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El éxito de una nación

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Por Graciela Park – Socia de PRODINAMIS

Las civilizaciones que han adoptado regímenes totalitarios han aprovechado el sentimiento nacionalista de la población para convencerla de ceder sus recursos, tierras, trabajo y tiempo, prometiendo erigir estructuras grandiosas que los elevarían por encima de los demás pueblos, en la Tierra. Este modelo de centralización del poder se ha basado en el intento pagano de resolver todos los problemas de la sociedad, pero su costo ha sido la pérdida de la libertad tanto territorial como individual.

El gobierno civil fue establecido con el propósito de preservar la imagen de Dios en la Tierra, es decir, el ser humano. Por lo tanto, el gobierno civil tiene jurisdicción en cuestiones fiscales, pero la vida del ser humano está bajo la jurisdicción exclusiva de Dios y no debe ser controlada por ningún otro individuo.

El gobierno civil no debe intervenir legislando en cuestiones de libre expresión, pensamiento, ni creencias religiosas. Esto se aplica igualmente al sistema educativo, los medios de comunicación y cualquier tipo de reunión o asamblea religiosa(1).

Una táctica común de los gobiernos civiles paganos es tomar el control de la educación, como se observó en la Rusia comunista. Su premisa fue despojar a los padres de su papel en la formación de la próxima generación, lo que les permitió ejercer un control mayor.

Entonces, ¿cuál fue la estrategia de Dios? Dios creó el matrimonio y la institución de la familia (como se describe en Génesis 1). Aunque estas palabras no se encuentran textualmente en ese pasaje, cuando Dios da el mandato de “multiplicar” y proporciona al varón una “ayuda idónea”, implica la necesidad de establecer un entorno seguro y estable para la crianza de la próxima generación. La iglesia primitiva comprendió que los niños son una poderosa herramienta para vencer la oscuridad y establecer el Reino de Dios, pero no existe un mandato que otorgue esta responsabilidad al Estado.

La responsabilidad educativa, tanto para hombres como para mujeres, siempre ha recaído en la familia. En caso de que la familia no pudiera cumplir con esta responsabilidad, se buscaban tutores que se ajustaran a los principios establecidos en la Palabra de Dios. La evolución histórica de este método educativo fascinante será abordada más adelante.

El fundamento de una nación exitosa reside en el hogar, donde se aprende y practica el autocontrol, la responsabilidad y la construcción del carácter. Cuando los corazones de los padres se vuelven hacia sus hijos y viceversa (como se menciona en Malaquías 4:6), se detiene la maldición.

Prepararse para el éxito implica que la nación se base en principios cristianos, amor por el país y en la enseñanza del autogobierno. También implica estar dispuesto a enfrentar la resistencia y escuchar voces que dicen que “esto no funciona aquí”. Sin embargo, hay familias dispuestas a unirse y organizarse para recuperar este modelo.

Independientemente del ámbito de influencia, involucrarse con excelencia profesional y personal permitirá ganarse la confianza del público. Empoderar a las personas para liberarlas de cualquier forma de esclavitud, apoyar a líderes emergentes y enseñarles la importancia de la rendición de cuentas y la fidelidad a los principios siempre ha producido reforma nacional y transformación, incluso en naciones no cristianas.

(1) James Madison-Constitución de los EEUU 1789

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