El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, inició este martes una visita, histórica por cierto, a Paraguay. Según los comunicados de prensa, esta visita marca el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países y la oportunidad de profundizar la cooperación y el comercio bilateral.
Si bien es cierto que fortalecer el comercio siempre es positivo, la idea de «profundizar la cooperación» nos preocupa un poco. Las consignas y comunicados que suelen emanar de las grandes potencias a menudo tienen un trasfondo que al final puede perjudicarnos.
Con esta visita, muchos recordamos algunas publicaciones que se dieron hace algún tiempo, cuando Suella Braverman, entonces ministra del Interior admitió que estaban avanzando en negociaciones con Paraguay para hacer que nuestro país fuera el destino final de los inmigrantes ilegales que llegaban al Reino Unido, algo que reconoció quien entonces era jefe de gabinete de Mario Abdo, Hernán Huttemann.
En ese momento, una fuente de Whitehall le confió a un periodista del Daily Express que «Tenemos otras conversaciones en marcha. Paraguay es el país más avanzado en este momento».
«Tenemos que romper el modelo de negocio de los traficantes de personas y solo podemos lograrlo si la gente que traen entiende que su destino final no será Gran Bretaña», añadió la misma fuente.
En resumen, si el precio de la «histórica» visita de David Cameron es que Paraguay se convierta en el destino final de aquellos inmigrantes que no logran adaptarse al Reino Unido, será muy alto. La ciudadanía debería oponerse a ello o, de lo contrario, aceptar que el modo de vida tradicional de nuestro país desaparecerá.
