El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue guerrillero simpatizante de la llamada Teología de la Liberación, de los llamados «sacerdotes tercermundistas» de los años ’70 y ’80. Pero hoy día los religiosos ‘progresistas’ de la Iglesia Católica afirman que ya sufren la persecución de Ortega.
Jan-Albert Hootsen escribió, en la revista America, de los jesuitas estadounidenses, una entrevista a un sacerdote cuya identidad no fue revelada pero con trabajo en San Jerónimo y otras comunidades rurales, en especial de miskitos afro-nicaragüenses, en la frontera con Honduras, donde hay casos de ocupación ilegal y violenta de tierras de parte de colonos paragubernamentales, vinculados al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Nicaragua, una de las naciones más pobres de América, aplica una ridícula Ley contra la Traición aprobada en diciembre 2020 por una Asamblea Nacional controlada por el oficialismo, y que provocó la detención de no menos de 7 candidatos presidenciales o vicepresidenciales para quienes se reclaman 15 años de prisión.
Otra prominente aspirante a la presidencia, Christina Chamorro, hija de la ex presidenta Violeta Chamorro, fue arrestada por cargos de lavado de dinero.
Católicos
En ese contexto paranoico de Ortega y su grupo, los jesuitas temen una persecución, tal como lo anticipó el 30/07 el propio Ortega durante el festejo de la fundación de la Fuerza Aérea de Nicaragua, cuando en un discurso abundante en referencias bíblicas, dijo:
«Ellos fueron los que se exiliaron, y cada día se exilian más. Eran fariseos. Cristo los llamó fariseos cuando los encontró en el templo y los sacó a latigazos y los fariseos no han desaparecido, ahí están caminando con elegantes ropas y hablando como si fueran santos, el clero nicaragüense. No tienen ningún respeto por Cristo, ningún respeto por Dios».
La Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua criticó al gobierno de Ortega en un comunicado del 10/08 por:
- restringir la libertad de expresión,
- encarcelar a los opositores,
- restringir las visas de sacerdotes extranjeros en el país y
- hacer que las elecciones libres y justas en noviembre sean casi imposibles.
También acusó a los Ortega de gestionar mal tanto la pandemia de COVID-19 como la asistencia luego de los huracanes que azotaron Centroamérica en 2020.
Algunos sacerdotes que proporcionaron refugio y asistencia médica a los manifestantes reprimidos y perseguidos en 2018, y fueron amenazados por las fuerzas parapoliciales. El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, se convirtió en el rostro de esas críticas y una celebridad en Twitter.
En 2019, una multitud de militantes oficialistas atacó a católicos en Masaya. En tanto, personas no identificadas bombardearon una capilla en la catedral de la capital, Managua. El papa Francisco consideró prudente llamar al Vaticano por tiempo indefinido al obispo Báez.
Hasta ahora, según la revista America, el régimen aún no ha atacado físicamente ni encarcelado a ningún sacerdote o alto funcionario eclesiástico, pero el padre Carlos Avilés, vicario de la Arquidiócesis de Managua, cree que es apenas cuestión de tiempo.
“No creo que sea posible en absoluto tener elecciones. Casi no queda oposición, y lo poco que hay, está dividido en toda una serie de temas”, dijo preocupado el padre Avilés.
Agregó que, a pesar del temor de ataques a la iglesia, los obispos y sacerdotes de Nicaragua están unidos en su oposición al régimen aunque: «Hay algunos sacerdotes que han decidido dejar de hablar en contra del gobierno«.