La izquierda latinoamericana ha tenido duros reveses en la última década, en gran medida estos se han debido a la eclosión de una serie de intelectuales, escritores y polemistas que han elaborado, articulado y difundido toda una artillería de argumentos contra ella y sus acólitos. Hay toda una generación latinoamericana de apologistas del liberalismo clásico, el conservadurismo y el patriotismo que nos han enseñado a debatir contra los perversos y pobristas propagandistas de todas las izquierdas. El concepto de batalla cultural ha aglutinado a su alrededor a cientos de miles de jóvenes que ya no caen en la espiral de silencio descendente cuando son atacados por el wokismo y sus personeros, jóvenes que se han percatado que denominarse liberales, conservadores o patriotas ante la avanzada progresista no es vergüenza sino un verdadero orgullo.
A continuación, quiero compartir con ustedes quienes son, a mi juicio, los cuatro jinetes del apocalipsis de la izquierda latinoamericana. Lo hago desde la humildad, desde la trinchera que me toca como combatiente cultural, ante disolventes y destructivas ideologías que buscan destruir todo principio noble que genere adhesión social: la vida y la libertad, la familia, la propiedad y la tradición. Reconozco que hay una centena de destacados combatientes culturales de primera fila, sin embargo, para mí, estos son los cuatro más importantes:
El jinete del pasado
La izquierda basa su poder político debido a su gran labor revisionista del pasado, labor eminentemente falsaria dado que sus historiadores no son tales, sino que bien podrían ser novelistas por su capacidad para ficcionar el pasado. Es por ello que, para mí, “el padre de la nueva derecha latinoamericana” es Nicolás Márquez, debido a su incansable labor en desmentir el pasado relatado por los zurdos. Quien controla el pasado controla el presente y es así como el historiador, si definimos política como control, tiene una función política: describir los acontecimientos tal cual ocurrieron y no mistificarlos ad hoc en función de su ideología personal. Es por ello que el trabajo de Nicolás ha sido grandioso pues le ha disputado a la izquierda el relato del pasado latinoamericano que ellos armaron con propósitos de control político. Formidable polemista de una memoria de hierro, indagador incansable a lo largo de 15 libros que reconstruyen lo que la izquierda ha destruido: el relato de los hechos. Nicolás Márquez es sin duda el jinete del pasado.
El jinete del presente
“El mejor de nosotros”, suele decir Nicolás Márquez del gran Agustín Laje. Para mí, Laje es el jinete del presente. Es difícil no envidiarle a Agustín la formación personal que recibió de Nicolás, quien vio en aquel joven una extraordinaria capacidad filosófico-política, una agudeza mental incomparable y una disposición natural para la polémica. El Capitán Laje es sin dudas hoy la punta de lanza de la batalla cultural, concepto que ha investigado a fondo, confiriéndole una delimitación teórica y práctica que nos otorga tremenda ventaja en la lucha por las ideas correctas. Laje por momentos es un liberal clásico, por otros, un inteligente conservador secular, moviéndose muy cómodo entre las variantes ideológicas de sus lecturas, entre las que destacan a Sir Roger Scruton, Friedrich Hayek o Joseph de Maistre. Como sucede con Nicolás Márquez, Agustín Laje ha leído a gran parte de los autores de izquierda, entre los que destacan Gramsci, Ernesto Laclau o Chantal Mouffe. Gran parte de su fuerza intelectual proviene de que conoce mejor las ideas de los progresistas que los mismos progresistas, tanto que les gana en su propia cancha. Su versatilidad le ha permitido moverse críticamente desde la ideología de género a la batalla cultural, así como incursionar en estudios sociológicos con Generación idiota.
El jinete del futuro
En mi criterio, el trabajo de Nicolás Márquez y Agustín Laje se resignifica y adquiere una proyección insospechada dentro del marco establecido por las investigaciones del intelectual que yo considero el jinete del futuro: el profesor peruano Miklos Lukacs. Discípulo del filósofo conservador más importante del sigo XX, Sir Roger Scruton, Miklos llegó para impresionarnos con las implicancias del horizonte tecnológico en política. Sus estudios sobre conservadurismo y tecnologías convergentes (que fusionan sistemas digitales, físicos y biológicos) nos facilitan las herramientas para entender, a decir del mismo profesor Lukacs que “la batalla es cultural pero la guerra es antropológica”. Lo que se encuentra en disputa en un futuro muy próximo es el control de la naturaleza humana desde el poder político mediante la tecnología, lo cual es un hito sin precedentes en la historia de la humanidad. Las bases filosóficas de esta tradición filosófica denominada transhumanismo se encuentran por toda la historia, de manera dispersa en los deseos del ser humano de trascender sus imperfecciones y ser como la divinidad, nos dice Miklos, pero toman fuerza con la modernidad y adquieren relevancia política en esta posmodernidad que estamos padeciendo. Este distinguido profesor conservador nos enseña que las ideologías políticas que desembarcaron en la modernidad tienden a quedar obsoletas frente al transhumanismo y posthumanismo y argumenta que la única filosofía política que podrá hacer frente a estas últimas es un marco teórico político que él denomina bioconservadurismo. Su libro NeoEntes es un libro donde desenmascara las banderas del falso progreso que se izan en nombre de la tecnología y el futuro de la humanidad.
El cuarto jinete: el imprescindible
Nicolás Márquez, Agustín Laje y Miklos Lukacs, extraordinarios intelectuales, imbatibles polemistas y grandes escritores, tengo la suerte de considerarme (no sé si ellos lo saben) su amigo. He leído y estudiado sus libros, visto sus conferencias, asistido a muchas de ellas y a veces he tenido la suerte, de tener conversaciones privadas con ellos, pudiendo aprender de primera mano. Mis hijos han visto el contenido de los canales de YouTube de estos referentes de lo que quizás podría llamarse “La nueva derecha”, al menos provisionalmente. Ellos, sin saberlo, han sido distinguidos huéspedes en mi casa. Yo les estoy profundamente agradecido, Nico, Agustín y Miklos por todo su trabajo. Estoy seguro que ustedes han sacrificado mucho por entregárnoslo y no se imaginan lo valioso que es para nosotros en esta lucha por todo lo bueno, bello y virtuoso.
A estas alturas usted se preguntará, ¿quién es el cuarto jinete del apocalipsis de la izquierda latinoamericana?
La respuesta es sencilla, el cuarto jinete del apocalipsis de la izquierda es usted. Usted es imprescindible. Involúcrese. Entre a pelear con nosotros. El cuarto jinete es fundamental para librar esta batalla por la civilización, la familia y la libertad. La trompeta suena fuerte y clara ¿está listo para la batalla?