Haciendo una rápida actualización del conflicto, básicamente hemos observado en medio de la estela de sangre y horror dejada por las fuerzas invasoras rusas, también ha habido más exhibición de la diplomacia de micrófonos entre Occidente-Ucrania y Rusia. En lo que respecta al primero, se observó los dos conmovedores discursos del Presidente Volodímir Zelenski, quien se dirigió telemáticamente al Congreso de Estados Unidos y luego al de Alemania. Además de la reunión de la OTAN en Bruselas, el anunció del Presidente Biden de enviar 800 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, hasta calificar al presidente ruso de “criminal de guerra”.
Por parte de Rusia, las fricciones entre Washington y Moscú no han cesado, primero con el anunció de Rusia que encontraron laboratorios con material biológico no informado a la comunidad internacional, por lo que convocaron una reunión del Consejo de Seguridad de las Nacionales Unidas. Además de la imposición de sanciones directas al Presidente Biden, al Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, como altos funcionarios de ambos gobiernos y el rechazo de Moscú de la reciente acusación de Biden a su homólogo ruso.
Pero lo medular de todo el conflicto en lo que respecta a esta semana, es lo referido a la situación del avance limitado de las tropas invasoras sobre territorio ucraniano. Rusia, básicamente ha concentrado dos grandes frentes: a) En el litoral sur, con ataques con fragatas misilísticas y un submarino sobre Mariúpol y Odesa, esto con el propósito estratégico no sólo de conectar la región costera desde Odesa hasta el Donbass, sino lo que ello implica, controlar las carreteras que conectan ambas zonas directamente con Rusia y lo más importante controlar el acceso al mar Negro y; b) En Kiev, donde las tropas rusas están aproximadamente a 30 km, pero su avance está técnicamente atascado, ¿por qué? Las cusas pueden ser múltiples: la resistencia ucraniana superó lo previsto, Putin no quiere entrar en una guerra de guerrillas en la capital ucraniana, porque tiene déficit logístico (gasolina, municiones y/o alimentos), o se trata de una táctica de Putin para ganar tiempo en la mesa de negociación.
Ahora bien, la situación de atascamiento de las fuerzas invasoras nos obliga a retrotraernos nuevamente a los días previos a la invasión. Recordemos que las fuentes de inteligencia estadounidense, sostenían que la toma de Kiev iba ser una operación relámpago y que a lo sumo tardaría 72 horas.
Para suerte de los ucranianos esto no, ello se debe en gran medida al factor Zelenski, es decir, éste no ha abandonado el gobierno, contrariamente se mantiene al frente, con lo cual, los escenarios de rendición de las fuerzas ucranianas o el golpe de Estado contra el Presidente constitucional de Ucrania, no han tenido lugar hasta ahora. Por otra parte, el éxito que han tenido las fuerzas ucranianas con los misiles tierra-aire tipo stinger o javelin junto a con los drones de fabricación turca (Bayraktar) con los cuales han propinado severas bajas sobre los convoyes rusos, sus blindados e incluso helicópteros artillados. Además de los drones de fabricación estadounidenses que logran derribar los aviones rusos.
Pero en medio de todo este estancamiento de la operación militar de las fuerzas invasoras rusas en el frente del norte de Ucrania (en las adyacencias de Kiev), se han producido dos anuncios que pueden marcar el fin del conflicto. Uno de ellos, por primera vez el Presidente Zelenski anunció que desiste de la iniciativa del ingreso de Ucrania a la OTAN y, por parte de Rusia, el siniestro Canciller ruso, Sergei Lavrov anunció que las partes están “cerca” de un acuerdo, un acuerdo de 15 puntos, pero que el eje central de éste consiste en que Ucrania garantice la neutralidad de la política exterior y su compromiso a no adherirse a ningún bloque militar.
Estos dos anuncios realmente son claves, pues, la tentativa del ingreso de Ucrania a la OTAN fue el gran detonante del actual conflicto, a la vez, con una salida negociada que le dé la aparente victoria a Putin, le permitirá a éste evitar el desgaste y los costes militares, económicos como políticos de la guerra a Rusia, algo que le urge a Putin tras la catarata de sanciones que occidente aplicó a la economía rusa, una salida negociada entre las partes podría destrabar permitir levantar gran parte de dichas sanciones. Finalmente, las opciones más negras aún están sobre la mesa. Un primer escenario es que justamente Putin intensifique los ataques en Mariúpol y Odesa para forzar a Zelenski para que firme el acuerdo de los 15 puntos anunciados por Lavrov. O el más lúgubre, consiste en una frustrada Rusia opté por intensificar la ofensiva militar mediante bombardeos masivos e indiscriminados en todos los frentes, hasta reducir a Kiev como ya lo hizo Putin en la ciudad siria de Aleppo. Solo las acciones de la próxima semana, permitirán develar el derrotero de esta lamentable guerra.