Por Walter Paredes Quintana
La República del Paraguay, quizás por vez primera; siente que un gobierno trabaja desde el día 1, los medios de comunicación como nunca (y de acuerdo a la línea de los dueños y sus pretensiones) presionan los 7 días de la semana y analizan de manera exhaustiva cada decisión tomada por el presidente Peña y los visibles de cada cartera ministerial.
Este 1 de noviembre fue catalogado como día clave para el «futuro» de la educación nacional, todo esto parte de la interminable discusión con respecto a la «ayuda» política-económica por parte de la Unión Europea para con el país.
Para un gran sector de la población la ley 6659 sobre el «Convenio de financiación entre la Unión Europea y la República del Paraguay para el programa de apoyo a la transformación del sistema educativo en Paraguay y sus anexos» suscrito en Bruselas y Asunción, es un Caballo de Troya, cuyo único objetivo es corromper y degenerar a nuestros niños, obligándolos a aceptar la «nueva normalidad global» que a ciencia cierta es imponer el libertinaje puro sin consecuencia y culpa alguna, dejando a merced de una minoría rabiada contra la heterosexualidad y la familia nuclear (sea ésta biparental o monoparental) el crear caos con el estado como único responsable del «cuidado del niño» dejando como meros espectadores a los padres en la toma de decisiones.
La sociedad paraguaya se hace eco con respecto a su malestar por semejante atropello a lo que considera primordial para sostener la paraguayidad, el gobierno actual siente tal presión (la cual es absolutamente aceptable y ejemplificadora) a pesar de ser una herencia del gobierno anterior (Mario Asno) y el retumbar de sus promesas electorales de no resquebrajar la base de nuestra sociedad, el respeto a nuestros niños y su futura educación.
Peña, de manera conjunta con quienes son los responsables de lidiar con este problema sientan postura con respecto a dudosos artículos y el fondo real de la ley y ofrece un cambio radical a la propuesta original del Convenio, condicionando a la U.E solo a aceptar o aceptar, asumiendo el riesgo de futuros quiebres diplomáticos , brillante por donde se lo mire, la adenda planteada por el gobierno es clara y contundente el convenio se llevará a cabo en función a lo que dispone nuestra Carta Magna más su interpretación gramatical y sistemática que sólo el gobierno paraguayo direccionara e intervendrá sobre el sistema educativo, a regañadientes la Unión Europea acepta y queda claro la tremenda victoria nacional la causa del respeto sobre los valores y costumbres.
Ahora bien, el sector ofendido, no contento y con el miedo a lo incierto, solicito la derogación, para ellos el simple cambio de nombre no basta. No produce un cambio real y el dinero ciega a congresistas hasta al propio presidente acusado de trabajar para el globalismo. Se desata una guerra civil innecesaria porque los motivos para ello simplemente son supuestos, no existe mayor control a este convenio que la propia Constitución Nacional, no existe mayor seguridad jurídica que la aceptación de la UE a lo estipulado por este gobierno, no existe mayor certeza que la reafirmación del MEC de velar, a través de un trabajo minucioso, por el cumplimiento de las propuestas entabladas por el gobierno actual.
La promesa sigue intacta y con seguridad siendo cumplida, pues lo documentos sustentan tal afirmación, es necesario que lo ocurrido este 1 de noviembre, bajo el gobierno de Peña que comprende el sentir nacional de proteger el bien que genera el impulso al desarrollo pleno en integro que es la familia y el futuro de los niños no están en peligro, debemos de comprender que nuestra identidad, nuestros valores y nuestras costumbres, no están en peligro.