“A todos les voy a prestar, a todos”, dijo en voz alta el jovencito Juan Ángel en la playa de Camboriu. Se trataba de un cochecito con motor tipo karting para andar sobre la arena. Cuando eso ya eran varias las familias paraguayas ocupando el norte de esa costa de 7 kilómetros y medio y nosotros, los paraguayitos, literalmente, en trajes de baño, cada uno esperando su turno para dar una vuelta en el autito. Comenzaba la portentosa década de los 70.
Tiempo después el muchacho ya andaba en una Mercedes Benz cupé, la sensación del momento, o en uno de cuatro puertas, pero “lleno de valles” como dijo un caro amigo mío de doble apellido aquí en capital.
Es que la “colonia” sirio-libanesa no la tuvo fácil de buenas a primeras para ser aceptos en la sociedad asuncena especialmente la de alcurnia. Tampoco los judíos, pero como estos son más discretos pasaron mayormente desapercibidos.
Debido a ello, Napout tenía cierto complejo por su ascendencia en ese tiempo, no obstante, estaba decidido a integrarse y vaya que lo logró, no solo se integró, se convirtió en un ciudadano destacado y con el tiempo venerado.
Decir Juan Ángel a partir de los 80 era como referirse a un príncipe heredero, tipo Franz Ferdinand, no había otro, había, pero al pepe, Juan Ángel Gómez, por ejemplo.
En esa alegre década ochentera el príncipe de las mil una y una noche transformó la discoteca Caracol en club con restorán incluido, la radio Primero de Marzo emitía señal desde 1976 y se volvió primera en los ratings ese mismo año, obviamente “Juan Ángel” fue el precoz protagonista de todo esto.
Alumno del Cristo Rey, si algo malo tiene viene de ahí seguro, no sé, pero es el semillero de los peores, en él se encuentra la levadura jesuita, demoniaca, fábrica de lobos disfrazados de ovejas como Mario Ferreiro, Arnaldo Samaniego, Carlos Martini y ustedes sabrán más que yo. Progres todos, hijos del diablo.
Juan Ángel, como director de radio, llevó su credencial a USA y logró, mal que le pesé a cualquiera, una entrevista al candidato que luego sería el presidente más amado de la historia de los Estados Unidos: Ronald Reagan. ¡Fabuloso!
Claro, convengamos que el padre, don Miguel Ángel, hizo generoso aporte para la campaña del republicano. ¡Qué audacia caramba!
Otro detalle, la nota fue en inglés, obvio microbio, idioma que dominan todos los periodistas paraguayos. En verdad, ni el castellano hablan bien.
Sin duda, localmente, el casamiento de Humberto Dominguez Dibb con Graciela Stroessner posibilitó que la “turcada” comience a ser respetada en capital y alrededores, bien por ellos. Penosamente, el peor de todos llegó incluso a ser presidente de la República y también es el peor de todos como tal.
Las canas me dicen que existen dos profesiones que te pueden hacer rico más que cualquier otra, ingeniería y contaduría.
Napout nació rico, aunque se las ingenió para aumentar su riqueza. Tuvo algunas ásperas diferencias con el padre, pero, ¿qué hijo primogénito no las tiene y más aún cuando hay importantes intereses en juego?
Sin duda la profesión que escogió consolidó su “know how” para seguir acaudalado y darle también a su nombre mucho peso en la sociedad asuncena. Llevaba la batuta en Contables y durante los juegos universitarios Stroessner levantaba el edicto por casi un mes, interregno en el cual Juan Angel era el virrey. Paralelamente, no sé los detalles, pero estoy seguro que fue el principal sponsor de la espectaular carrera del tenista compatriota Victor Manuel Pecci.
En el futbol no voy a entrar porque sería redundar, supongo que la mayoría sabe su trayectoria en el deporte rey.
Donde sí quiero entrar es en un ring para desafiar a todos aquellos de lengua larga y ligera además de venenosa, quienes por sobre todo, como que de siempre, no saben lo que dicen.
“Uno es el que acusa a los elegidos de Dios” escrito está y se refiere al mismo Diablo.
En este caso, ¿quiénes son los que acusaron a Juan Angel Napout de sus supuestos delitos si no los mayores criminales del planeta?
Además, que explique cualquiera de lengua ligera de que se le acusa y porqué. ¿Qué dinero público se robó para tildarlo de corrupto como lo hacen tan frescamente los de lengua larga?
No saben ni entienden un carajo cuando que ya deberían estar curados de espanto a causa del desgraciado y repugnante papel de “mi esposo y yo” como así el de Peter Romero contra el general Oviedo años atrás. Ambos nombres, no puedo decir hombres, enviados por los hombres más corruptos y degenerados de la historia estadounidense; Bill Clinton y Joe Biden, con el objetivo criminal de interferir en nuestros asuntos a como dé lugar y acusar a nuestros líderes políticos de cualquier cosa.
Ignorantes supinos, envidiosos, mal hablados, son la cizaña paraguaya. Hasta aquí con ustedes porque tampoco voy a echar mis perlas a los cerdos.
La anécdota del comienzo fue para resaltar que este hombre es de buen corazón, rico desde la cuna, pero bien formado e instruido, audaz, con una energía y capacidad para trabajar y administrar varios asuntos a la vez, virtud que solo vi en el finado Lino Oviedo. Irónicamente no simpatizaba con él.
Además, como si fuera poco, amigo del glamour del cual se enamoró gracias a muchos viajes al exterior desde joven en los cuales hizo buen uso del dinero conociendo los mejores lugares a los cuales iba la mejor gente o la más glamorosa en este caso. El Caracol Club fue el receptáculo ideal donde vertió toda esa experiencia en las diversas fiestas que ideaba y artistas de renombre que contrataba para allí actuar. Sin duda, la radio, en especial la FM, era el canal por el cual publicitaba los distintos eventos.
Finalmente, Juan Angel Napout siempre brilló gracias a un carisma notable sumado a su bonhomía que lo hizo muy popular y apreciado. Extrovertido y abierto el hombre, no negó ni escondió su condición, pero nunca tuvo aires de grandeza por su riqueza. A todos les profería buen trato, siempre atento y sonriente.
Bienvenido Juan Ángel a la ciudad donde naciste y a cuya sociedad mucho bien hiciste.
Feliz TBT
Hay que reconocer, que de vez en cuando, usted es grato con algunos de los muchos que le dieron de comer en los medios, entre ellos el Lic. Juan Ángel Napout, que lo conocí de joven, como vecino suyo y alumno del colegio Cristo Rey, aunque nunca fui amigo suyo.
En ese colegio de jesuitas, que se empeña usted en denostar, en cuanta oportunidad le dan, se formaron y recibieron jóvenes que marcaron y marcan su presencia en la vida política, económica y cultural de este país, a diferencia suya señor Melamed, ex alumno del tan mentado Saint George’s, colegio de anglicanos, que ha «devuelto» por no decir vomitado a este país, a un farandulero, sin título ni oficio llamado Raúl Melamed, que medró por años en los medios, y del cual finalmente todos se cansaron, que hoy se debe auto gestionar para tratar de seguir en «cartel» y no morir en el olvido, sea mediante soporíferas emisiones en facebook los martes, jueves y sábados, mientras se empeda con whiskys cada vez más baratos, o escribiendo artículos chabacanos (que muy pocos leen) como los que escribe para el presente sitio.
Me remito a Lucas 6, 37-42: ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?, cómo expresa la biblia que usted tanto menciona, antes de criticar a un colectivo que nunca se ocupa de su persona.
Qué le vaya bien.