Realmente estoy un poco cansado de la sociedad en la que nos hemos convertido, una sociedad tibia, cómoda, holgazana e incapaz de luchar por causas justas. Una sociedad que, a pesar de saberlo, porque la historia lo ha demostrado infinidad de veces, es capaz de aceptar la discriminación, capaz de aceptar que nuestra libertad se pierda y que sabe que, si acaso la volvemos a recuperar, llevará mucho tiempo y habremos desperdiciado muchas generaciones.
El premio Nobel de economía, Friedrich Hayek, en su obra Camino de Servidumbre de 1944, ya demostraba que las libertades se pierden de forma gradual.
También, Ronald Reagan, ex presidente de los Estados Unidos, con mucha razón dijo alguna vez: «La libertad nunca está a más de una generación de la extinción. No se lo pasamos a nuestros hijos en el torrente sanguíneo. Debe ser combatido, protegido y transmitido para que hagan lo mismo»; bueno, sepan que somos nosotros esa generación y no lo estamos viendo.
Estamos viviendo una tiranía y eso es innegable, el gobierno sabe todo de nosotros y, si lo piensa bien, nosotros, el soberano, no sabemos nada de lo que hacen nuestros gobiernos, una premisa fundamental para que podamos llamar a esto democracia.
A diario vemos como los medios de comunicación, en una clara medida de desinformación nos muestran alarmados imágenes que vienen, por ejemplo, de Afganistán, donde las mujeres perdieron todos sus derechos a partir del regreso del Talibán pero, ¿Tenemos libertad en occidente? No, no la tenemos, las elites le colonizaron la mente al grueso de la población y no solo no se dieron cuenta sino que lo festejan, y agreden a quienes defienden su libertad.
Hace más de un año que nos tienen encerrados, millones de personas han perdido sus negocios, sus empleos y, por supuesto, muchos más han perdido su salud mental y los líderes responsables de estos desastres continúan fingiendo que sus políticas funcionaron y asumen que pueden seguir engañando al público. Lo que es peor aún, ya avisaron que volverán a implementar estas estrategias nuevamente en el futuro.
Es hora de despertar, de defender nuestras libertades, y aquellos que han dejado que colonicen sus mentes dejen de atacar a quienes ya lo estamos haciendo, porque la libertad de sus hijos y nietos dependen de estos “loquitos”, ¿O de verdad se creen más virtuosos que los desobedientes por acatar órdenes de un grupo de mentirosos, ladrones y psicópatas?