarle una de Coco Chanel para el final: «La elegancia y el porte se transmiten con actitud. No necesitas mostrar de más o crear un ‘personaje’ para ser relevante en el mundo». Ellos si entendían de glamour, tanto, que pareciera que dijeron estas frases para usted, condesa.