En estos tiempos convulsionados donde la terrible combinación de falta de cultura, depresión y tensión acumulada por culpa de la pandemia y la crisis económica; donde la violencia está al orden del día y, una de las más aberrantes de las violencias, la sexual, está en auge, es de una irresponsabilidad mayúscula la suya, diputada Kattya González.
En estos tiempos donde se busca creer en las víctimas, las reales, contenerlas y alejarlas de la violencia; en un país que sufre el tráfico de personas con fines de trata, lanzar denuncias al aire, sin fundamentos ni aportando pruebas no es correcto.
Usted es una legisladora nacional, tiene las herramientas necesarias para denunciar y proseguir una investigación si realmente fue amenazada, ¿Porqué no lo hace?, ¿No piensa, acaso, que tal vez esa persona que la amenazó haya llevado adelante las amenazas con otra mujer sin los recursos, económicos, políticos y mediáticos que usted posee? Si no lo pensó, diputada, es tiempo que lo haga, vaya y denuncie, presente las pruebas, y que la justicia «caiga» sobre este hombre, como sociedad tenemos la obligación moral de hacerlo, de erradicar a esa clase de personas de nuestra sociedad.
Ahora, si no tiene las pruebas, y como se me ocurre, su denuncia no es más que un recurso mediático, déjeme decirle que lo que debe hacer es renunciar a su banca y a su vida política; las miles de mujeres víctimas merecen respeto, no que se banalice un tema de este calibre por unos miserables minutos de aire.
Para finalizar, déjeme citarla: «Dice que me va a desnudar y que va a sentir placer al hacerlo. Quiero saber si a sus hijas, a sus madres o a sus esposas un sujeto viene a decirle que le va a desnudar y que va a sentir placer, ¿esa no es una cuestión para tomarla en serio?». Coincido con usted, diputada; como padre, como esposo y como hijo me tomo en serio el tema, espero lo mismo de usted.
