La política económica del régimen de Xi Jinping está socavando la apertura y la confianza que se habían desplegado durante el período reformista iniciado hace más de 4 décadas. El gigante asiático se dirige al estancamiento.
Solamente en 2023 la llegada de capital inversor se desplomó un 82% con respecto a 2022, totalizando a duras penas los US$ 33.000 millones de dólares frente a los US$ 350.000 millones del período precedente. Nunca antes se había registrado una caída de semejante calibre.
El derrumbe se acentuó especialmente desde el tercer trimestre del año pasado, y desde entonces no logró recuperarse. Los analistas coinciden en que, a diferencia de sus predecesores, el liderazgo de Xi está revirtiendo el proceso de liberalización y modernización de la economía china.
La tasa de crecimiento de China cayó a los niveles más bajos de los últimos 40 años. Desde 2021, la expansión anual de este país cayó sistemáticamente por debajo de la de India, y las proyecciones hacia el futuro anticipan que la tendencia no hará más que profundizarse.