viernes, 22 noviembre, 2024

¿Qué es la corrupción? Una aproximación desde la genealogía de las ideas

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Héctor Acuña
Héctor Acuña
Director Editorial de InformatePy

A menudo los temas sobre los que todo el mundo habla son los que más se ignoran. Todo el mundo se queja de la corrupción, las personas adolecen sus efectos, los políticos la señalan como foco de sus políticas y el periodismo vende grandes titulares con esa palabra, pero ¿qué es la corrupción?

Por lo expuesto, te invito a transitar distintas formas de ver el fenómeno de la corrupción en las comunidades políticas de toda la historia. Adelanto que este artículo puede ser un poco extenso, sin embargo, creo que un panorama general de este asunto lo vale. Creo también que es importante decir que es imposible que sea exhaustivo, tanto por la extensión de tema como por mis propias limitaciones.  

¡Comencemos!

Para rastrear el concepto corrupción debemos remontarnos hasta la cuna de nuestra cultura occidental, Grecia.

Antiguedad

Platón (427 a. C.- 347 a. C.), en su República explicaba que, desde un punto lejano del pasado, la sociedad se encontraba continuamente transitando un proceso de descomposición social que él denominaba “corrupción”. Desde el modelo original de una sociedad utópica guiada por un Filósofo Rey, pasando a una monarquía simple, para luego devenir en una aristocracia y caer en la desgracia de la democracia, antesala de la oclocracia o gobierno de la muchedumbre, la sociedad se corrompía sucesiva e irremediablemente en un proceso de degeneración social, con ignorancia, desgobierno y finalmente el caos de la desintegración social ¿Cuál era la acción política mínima correspondiente que contrarreste tal calamidad? Si acaso era imposible ir hacia atrás, volver al modelo de gobierno original, el único programa político factible era detener la corrupción. No deja de ser llamativo que 2300 años después todavía en Occidente el reclamo político básico de todo ciudadano para los gobernantes sea: ¡paren la corrupción! En ese sentido (y en otros) todavía todos somos platónicos.

Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.) da un paso adelante y retira del concepto “corrupción” la pátina sociológica platónica y se enfoca en las causas finales ¿Cuándo un gobierno es corrupto? Veámoslo de su puño y letra.

Todo gobierno constituido en vista del interés general es bueno y rigurosamente justo, y todo gobierno instituido en vista del interés de los gobernantes es vicioso en su origen, porque no es sino una corrupción de una organización social buena; es el despotismo, y el Estado no debe ser sino una reunión de hombres libres

Aristóteles. La política

El maestro del saber supone tres formas de gobierno orientadas al bien común (monarquía, aristocracia y republica) donde sí se corrompe el principio de las mismas, su búsqueda del bien general, degeneran en tiranía, oligarquía y democracia, respectivamente.

La tiranía, pues, es el despotismo de uno solo que oprime a la sociedad política. La oligarquía es el poder supremo de los ricos en el Estado. La democracia es la soberanía de los pobres con exclusión de los ricos

Aristóteles. La política

Modernidad

En la modernidad encontramos el nacimiento de la política como ciencia social y el Estado moderno, este órgano burocrático, como su herramienta de control social. Es por ello que abundan reflexiones que relacionan la corrupción con el uso personal indebido de los recursos públicos del erario estatal. La corrupción ya no es una degradación de la sociedad en su conjunto, como con Platón; ni una desviación del principio de la búsqueda del bien común en una forma de gobierno, como en Aristóteles: es una conducta individual de agentes estatales. Al respecto, Francis Bacon (1561-1626) el político inglés, filósofo y uno de los promotores de la ciencia moderna, expresa en su ensayo “Sobre los altos cargos”:

La lentitud, la descortesía, la corrupción y la debilidad de carácter son los principales vicios o defectos de los hombres que desempeñan altos empleos (…) Con respecto a la corrupción diremos que, para evitarla, no hay que contentarse con atar vuestras propias manos y las de vuestros funcionarios y subalternos, sino que también es precisos sujetar la de los pretendientes, para impedir que hagan sus ofertas. La integridad podrá producir el primero de estos dos efectos, pero para obtener el segundo es preciso hacer alarde de esta misma virtud y dar a conocer el horror que os inspira toda venalidad: porque no es bastante con ser incorruptible, sino que es necesario ser conocido como tal

Francis Bacon. Ensayos sobre moral y política

Por su parte, John Locke, el padre del liberalismo clásico, integra una filosofía política dentro de la cual se entienden las actuaciones ilegales de un gobernante o funcionario estatal, obligado previamente a actuar dentro de un marco denominado Estado de derecho, como una forma de corrupción. Esto considerando que, para Locke, en una República “iguales normas gobiernan” y “no puede haber autoridad contra las leyes”. Estas precisiones conceptuales serán fundamentales para elaborar el constructo corrupción en la actualidad, ya que estaríamos hablando de algo más que “meter la mano en la lata” del erario (concepto de Bacon), y algo más que formas de gobierno desviadas de bien común (concepto aristotélico). Dice Locke, el sabio de Bristol:

Tiranía es el ejercicio de poder más allá del derecho, a lo que nadie tiene derecho: es hacer uso del poder que (un gobernante) tiene en su mano, no para el bien de los que bajo él se encontrasen, sino para su separada y particular ventaja; es cuando el gobernante, sea cual sea su título, no cumple la ley, sino su voluntad

John Locke. II Tratados sobre el gobierno civil

Posteriormente, el enciclopedista francés Montesquieu (1689-1755) retorna en parte al argumento aristotélico, que, si bien estaba comprendido en Bacon, no era necesariamente enfatizado, sin embargo, a diferencia del estagirita no hace énfasis en la forma de gobierno sino en el principio que rige aquella forma. Dice el sabio francés:

La corrupción de cada gobierno empieza casi siempre por la de sus principios (…) El principio de la democracia se corrompe, no solo cuando se pierde el sentido de la igualdad, sino cuando se adquiere el sentido de la igualdad extremada…

Montesquieu. Del Espíritu de las Leyes

Montesquieu sigue discurriendo sobre cómo se corrompe el pueblo en una democracia, retratando de manera cruda y descarnada lo que hoy conocemos como populismo y señalando los fatales de la demagogia:

El pueblo cae en esta desgracia, cuando aquellos en quienes confía tratan de corromperlo para ocultar de este modo su propia corrupción. Para que el pueblo no vea su ambición, no le hablan más que de su grandeza; para que no se dé cuenta de su avaricia, halagan sin cesar al pueblo. La corrupción aumentará en los corruptores, pero también en los que ya están corrompidos. El pueblo entonces se repartirá los fondos públicos…no habremos de asombrarnos de que los votos se den por dinero

Extraordinario, Montesquieu, adelanta una mirada sobre la futura democracia occidental y sus males, y además nos facilita herramientas conceptuales (las cuales subrayé convenientemente) que ahora usaremos para analizar los enfoques contemporáneos sobre el fenómeno de la corrupción.

Actualmente: ¿qué es la corrupción?

Ha sido mi objetivo mostrarle que el concepto “corrupción” posee un largo pasado y, sin embargo, su constructo, en ciencias políticas, una historia reciente, y por supuesto, su elaboración ha sido problemático ¿Por qué es problemático? A continuación, unas simples preguntas con precisiones para que entiendan mi punto:

  1. ¿Si un político roba es corrupción, pero un robo domiciliario es un acto de corrupción?
  2. ¿Es corrupción que una jefa de compras reciba dinero de una empresa privada para ser elegida como proveedora de la empresa donde trabaja dicha jefa?
  3. ¿Es corrupción que un policía de tránsito te extorsione? ¿Pero si un cuidacoches te extorsiona es corrupción también?
  4. ¿Un robo a mano armada es corrupción? ¿Es corrupción el compulsivo y sistemático despojo de nuestros impuestos?
  5. ¿Es corrupción la contratación del hijo de un político en la función pública? ¿Es corrupción que el dueño de una empresa contrate a su hijo en una función de dirección para la que no está preparado?
  6. El fraude entre particulares, ¿es corrupción?

Estas y otras preguntas nos muestran que el asunto es peliagudo. Sin embargo, aunque no responderé todas las preguntas pretendo delinear algunas teorías políticas y económicas sobre lo que es la corrupción.

Primeramente, en un robo que acontece en la calle existen dos agentes: el que roba y el robado. En la corrupción, sin embargo, siguiendo a Montesquieu, siempre hay tres partes:

  • El corruptor.
  • El corrompido.
  • El perjudicado.

Fíjese usted, amable lector/a, que eso nos da luz al respecto. Bajo ese análisis, no solo puede haber corrupción en el Estado, sino también en las empresas, y, sin embargo, no todo robo puede ser definido como corrupción. Esto es importante ya que nos gustaría avanzar hacia una teoría comprensiva de la corrupción, y esto lo haremos a través de autores institucionalistas. Es decir, siguiendo a Locke, nos aproximaremos al escurridizo constructo corrupción desde una perspectiva institucional.

Daron Acemoglu y James A. Robinson, en su libro, Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, explican que existen dos tipos de instituciones económicas y políticas:

  • Instituciones inclusivas: son reglas de juego en la sociedad que “posibilitan y fomentan la participación de la gran mayoría de las personas en actividades económicas” y políticas.
  • Instituciones extractivas: son reglas de juego “extractivas porque tiene como objetivo extraer rentas y riqueza de un subconjunto de la sociedad para beneficiar a un subconjunto distinto”.

Es así que Acemoglu y Robinson explican la corrupción como la consecuencia directa de un entramado de instituciones extractivas, que sirven para que un grupo parasitario de la sociedad viva a expensas de otro.

El premio Nobel de Economía 1993, Douglas North, nos socorre al compartirnos su conceptualización de las instituciones ¿Qué es una institución y qué tipo de instituciones existen? Para North, las instituciones son reglas de juego que ordenan las actuaciones humanas en convivencia y existen dos tipos de instituciones:

  • Las instituciones formales: son instituciones (reglas de conducta) generalmente escritas y que poseen un ente que vigila su cumplimiento y sanciona sus infractores. Ejemplo: El código penal, donde el Estado, vigila su cumplimiento y sanciona su incumplimiento.
  • Las instituciones informales: son instituciones (reglas de conducta) no escritas, que se transmiten por tradición o costumbre, y que no poseen entidades que vigilen su cumplimiento y penalicen sus violaciones. Ejemplo: la institución social de formar fila cuando uno llega a algún lugar; las normas de cortesía, etc.

Utilizando la terminología de Douglas North y entendiendo que el Estado y ciertas organizaciones, como ser empresas, poseen códigos de conducta sancionados y vigilados, se puede definir la corrupción como una estructura institucional paralela de carácter informal, es decir, es una institucionalidad paralela. El punto quedará claro con un ejemplo: si en la Municipalidad, existe una zona de caja, formal, reglamentada, donde se deben abonar las multas de tránsito, establecer al margen de esta una caja paralela, informal, clandestina, donde se paguen coimas para evitar las consecuencias de la infracción de tránsito, es una institucionalidad paralela.

Esta definición es útil porque también puede aplicarse a empresas. En las mismas existen códigos de conducta y ética aprobados, que son estrictamente vigilados por ciertos cargos. Es así que, si hubiere un grupo de empleados que, al margen de los reglamentos sancionados, realicen actuaciones en una estructura institucional paralela a la de la empresa, estos actos constituirían corrupción.

Naturalmente, dentro de los ámbitos del gobierno la corrupción es un abuso de poder público para fines estrictamente privados, siguiendo a Locke; sin embargo, la propuesta institucionalista de North, Acemoglu y Robinson es más amplia y enriquece nuestra comprensión del asunto porque nos ayuda a entender cómo el fenómeno de la corrupción opera en el ámbito privado y estatal, y además cómo este se extiende desde y hasta las empresas hacia el Estado, y viceversa.

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