lunes, 23 diciembre, 2024

La entrega del Chaco no es un mito nacionalista

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Uno puede buscarle todo tipo de excusas al tema, lo cierto es que tras la trabajosa victoria militar de Paraguay contra Bolivia en la Guerra del Chaco (desde Pitiantuta hasta Charagua, según diría el General José Félix Estigarribia), el 12 de junio de 1935 se llegó al armisticio que puso fin al enfrentamiento bélico.

En la República del Paraguay se conmemora como feriado nacional a dos días relacionados con la Guerra del Chaco: el 29 de septiembre (de 1932) cuando «a pecho gentil» nuestros guerreros derramaron su sangre para recuperar el Fortín Boquerón, en una victoria pírrica que, afortunadamente, fue la única de esa índole. Y luego tenemos al 12 de junio (de 1935), fecha de la «Paz del Chaco», pero curiosamente no se festeja «La Victoria» sino «La Paz».

La Paz… Del Chaco. ¿La Capital de Bolivia es del Chaco? Cuestiones lingüísticas. En fin.

El tema es que poca gente sabe de los tejemanejes que ocurrieron desde el 12 de junio de 1935 hasta finales del año 1938, cuando se realizaron las negociaciones definitivas para zanjar los asuntos de límites en el Chaco. Y tampoco les interesa saber… Todos quieren su versión «café con leche» de los hechos. Todos piensan que el asunto se limita a «liberales versus los demás» en el asunto de la defensa del Chaco Boreal.

Ignoremos completamente las históricas reivindicaciones paraguayas que afirmaban que todo el Chaco Boreal era de Asunción. No las tengamos en cuenta, pues eso haría más ruda y cruda a la realidad histórica: «vos dijiste que todo te pertenecía, pero te quedaste sólo con dos tercios de lo que afirmabas». ¿Entonces alguien te escamoteó lo que, aseverabas, era tuyo, no?

Igual, repito, no es un asunto de examinar los antiguos títulos de la época española. Es sólo ver en donde se encontraba la LÍNEA DE HITOS el 12 de junio de 1932, y donde pasó a ubicarse la misma tras el arbitraje «ex aequo et bono» dictaminado el 10 de octubre de 1938.

Dejemos que lo explique un liberal recalcitrante como F. Arturo Bordón en su libro «Las Verdades del Barquero», páginas 204 – 205:

«El Tratado de Paz del Chaco suscrito en Buenos Aires no satisfizo la aspiración nacional. Factores históricos, circunstanciales e internacionales impidieron que la ciclópea lucha y las glorias que cubrieron a nuestro ejército en los cañadones chaqueños, no fuesen coronadas con las pretensiones territoriales soñadas por nuestro patriotismo (…) Es de hacer constar que cuando terminó la guerra con Bolivia, el ejército paraguayo ocupaba un área de 264.150 kilómetros cuadrados. Por el Tratado de Paz se adjudicó al Paraguay, definitivamente, 232.650 km² que representan el 88,7% del área de ocupación, y sólo se sometió a arbitraje 31.500 km², o sea, el 11,3% de la ocupación».

Lo que significa en resumidas cuentas, quitando toda cháchara y todo retruécano al asunto, que se entregaron 31.500 km² de territorio paraguayo, conquistado por nuestras armas, a Bolivia. Ese territorio es de una extensión superior al actual Reino de Bélgica, o casi el 33% más de lo que actualmente tiene el Estado de Israel… Hacemos esas comparaciones para que no se piense que fue «poca cosa».

Resumen y referencias del Tratado de Paz Amistad y Limites del 21 de Julio de 1938

¿Cómo ocurrió esa entrega? Sería muy extenso detallarlo, pero fue durante el Gobierno Liberal de Félix Paiva. En el año 1938, a pesar de las advertencias de verdaderos patriotas como el «Canciller de Hierro» Don Geronimo Zubizarreta (quien terminaría renunciando a su propio Partido Liberal en 1938 como protesta, aunque nunca le aceptaron su resignación), uno de nuestros más afamados historiadores, Don Efrain Cardozo, autorizado por el Gobierno Paraguayo, en reuniones secretas con el diplomático boliviano Don Enrique Finot, firmó un «Tratado Secreto» en Buenos Aires, en julio de 1938, por medio del cual Paraguay cedía los 31.500 km² de territorio en el pretendido «arbitraje ex aequo et bono» a Bolivia. Detallar esto es sumamente extenso, pero para que nadie piense que esto es un «mito nacionalista», pueden leer el libro escrito por el estadounidense Leslie Rout Jr., que utiliza documentos del Departamento de Estado de EEUU (donde se preservaron todos los archivos de las negociaciones por el Chaco Boreal, por los obvios intereses yanquis en la región petrolífera) en su libro llamado «Politics of the Chaco Peace Conference, 1935 – 1939», publicado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas en Austin.

¡Seguramente que los «nacionalistas» estuvieron detrás de ese libro del estadounidense Leslie B. Rout Jr., que utiliza documentos oficiales de EEUU!

Quizás hubo varias razones imponderables para que se llegue a dicho punto. No lo niego. Pero decir que «no se entregó territorio» es mentir. Y todavía se miente más grande cuando se acusa a los «nacionalistas» de decir simplemente eso que está perfectamente documentado y demostrado por las evidencias.

Pero bueno, este artículo no pretende ser muy extenso, así que dejaremos como cuasi-colofón al presunto «Presidente de la Victoria» (más bien, debería ser «Presidente de la Paz»), me refiero al ferviente admirador de Domingo Faustino Sarmiento, Don Eusebio Ayala. ¿Qué dijo este ilustre caballero? Pueden leerlo en su propio libro «Patria y Libertad», publicado en el año 1988 por Editorial Schauman de Asunción, en las páginas 391 – 392. Afirma Eusebio Ayala:

«Si una fracción del Chaco continúa en poder del Paraguay (…) es por obra de la diplomacia brasileña, que supo maniobrar de modo que el Chaco Boreal no fuese transferido a la República Argentina, sino sometido en su parte principal al arbitraje del Presidente de EEUU (Rutherford Hayes), que falló en favor del Paraguay. Esta misma región fue ulteriormente reclamada por Bolivia, cuyas ambiciones de convertirse en ribereña del río Paraguay fueron en su tiempo fomentadas por la Argentina y el Brasil. Después de tres años de luchas, el ejército paraguayo recuperó una gran parte de las usurpaciones, pero, por una inexplicable generosidad, SE DEVOLVIÓ POR MEDIO DE UN TRATADO DE LÍMITES UNA IMPORTANTE ZONA DE LAS TIERRAS RECONQUISTADAS».

¡Lapidario! Los paréntesis y las negritas con mayúscula son mías, no del supuesto «Presidente de la Victoria» Don Eusebio Ayala. Pero esas palabras son textuales, las escribió él y nadie más que él.

La «inexplicable generosidad» hoy está ampliamente explicada. Don Efrain Cardozo, sin embargo, se llevó a la tumba algunos detalles… ¡Lástima que su compromiso de partido político pudo más que su honor como historiador!

Estados Unidos (a través de la Standard Oil de Rockefeller) tenía sus negocios en Bolivia y quería que este país se quede con la parte usurpada al Paraguay en la LÍNEA DE HITOS. Y nuestros gobernantes nada pudieron (o nada quisieron, tal vez hasta lo favorecieron a cambio de protección política) hacer al respecto. Accedieron a firmar el acuerdo a pesar de las resistencias puestas por Don Gerónimo Zubizarreta, los «febreristas» y los patriotas en el país. Y así se entregaron, porque no hay otra palabra para utilizarse, unos 31.500 km² (que en realidad fue mucho más) de territorio a Bolivia.

Eso. Feliz día de «La Paz» del Chaco. Loor y gloria a nuestros soldados vencedores, escamoteados por la cobardía y pusilanimidad de nuestros políticos.

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