En la batalla cultural que subsiste en Occidente, coexisten, por lo menos, tres conceptos de libertad en disputa por ser la base de nuestras instituciones políticas y económicas.
El primer concepto de libertad es el de Thomas Hobbes, el cual es un concepto mecánico y materialista, derivado de la ley de la inercia de Galileo, la cual indica que “todo cuerpo continúa en su estado reposo o movimiento rectilíneo uniforme a menos que una fuerza externa actué sobre el objeto”. Hobbes lo explicaba así en su obra “El leviatán”:
Además, Hobbes agregaba:
El concepto de libertad de Hobbes es el que abraza en gran medida el socialismo, en el sentido que no deben existir impedimentos materiales para la consecución de los fines personales. La obsesión materialista de brindar a la población, a través del Estado, asignaciones materiales en función a sus necesidades, surge de este concepto de libertad: las personas no son libres si existen impedimentos externos o materiales que frustren sus deseos o voluntad.
En segundo lugar, para Jean Jacques Rousseau, la libertad es producto de un contrato social. Subterfugio retorico mediante, Rousseau, separa la libertad natural de la libertad civil, de la misma manera que separa la posesión, del derecho de propiedad. En su teoría política, nadie podrá ser libre a menos que “enajene su libertad natural a la voluntad general” representada en el Estado. Tampoco nadie será propietario a menos que el colectivo legitime la posesión:
La predominante tradición socialdemócrata usualmente se basa en esta noción contractualista de la libertad, argumentando que las personas son más libres a medida que tienen más derechos, y que tendrán más derechos si es que estos últimos se “fundan en el acto positivo” de estar escritos en una constitución. El caso chileno y su obsesión constituyente está basado en aquella idea.
El tercer concepto de libertad observado por John Locke consiste en reconocer que la libertad es una propiedad natural de los agentes humanos y para que esta se manifieste lo único necesario es que no exista coacción externa arbitraria por parte de terceros. Este es el concepto de libertad negativa de la tradición liberal clásica. Al respecto, Locke argumenta que:
Repasemos entonces las tres tradiciones de libertad en pugna en Occidente:
- La libertad como ausencia de oposición material, de Hobbes.
- La libertad como convención o contrato de Rousseau, y
- La libertad como ausencia de coacción externa, de John Locke y el liberalismo clásico.