Brasil se convirtió en la sede de la reorganización de la derecha internacional con la organización de la primera Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en la región, evento que busca expandirse a Argentina y México.
Desde Brasilia, el organizador del CPAC, Eduardo Bolsonaro, exclamó: «Unidos, vamos a revertir la rabia socialista, que por donde ha pasado deja un rastro de asesinatos y miseria».
En esta edición, uno de los invitados más destacados fue Donald Trump Jr., quien declaró: «No podemos cometer el error de asumir que estamos en una pelea justa».
Dicha injusticia se evidencia particularmente frente a la realidad de que hoy en día las redes sociales son el principal medio de información y comunicación. Por tal motivo, quedarse sin acceso a estas herramientas equivale a ser anulado públicamente, tal como ocurrió con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando aún estaba en el cargo.
Ni los medios masivos, ni las redes sociales, mucho menos los organismos internacionales, le dan a la derecha la misma visibilidad de la que goza la izquierda. Al contrario, la Organización de Naciones Unidas (ONU) incluso ha propuesto hacer listas negras para países que no adopten la ideología de género.
Brasil lidera la derecha en la región
El caso de Brasil dio un vuelco de 180 grados en política nacional e internacional, en cuanto le dio la espalda a la izquierda, luego de años de haber sido la sede de su reorganización con el Foro de Sao Paulo que produjo presidentes como Hugo Chávez en Venezuela y Luis Inácio Lula da Silva en Brasil. Pero el triunfo de Jair Bolsonaro le quitó no solo legitimidad sino también recursos, empujando a este bloque ideológico a buscar su reorganización en otros horizontes.
Por medio del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), Brasil financió las tiranías de Venezuela y Cuba. Según informó Marcelo Odebrecht, propietario de la constructora que lleva su nombre, la cual se ha visto envuelta en innumerables escándalos de corrupción, Cuba recibió 952 millones de dólares para la construcción del puerto de Mariel (a cargo de Odebrecht).
“Venezolanos mueren de hambre por la tiranía de un Gobierno que anda de la mano con la dictadura cubana. Vía BNDES y otras fuentes de financiamiento, Brasil es un gran patrocinador del socialismo que masacra millones en el mundo. ¡Eso cambiará! ¡Con nosotros, el foco es Brasil!”, dijo Bolsonaro durante la campaña electoral.
La expansión de CPAC
Ahora, su hijo Eduardo Bolsonaro, el diputado más votado de la historia de Brasil, es quien ha encabezado la consolidación en la región de alianzas para llevar la lucha política al plano cultural. Además de organizar las últimas dos ediciones del CPAC, ha invitado a referentes de toda la «Iberosfera».
Entre los asistentes destacan el presidente del partido español Vox, Santiago Abascal. También están en la agenda referentes regionales como el escritor y politólogo Agustín Laje y el economista Javier Milei (con quien Eduardo Bolsonaro se comunicó por videoconferencia el fin de semana).
Vale destacar que Abascal, al igual que el vicepresidente de Vox, Víctor González, y el eurodiputado Hermann Tertsch, estuvieron recientemente en México, hoy sede del Grupo de Puebla, la continuidad del Foro de Sao Paulo, pero con un enfoque «progresista». Por lo cual, la delegación viajó a lo que alguna vez fue la Nueva España para pactar adhesiones a la Carta de Madrid, documento que precede al Foro de Madrid, el cual enfrenta al Foro de Sao Paulo.
La lucha contra el comunismo y los regímenes que conducen hacia él es común para todos los referentes antes mencionados y, el «progresismo» es una de sus vertientes, pues propone una organización social que no es orgánica sino que requiere de la intervención del Estado.
Bolsonaro con la «dictadura de la toga»
Brasil es el ejemplo claro de que no basta con tener un presidente de derecha para gobernar. Al contrario, en este país el Supremo Tribunal Federal tiene el poder de perseguir a los simpatizantes del presidente e incluso de revocar a los diputados la inmunidad parlamentario cuando estos cuestionan a la corte.
La «dictadura de la toga» –como llama Bolsonaro al máximo tribunal– se ha convertido en un poder que pretende pasar por encima de los demás, una realidad que se repite en otras naciones de la región. Por lo cual, el CPAC busca restaurar el respeto a las instituciones y la separación de poderes, incluyendo el cuarto poder que se extendió al mundo cibernético.
Por último, el CPAC contó con la presencia del presidente Jair Bolsonaro, quien no pudo estar en la primera edición de 2019, por cuestiones de seguridad, tras el apuñalamiento que sufrió en campaña. Allí convocó a una manifestación prevista para el 7 de septiembre, asegurando que será «el día más importante de nuestras vidas».
Este 7 de septiembre, día de la independencia, los brasileños están citados a defender la patria. Se espera la asistencia de unas 2 millones de personas en la icónica Avenida Paulista de Sao Paulo. Allí defenderán a su presidente y rechazarán la persecución política e ideológica por parte de la Corte Suprema y sus aliados que liberaron a un condenado por corrupción como Lula da Silva y le restituyeron sus «derechos políticos» para habilitar su candidatura presidencial, mientras hacen hasta lo imposible para destituir al presidente que eligieron 57 millones de brasileños.
«El pueblo manda», es la consigna que une a millones que recuerdan a sus gobernantes donde reside el verdadero poder.