“¿Que tenemos señor Franklin?”
“Una república, si sabemos conservarla”
Escueto dialogo, pero muy significativo y no corrupto entre una transeúnte de la ciudad de Filadelfia y el prócer Benjamín Franklin cuyo rostro aún se imprime en el billete de 100$.
Se dio cuando este salió de la Convención que aprobó la Constitución de Estados Unidos en 1788 y fue abordado por la ciudadana.
¿La supieron conservar? Por un buen tiempo, hasta principios del siglo XX, entonces empezó a decaer para luego desparecer y transformarse en un imperio maléfico que ha contaminado al mundo con su doble discurso e hipocresía.
Mucho tiempo antes, Roma tampoco pudo conservar su república por siempre y se convirtió en Imperio. Conquistaba, pero no engañaba, iba de frente, si de algo sirve este comentario.
Aquél, sin embargo, lo hace de forma encubierta, engañosa, por cierto, predica una cosa y hace lo contrario.
¿Que tenemos nosotros? Nominalmente una república, pero en la práctica es cualquier cosa.
Supongamos que tenemos una, o lo que queda de ella, agonizante, entonces es el tiempo justo para salvarla y luego fortalecerla. ¿Como?
En primer lugar, hacer respetar nuestras leyes vigentes como la del marchódromo por ejemplo, totalmente ignorada por los delincuentes, lo cual es lógico, y el gobierno de turno anti paraguayo y anti republicano, lo cual, no es lógico. La norma, claramente establece el itinerario y los horarios para respetar derechos de terceros y no violar la Constitución Nacional.
También los códigos que forman parte del derecho positivo nacional como el electoral, el cual, establece todas las pautas a seguir por los miembros del TSJE.
El estridente y permanente cacareo de los perdedores demuestra que no son aptos para convivir dentro de un marco democrático que exige aceptar la decisión de la mayoría o la candidatura que tiene mayor cantidad de votos. No tiene nada que ver que sean más los que no votaron por la propuesta ganadora, es como decir que Libertad no sería un campeón legítimo por que la hinchada de Guaraní sumada a la de Luque son mayoría. Este es el tipo de estupidez que se repite con frecuencia por gente que quiere disfrazar su terrible pichadura con cualquier delirio.
Otro, responsabilizar al presidente electo que existe una dictadura en ciernes porque Payo Cubas y sus angelitos están presos, con esto demuestran lo imbéciles y mal intencionados que son, demasiado pichados ya. Otros dicen que es mala estrategia hacer cumplir la ley, o sea, detener a los responsables de los delitos claramente tipificados porque se echa gasolina al fuego, es decir, proponen que no se cumpla la ley, piedra angular de cualquier convivencia civilizada, no saben lo que dicen y probablemente tampoco lo que hacen.
Lo jocoso de este asunto delirante es que muchos de los que acusan rabiosamente que hubo fraude han sido supuestamente electos para ocupar curules en el chiquero y si realmente vemos quienes son, nuevamente, da para sospechar que si lo hubo y a gran escala. Pero se echan el hacha al pie.
El tema es que desde que se fue Stroessner, ser presidente del Paraguay es caer en una trampa. Si bien le adorna el título de jefe de Estado, está cercado por gente que nunca fue electa libre y directamente como él y sin embargo puede hacer el rekutu en forma permanente. ¡Estúpidos! Esto es una burla al método democrático, es que no entienden nada. Solo a partir de esta vez se abrieron las listas, pero en fondo la situación sigue siendo similar.
El César tenía su guardia pretoriana, Sadam Hussein su guardia republicana, los presidentes del Perú y Uruguay la suya, Alfredo Stroessner, el mejor gobernante de nuestra historia, tenía el Regimiento Escolta Presidencial como debe ser y Santiago Peña debería tener una. Mientras tanto, nuestra agónica República está en peligro ante las amenazas circundantes que la acechan. Una triple alianza conformada por el gringo Payo, su compatriota “mi esposo y yo” y el repugnante turco traidor no cesan de conspirar, ya lanzaron el plan B.
Entonces, propongo, a los ciudadanos republicanos, auto convocarnos y formar una guardia en salvaguarda de la república hasta que jure el nuevo presidente electo del Paraguay. La Constitución nos ampara y nos obliga a mantener su vigencia.
No quiero seamos muchos para no tener que repartir la gloria entre tantos por si tenemos éxito, como se lee en el discurso del día de San Crispín en la obra “Enrique V” de Shakespeare.
Dos meses de tole-tole para aplastar a los sublevados y así el 15 de agosto, en ciudad capital, colorida y engalanada por los lapachos, jure el nuevo presidente y el que quiere ser cadáver para aguar la fiesta otra vez, que se pegue un tiro bien lejos de Asunción mientras nosotros conservamos la República del Paraguay.
Feliz día de la bandera y de la patria.