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35 años de puñeta

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Primero que nada, no “estamos” en democracia como se dice y repite hace tres décadas y media, si no en una República, nominalmente al menos. En mi opinión, no tenemos ni lo uno ni lo otro.

¿Cómo hemos de tenerlos si ni siquiera sabemos con certeza que son? Es más, no pueden coexistir uno con el otro en una sociedad de ignorantes. Más del 90% de este pueblo no sabe definirlos y el resto dice cualquier cosa.

Los que creen saber dirán que así de burra es la gente por culpa de la dictadura que impidió educarnos. Tremendos burros son ellos, nada que ver.

Mientras existan ministerios de mala educación la mayoría de los habitantes serán incultos y, que yo sepa, el libro que mata la ignorancia y cura la estupidez más te vuelve sabio es gratis; la Biblia. Esta responsabilidad es personal de cada quien y no de ningún gobierno, sea dictadura, democracia o monarquía.

La democracia es un método mediante el cual se pretende la transferencia pacífica del poder político, no una meta. Repitan, la democracia es un método y no una meta.

La República tiene límites geográficos donde una nación es soberana en un marco constitucional.

La democracia, americana, jeffersoniana si se quiere, fue elaborada para contender con la naturaleza misma del hombre, así como de alguna manera fueron los 10 mandamientos también, por eso comienzan con el no. Aquí ya los más burros tienen que dejar de leer porque entramos en la parte filosófica del asunto.

Es por eso que el Paraguay cuenta con un Congreso y no un Parlamento, la influencia es de los norteamericanos, no de los europeos por más que nos colonizaron los españoles. En realidad, lo que tenemos es un chiquero con una piara hedionda de políticos ladrones.

De modo que, no se debe decir “soy un demócrata”, es un oxímoron, sin embargo, por estos lares, siempre hubo políticos que se ufanan de serlo cuando en verdad son grandes pelotudos como el caso de los Saguier o los Filizzola, por ejemplo.

“La casita democrática” dijo el boludo de Alfredo Jaeggli refiriéndose a radio Ñanduti, chuliná el. La casa de las putas donde se aprendía a ser prostituto de la prensa dirigida por el finado gran profesor.

Como contrapunto interesante al concepto en cuestión, el comediante estadounidense Will Rogers dijo literalmente: “No pertenezco a ningún partido político porque soy un demócrata”. Certero al menos.

Lo de Kafka es inobjetable: “Un idiota es un idiota, dos idiotas son dos idiotas y diez mil idiotas son un partido político.

El prócer Benjamín Franklin al salir de la convención constitucional en Filadelfia dijo que habían decidido tener una república, pero que no iba a durar si no la sabían conservar.

Discúlpenme, el Paraguay no es república ni democracia, hoy día, en estos sentidos, es cualquier cosa. Un agujero donde el escaso dinero es el gran caballero.

En los casi 35 años de gobierno del General Alfredo Stroessner vivimos en una república soberana bajo un gobierno con autoridad sobre su pueblo.

Existía una fachada democrática para cumplir con la etiqueta, pero igual el régimen tuvo legitimidad, quiere decir, contó con el consenso de la mayoría de los gobernados, mucho más que todos los gobiernos que vinieron luego de su caída.

Stroessner prioriza la lealtad por sobre la capacidad para gobernar y conservar el poder por muchos años, pero esto no significó que se rodeo de burros, solo tenía uno de confianza ya que era su pariente, cuyo vástago, burro hijo de burro lo confirma. Notable que de una misma familia salió el mejor y el peor presidente de la historia del Paraguay.

El año pasado nuestra moneda, el Guaraní, cumplió 80 años, es la inercia de Stroesnner aún. La represa de Itaipú nos ilumina, gracias al gobierno de Stroessner también. Todas las rutas, algunas mejoradas y otras ampliadas, se hicieron la mayoría en la época de Stroessner, así como la ANDE para distribuir electricidad y la Corposana para hacer lo propio con el agua corriente por primera vez en el Paraguay. Los colegios nacionales, en especial el CNC, son motivo de orgullo para los egresados en tiempos del general Stroessner.

Pero lo primero que se escucha cuando alguien se refiere a esa época es que se podía dormir afuera tranquilamente, como los judíos en la fiesta del Sucot, de los tabernáculos. Que no había asaltos, ni siquiera necesidad de llavear los autos en la vía pública, aun con cosas dentro del vehículo. Todo esto me consta.

Quiere decir que hubo un ambiente de seguridad casi absoluto cuál debería ser la principal función de todo gobierno mediante el Estado que administra, el de otorgar el mayor grado de seguridad a la sociedad, incluso, si leemos a Thomas Hobbes, podemos colegir que para eso fue creado el Estado principalmente.

En la era democrática te asaltan y matan por un celular dijo un ciudadano quien defendió la era stronista, entonces, salió el imbécil Luis Bareiro y le contestó que en esa época no había celulares. Cierto, pero había carteras, billeteras, joyas, lo que fuere, pero generalmente nadie tocaba lo que no era suyo. Muñequita de trapo, vendida y bandida quien gracias a las canonjías de Itaipú participó de la creación del robacide.

Cabe agregar algo primordial, como bien se leía en esa calcomanía “Eramos felices y no lo sabíamos, 1954-1989”, no costaba vivir, lo cotidiano era barato, el pan, el agua, la luz, el transporte y el comer. Los días eran largos y las noches tranquilas, siempre la gente se reunía y abundancia había, tanto en la comida como en la bebida gracias a ciertos contrabandistas. Hoy cuesta vivir, es cara la vida, el comer, desplazarse, salir e incluso sablear cuesta y más aún si uno quiere mantenerse honesto. Esta es la forma más cara de vivir en el Paraguay hoy día.

La gente que sabe que este locutor estuvo preso siempre pregunta si fue en la época de Stroessner, la respuesta es no. Tuve que dejar la radio, eso sí, porque no quise hacerme colorado cuando el régimen comenzó a tambalear y daba esos manotazos de ahogado, pero en Tacumbú Hilton estuve en la era “democrática” acusado de atentar contra la convivencia democrática, una re-edición de la ley stronista 209 que se utilizaba para reprimir por atentar contra la paz pública. ¡Que honor! Estuve preso por poner en peligro la “democracia” a la cual odio e hizo que ame la “dictadura”. 35 años han pasado desde su ida, 35 años de puñeta en los cuales no se hizo nada significativo comparado a lo que se hizo en la dictadura stronista. Hoy día somos menos libres y menos soberanos, más pobres y endeudados, estamos rodeados de ladrones en la calle y el gobierno, reina la inseguridad. Pero los putitos pueden exigir sus derechos y las feministas empoderarse destruyendo cualquier vestigio de república mediante “leyes especiales” inconstitucionales. Los gobiernos nos persiguen e intentan destruir nuestra economía con paquetes de leyes “anti lavado” solo para que laven algunos. Y así puedo seguir con una larga lista de “conquistas democráticas” por parte de grupos de interés que medran con el Estado. Ya ni empresarios quedan, casi todos fatean con el Estado, el cual, se ha convertido en el principal enemigo de los gobernados con presupuestos siderales para alimentar a la casta política parasitaria que no para de crecer en detrimento de la calidad de vida de la mayoría de la población. Y, por supuesto, desde que se democratizaron las intendencias, todo está más sucio.  Democracia puñetera, gracias por nada.

Shabat shalom 

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